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El alzhéimer del chavismo-madurismo

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La confusión mental, irritabilidad, agresión, cambios de humor, trastornos de lenguaje, pérdida de la memoria y una predisposición a aislarse, son algunos de los síntomas que la ciencia médica ha dado en denominar alzhéimer, enfermedad que se manifiesta con un  deterioro cognitivo y trastornos conductuales.

Y todos estos síntomas los presenta el cuerpo del llamado chavismo-madurismo, y así lo hemos venido observando desde hace 20 años. De acuerdo con especialistas médicos, el promedio general de vida para quienes la padecen después del diagnóstico es de 14 años, lo que nos permite comprender la razón por la cual hemos sido víctimas de todos los desmanes, tropelías, abusos, escándalos y un sinfín de atrocidades cometidas por Nicolás Maduro y quienes detentan el poder, cuya gravedad comienza a deteriorarse día a día, sin la menor esperanza de una franca recuperación, lo cual  genera su lenta agonía.

El alzhéimer que afectó al chavismo-madurismo, hizo posible que olvidaran los capítulos más grandes que recoge la historia, como el derribamiento del muro de Berlín en la medianoche del 9 de noviembre de 1989, cuyo suceso no ocurrió espontáneamente; por el contrario, tiene sus antecedentes en innumerables hechos de la vida cotidiana alemana, así como de la política internacional y las constantes demandas de cambios democráticos a los que el gobierno ya no podía prestar oídos sordos, como las manifestaciones masivas y pacíficas en ciudades como Berlín del Este, Leipzig, Dresden y Halle, en las que miles de alemanes alzaron su voz para exigir la dimisión de todo el gabinete y la celebración de elecciones libres y reformas, entre otras.

El alzhéimer que padecen estos dizque socialistas les hizo olvidar que el fin de la Unión Soviética ocurrió como consecuencia del proceso de reformas iniciado en 1985, que precipitó una dinámica y terminó llevándose por delante la propia existencia del Estado fundado por Lenin, y que en medio de una profunda crisis económica, con una población gracias a la Glasnost (transparencia), cada vez más consciente de la realidad que había caracterizado la existencia de la llamada URSS, el nacionalismo actuó como factor incontenible de disgregación del Estado soviético.

El alzhéimer de los chavistas les hizo olvidar que existen varios tipos de socialismo, desde el utópico, pasando por el socialismo marxista hasta llegar a su primo hermano, el nacionalsocialismo nazi-alemán, cuyas tendencias son comunes aun cuando sus integrantes pasaron tanto tiempo tratando de diferenciarse entre si. Pero si hay algo fundamental que los identifica, no es otra cosa que la desconfianza o desprecio por la autonomía del individuo y la insistencia en politizar y planificar centralmente las actividades de una sociedad, lo que debe ser entendido por socialismo o socialización.

El alzhéimer de los chavistas también les hizo olvidar que el ser humano es dueño de su propio cuerpo y por añadidura que “somos dueños de nuestra propia vida, ya que nuestra supervivencia como seres humanos es inseparable de nuestras necesidades materiales y que nuestros derechos terminan donde empiezan los de otros. Principios que la historia confirma y que son evidentes en la actualidad, consagrados en forma de gobierno competitivos y limitado por una Constitución, que asegura la convivencia social pacífica y la prosperidad relativa a los avances del tiempo. Y nada de esto es posible si existe una planificación central de la economía y otras áreas de la vida social de una nación. En otras palabras, el socialismo es, por definición, un modelo que actúa por encima de los derechos inalienables de los individuos, lo que equivale indudablemente a una violación de los mismos. Olvidan que la cooperación social voluntaria y beneficiosa no requiere de la imposición política de una mayoría, un dictador o un partido único.

El alzhéimer de los chavistas no les permite recordar que el socialismo es lo contrario a la comunidad en su concepto pacífico y voluntario, por cuanto la imposición de un gobierno es la señal del fracaso de quienes no lograron liderar voluntariamente un tema o proyecto social. Olvidan sencillamente que la persona es un ser humano y politizar esas nobles intenciones provoca el efecto contrario: autoritarismo y subdesarollo, razones por las cuales el socialismo fracasa. Venezuela está pagando las consecuencias de lo anteriormente indicado.

El alzhéimer de los chavistas no les permite recordar por ejemplo que el libro escrito por Jean-Jacques Rousseaun El contrato social, ensayo sobre filosofía política, se refiere particularmente a la libertad e igualdad de los hombres. Se dice que esta obra incitó a realizar la Revolución francesa por sus ideas políticas, que permitió crear las leyes, con el fin de acordar un entendimiento y salvar las diferencias de los seres humanos, para vivir en prosperidad y convivencia pacífica, lo cual no es posible cuando un Estado controla la economía y otras áreas, y ello evidencia la violación de los derechos inalienables de los seres humanos, tal como ocurre en nuestro país con el socialismo, marxista y mal llamado bolivariano, que mantiene postrada a la nación en el estado más deplorable de su economía, inseguridad, devaluación de la moneda, corrupción y narcotráfico. Algo que ha llevado a Venezuela a un estado miserable jamás imaginado, todo lo cual obligó a casi 5 millones de venezolanos a emigrar hacia otras latitudes.

El alzhéimer que padecen los chavistas les hizo olvidar que Thomas Schelling, premio Nobel 2005, refiere que los motivos del fracaso constante y permanente de la intromisión de un gobierno en materia económica, lejos de superar la crisis la agrava, por cuanto burocratiza los recursos que deberían ser orientados a otras necesidades más vitales para el desarrollo económico y el del bienestar común de los individuos, destruyendo las necesidades reales, principalmente por falta de incentivo individual. Olvidan que crear y acumular riqueza es lo que necesita una economía, así como tener ciudadanos que prosperen, que incrementen sus recursos y ayuden a facilitar a otros los medios para generar ingresos, todo lo cual derrota cualquier intención del socialismo, sea este del siglo XX o del siglo XXI.

Por último, estos seudorrevolucionarios chavistas olvidan que el socialismo no funciona porque es incompatible con los principios fundamentales de la conducta humana. Su fracaso en todo el mundo obedece a una razón esencial, y es que el socialismo ignora los incentivos. De allí los evidentes fracasos en Cuba, Europa del Este, Nicaragua y otros.

Concluyo con una necesaria reflexión sobre el tema: ¿Por qué los haitianos exponen sus vidas para viajar por el inmenso océano Atlántico, casi 500 millas hasta el llamado “imperio capitalista”, cuando se encuentran solo a 50 millas del “paraíso del socialismo cubano”?

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@_toquedediana

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