Después de haber experimentado durante varios años, de haber perdido dos dedos durante el desarrollo de los miniturborreactores, de un intento fallido de lograr la hazaña a finales de julio que terminó en el agua, el inventor francés Franky Zapata –sin darse nunca por vencido– cruzó con éxito el Canal de la Mancha el domingo 4 de agosto de 2019 en su Flyboard Air, una especie de aerodeslizador personal.
Zapata partió a tempranas horas de la mañana de Sangatte, Francia, y llegó a la costa de Dover, famosa por sus blancos acantilados de gran altura. Aterrizó en St. Margaret’s Bay, en el condado de Kent, Inglaterra. El vuelo duró 22 minutos, alcanzando velocidades de hasta 106 millas por hora durante el viaje de 22 millas y una altura promedio de 15 a 20 mts sobre el nivel del mar.
Los noticieros destacan que el viaje no fue continuo, pues solo llevaba suministro de Jet A1, combustible de aviación, para 10 minutos. Lo cargaba en la espalda, en una especie de mochila o Camelback. Por esa razón tuvo que hacer una parada en la mitad del camino sobre una plataforma fijada sobre un barco para repostar combustible.
Después de aterrizar declaró: «Hicimos una primera máquina hace apenas tres años y ahora hemos cruzado el canal, es una locura».
Este fue el segundo intento de Zapata. El primero, a finales de julio, terminó en un fracaso cuando cayó al agua mientras intentaba aterrizar en la plataforma de reabastecimiento de combustible. Él y su equipo atribuyeron el incidente al tamaño de las olas durante el intento de aterrizaje, perdiendo el borde de la plataforma por escasos centímetros. Después del accidente dijo que volverían a intentarlo, esta vez usando una ruta ligeramente diferente y una plataforma de reabastecimiento de combustible más grande.
Zapata había inventado en 2011 el Flyboard, un dispositivo que utiliza un chorro de agua para impulsar al piloto por el aire, pero siempre conectado a una larga manguera pegada al sistema de bombeo que succiona el agua del entorno donde flota. Más tarde se concentró en el desarrollo del Flyboard Air, un deslizador impulsado por cuatro turborreactores principales que permite que el piloto vuele por el aire sin ataduras, usando una computadora para mantenerlo estabilizado.
En 2016, Zapata estableció un récord mundial para el vuelo de aerodeslizador más lejano después de volar el Flyboard Air a lo largo de la costa sur de Francia durante 2.252 metros (aproximadamente 1,4 millas), registrado como récord Guinness.
El inventor volvió a los titulares cuando a mediados de julio apareció volando sobre las multitudes durante las celebraciones del Día de la Bastilla en Francia, con un fusil de asalto, una demostración de los posibles usos militares que podría tener el dispositivo. La industria de la defensa había mostrado cierto interés en el vehículo y un contratista importante del sector hizo una oferta para la adquisición de la compañía de Zapata Z-AIR, pero la negociación no se logró. El Ministerio de Defensa de Francia otorgó entonces a Zapata una subvención de 1,3 millones de euros en 2018 para ayudar con el desarrollo del invento.
El aerodeslizador consta de una plataforma de área tan pequeña que solo hay espacio suficiente para sus botas, las cuales van fijadas en su parte superior y con un sistema de liberación rápida similar a las de esquí. Por la parte inferior tiene 4 miniturborreactores de 250 Hp cada uno, para un total de 1.000 Hp, además de una turbina pequeña para la estabilización lateral y el sistema computarizado. Todo esto comandado por el piloto mediante un dispositivo remoto manual inalámbrico, para controlar el nivel de potencia, elevación y rotación.
El sistema de control computarizado es un conjunto de circuitos integrado que ayuda a estabilizar y controlar la plataforma, pues es extremadamente difícil estabilizarla o controlarla con el solo equilibrio del piloto, así que se utiliza el mismo tipo de electrónica que se usa en la estabilización de los drones.
El problema básico del desarrollo fue crear los algoritmos correctos para combinar el balance del piloto y la reacción para su conducción en conjunto con la inclinación de los turborreactores y su turbina estabilizadora lateral. Si un turborreactor falla, no hay problema, porque tiene cuatro, y se puede mantener volando con solo tres. Dentro del control remoto también tiene tres canales diferentes de Wi-Fi, además de tres sensores. Todo está por triplicado e interconectado, así que en caso de que uno falle, la comparación automática con los otros dos determina el error.
Aun así, si en este momento usted deseara volar el Flyboard Air, debe pasar cerca de 100 horas en un Flyboard acuático, además de aprender a usarlo durante otras 20 horas de práctica, y no se descarta que pueda cometer algún error, por lo que es posible la necesidad de un paracaídas cuando vuela sobre tierra.
Por esto, el objetivo de Zapata para el próximo aerodeslizador es tener algo donde pueda ir sentado, extremadamente pequeño, extremadamente estable y tan seguro que lo pueda llevar sin riesgo a comprar el pan por la mañana.
Sin lugar a dudas es todo un logro para el vuelo personal, con un artilugio tan compacto. Esperemos que Zapata y su equipo puedan simplificar su aprendizaje y facilitar su maniobrabilidad en vuelo.