La amenaza de Diosdado Cabello a los venezolanos no es ninguna novedad. Eso de usar la poca comida que existe en Venezuela para chantajear es una muestra de botón de lo que son capaces de seguir haciendo esa camada de asaltantes que manejan las maltrechas instituciones públicas del país. Ocurre que a veces echamos al olvido los desafueros de ese grupo que llegó al poder a base de manipulaciones y exclusiones, de allí que es hora de volver a recordar la manera como montaron la Constituyente de 1999, apelando a un Kino electoral que les permitió copar más de 90% de las butacas y redactar un proyecto de Constitución acorde a los caprichos de Chávez.
Luego pusieron en marcha el Plan Bolívar 2000, manejado por militares, excluyendo a los alcaldes y gobernadores que no se rindieron a los pies de Chávez. Eso fue un vendaval de corruptelas que dejaron impunes porque para ellos todo lo que se hace en revolución está más que justificado. El paso siguiente fue crear los violentos Círculos Bolivarianos que a modo de CDR cubanos acosaban a los vecinos en barrios y urbanizaciones que no le rieran las gracias al líder galáctico. La historia de los descendientes de ese primer cuadro represivo es más que conocida. Los colectivos fue un derivado de ese instrumento al servicio del sectarismo que a su vez trastocó en grupos paramilitares que aunados con las megabandas, siguen estremeciendo la paz de un país sumido en la violencia. Y todo gracias a esos dislates que le dan licencia a Diosdado Cabello a decirle a los venezolanos que “si no votan no comen”.
¡Es el propio apartheid político! Un crimen de lesa humanidad que se mezcla con las ejecuciones extrajudiciales perpetradas por la corporación criminal que encabezan Maduro y su carnal Diosdado. Es la expansión de los estribillos chavistas calificando de escuálidos o de apátridas a todo aquel venezolano que no se arrodille ante su deidad. Es la discriminación más aberrante que uno se pudiera imaginar que suceda en pleno siglo XXI.
Pero ¿de qué nos podemos extrañar? ¿Acaso nos olvidamos de la obligación de sacar el carnet de la patria, si aspiras a recibir un beneficio que le correspondería a cada venezolano de pleno derecho? Pues no lo olvidemos. Eso ocurre en regímenes en los que el socialismo es eso, exclusión, sectarismo, extorsión; en los que opinar es un delito y en los que te amenazan ¡hasta con quitarte la vida! si protestas contra esos dictadores.