OPINIÓN

El álbum de poemas de Carmen C. Acuña (Cedeño, estado Sucre, 1940)

por Horacio Biord Castillo Horacio Biord Castillo

Los álbumes de señoritas donde quedaban registrados poemas, pensamientos y otras anotaciones fueron muy comunes antaño. Por amabilidad de mi querida amiga y colega Erika Díaz Siohl ha llegado a mis manos un cuaderno identificado como «Álbum poético de la señorita Carmen C. Acuña», fechado en Cedeño en marzo de 1940. Este cuaderno, que estaba en manos de su difunto esposo Enrique Bollecker, se trata de un cuaderno o libro de actas, foliado y empastado, elaborado por Tipografía La Nación, de 400 páginas, algunas de las cuales se han perdido.

En la primera página se lee «Album poético / de la / Señorita / Carmen / C. / Acuña.- / Cedeño: marzo de 1940». La segunda página vuelta está en blanco y de allí, lamentablemente, se salta a la página 39, por lo que faltan desde la página 3 hasta la 38, donde posiblemente estuvieron los registros iniciales. La página 39 contiene el texto de Luis B. Vargas «Crítica al soneto titulado «El Enigma» de José Rogerio García», que debió haberse asentado en páginas precedentes. Tal vez se trataba del escritor español José Rogerio-Sánchez García (1876-1949). Luis B. Vargas debía ser en ese momento el novio de Carmen C. Acuña, la dueña del álbum.

Escritos con hermosa letra, se van sucediendo los textos y poemas. El texto de Luis B. Vargas está fechado en Cedeño el 14 de junio de 1940. Por varios indicios, debe tratarse de Cedeño de los Negros, una población cercana a Cariaco, en el estado Sucre. La familia Acuña a la que pertenece la propietaria del cuaderno debe ser un tronco familiar del Oriente del país. De hecho, al llegar el cuaderno a mis manos, consulté con mis primas Andreína Rivero Biord, Ivonne Biord Acuña y George y Peggy Walker Acuña, quienes coincidieron en su desconocimiento de Carmen C. Acuña y en afirmar que su tronco familiar Acuña provenía principalmente de Guatire, en el estado Miranda, pero que tenían noticia de otros Acuña del estado Sucre.

Un texto interesante en medio de los poemas es el del pensador suizo Enrique Federico Amiel titulado precisamente «Pensamiento», colocado al final de la página 40, y que dice «El triunfo femenino consiste en sorprender a la inteligencia viril, que presume de ser luminosa, en flagrante delito de obscuridad. Y cuando las mujeres inspiran amor, tienen precisamente el júbilo orgulloso de este triunfo. Confieso que tal vanidad es fundada. Sin embargo, el amor profundo me parece una luz y una calma, una religión y una revelación, que desprecia a su vez todas esas victorias inferiores de la vanidad. Las grandes almas solo quieren lo grande. Todos los artificios parecen vergonzosamente pueriles a quien flota en el infinito».

Se incluyen poemas de diversos poetas de lengua española y de otros idiomas, entre ellos Rubén Darío, Lope de Vega, el mexicano prematuramente desaparecido Manuel Acuña, el cumanés Cruz Salmerón Acosta así como poemas inspirados en su trágica vida segada por la lepra, y una quizá infaltable por romántica carta de Simón Bolívar a Fanny Du Villars. Otros poemas, además de los referidos a Salmerón Acosta, evidencian la vinculación de la propietaria con el estado Sucre. Por ejemplo, los titulados «Sucre en Berruecos”, en la página 42, de J. M. Rondón Sotillo y «El Gran Mariscal de Ayacucho», en la página 43, de Pedro María Patrizzi.

Las páginas comprendidas entre la 53 a la 59 faltan, como asimismo están en blanco las páginas 78, 79 y 80 y se retoman los poemas en la página 81. En la página 143 hay algunos recuerdos, entre ellos el de alguien de apellido Gil que el 14 de febrero de 1943 señala que «es mi mejor honor augurar al matrimonio Vargas-Cedeño [sic], que hoy se inicia, una eterna felicidad». Se debe tratar de un error, pues en realidad se refería al matrimonio Vargas-Acuña: entre Luis B. Vargas y Carmen C. Acuña. La confusión pudo originarse por el nombre del lugar (Cedeño) y la grafía del apellido de la novia (Acuña), que usan ambos el grafema o letra eñe {ñ}.

En la página 145 están las siguientes notas de ternura y recuerdo familiar, probablemente hechas por Carmen C. al nacer sus hijos: «Nació Luis Segundo en Cumaná, calle Rojas, número [en blanco], el 14 de agosto de 1944, día domingo, a las 10 a.m.» y «Nació Isaac Vargas Acuña en Cumaná, Barrio Obrero, número [en blanco], el 10 de enero de 1946, día [en blanco], a las 10:30 p.m.». Estas anotaciones confirman el hecho de que Carmen C. Acuña era la esposa de Luis B. Vargas y que ella abrió el álbum de poemas tres años antes de casarse.

La página 146 está en blanco y continúa en la 147 con un poema de Rufino Blanco Fombona titulado «La vida» que se extiende hasta la página 149. La página 150 está en blanco y en la 151 hay varios autógrafos de los representantes ante la Primera Asamblea Regional Venezolana de la E. M. E. de la G. U. (siglas por resolver), inaugurada en Caracas el 20 de septiembre de 1948, todavía bajo la presidencia de Rómulo Gallegos. Entre otros firmantes, están José R. Mendoza, Luis B. Vargas que debe ser el esposo de Carmen C. Acuña, Carrasco, Vicente Rodríguez, Justino Acuña G., Juan E. Aparicio, Pedro Mora, Alí Marruffo, Manuel Pachero, N. Leal C., Ana Hernández, Altamira de Núñez, Ron Méndez, Cristóbal S. Jiménez, Carlos A. Izquierdo, edro Borrego y R. A. Cedeño Zorrilla, cuyo seguimiento biográfico permitirá arrojar luces sobre el evento referido. Luego hay un texto de Juan E. Aparicio titulado «Flor de ley”, dedicado “a mis hermanos, los esposos Vargas Acuña». Se cierra el álbum con el poema «La culpa», de José A. Buesa, que concluye en la página 156. Luego hay hojas todas en blancos y en algunas se escribieron pequeñas frases o palabras (incluidos unos aparentes ejercicios de vocabulario en inglés) y se hicieron dibujos de ángulos. Pero en esa página concluye realmente el álbum. Ojalá pudiéramos encontrar a los descendientes de Carmen C. Acuña de Vargas y Luis B. Vargas, a sus hijos Luis Segundo e Isaac o a sus descendientes.

Este álbum, en su sencillez y anodina apariencia, reviste un gran valor. Da cuenta de los gustos literarios y de las costumbres sencillas y provincianas, de las lecturas y conexiones literarias de una región venezolana en la época ya contemporánea al inicio de las grandes transformaciones socioeconómicas generadas por la economía petrolera y el modelo rentista. De igual forma documenta el papel y la visión de la mujer como importante actor social, lo cual le añade un valor especial.

hbiordrcl@gmail.com