Un día como el viernes (22 de enero) pero de 1941 la Western Desert Force del Imperio Británico, comandada por el general Richard O’Connor, toma el importante puerto de Tobruk en la Libia italiana. En la cinematografía de la Segunda Guerra Mundial, este importante enclave en la costa Mediterránea de Noráfrica (permitía abastecer a medio camino a los ejércitos que avanzaban entre el puerto de Tripolitania y Alejandría) ha sido representado en innumerables ocasiones, muy especialmente por el sitio que sufrió desde mediados de 1941 hasta 1942 por el Afrika Korps del general Erwin Rommel. Desde las tempranas Five graves to Cairo (B. Wilder, 1943) y The Rats of Tobruk (C. Chauvel, 1944), la antibelicista: Un taxi pour Toubruk (D. de La Patelliere, 1961), Tobruk (A. Hiller, 1967), hasta Raid on Rommel (H. Hathaway, 1971) y The English Patient (A. Minguela, 1996), que posee algunas escenas de dicho puerto en 1942 y fue ganadora del Oscar a la Mejor Película. Es solo una muestra de cómo la guerra en el desierto (1940-1943), a pesar de ser un frente secundario, ha quedado en la memoria colectiva a lo largo de 80 años de transcurridos los hechos.
La captura de Tobruk está enmarcada en la primera campaña británica de la Segunda Guerra Mundial, conocida como Operación Compass (9 de diciembre de 1940 hasta el 9 de febrero de 1941) y la primera victoria con la que avanza territorialmente. Anteriormente habían obtenido triunfos, pero de tipo defensivos como Dunquerque (26 de mayo al 4 de junio de 1940) o la Batalla de Inglaterra (10 de julio al 31 de octubre de 1940), a los que también le dedicamos sus respectivos artículos cuando se cumplieron 80 años en 2020. Ahora retomamos (entre octubre y noviembre de 2020 le dedicamos una serie llamada “El sueño imperial de Mussolini en el Mediterráneo”) el análisis una vez más del Frente Mediterráneo (que incluye Noráfrica, los Balcanes y de manera más extendida el Medio Oriente) desde hoy hasta mayo en el siguiente orden: primero el avance británico, incluido lo relativo a las luchas en torno a Malta, después la llegada del Afrika Korps y sus primera victorias desde febrero hasta marzo y finalizaremos con la invasión alemana a Yugoslavia y Grecia entre abril y mayo. Después, en junio atenderemos el inicio del frente más importante de la Segunda Guerra Mundial: el soviético u oriental.
En nuestra primera serie de artículos sobre el tema de la “guerra paralela” de la Italia fascista explicamos las aspiraciones y estrategias de Benito Mussolini y las debilidades militares de su ejército, lo que llevó a su temprano fracaso en el mar, Grecia y Egipto. Por lo que Adolf Hitler a finales de 1940 decide ir al rescate de su aliado, lo cual pasaremos a explicar en los próximos meses, pero antes repasamos la estrategia británica y la próxima semana explicamos con detalles la ofensiva militar desde diciembre de 1940 junto con las razones de su triunfo. El primer ministro Winston Churchill siempre fue consciente de la necesidad de mantener las líneas de abastecimiento marítimas de Gran Bretaña, por lo que el dominio del Mediterráneo con el canal de Suez era fundamental. El medio para ello no solo era neutralizar las flotas francesas –que había “cambiado de bando” con el armisticio después de su derrota frente al Tercer Reich– e italianas; sino conservar las principales bases inglesas en la región: Gibraltar, Malta y Alejandría. Para conservar esta última debía proteger a su vez a Egipto de las amenazas italianas desde Libia e incluso tratar de recuperar el cuerno de África (Etiopía, Eritrea y Somalia).
En medio de la amenaza de invasión alemana a la metrópolis con la Batalla de Inglaterra –siguiendo el relato de Churchill (Cap. XV. “La victoria en el desierto”, Libro II. “Solos” en: La Segunda Guerra Mundial; 1948-1956) –este propone reforzar en África a los pocos soldados (60.000 aproximadamente) que defendían todas las colonias que iban desde Egipto, pasando por Sudán, Kenia y Somalia, y que los italianos ambicionaban desde Etiopía y Libia con más de 250.000 hombres. En septiembre envió refuerzos en blindados a Egipto y aviones a la isla de Malta. Los italianos ese mismo mes habían avanzado 100 kilómetros desde la frontera y se encontraban en Sidi Barrani y acumulaban pertrechos para poder retomar el avance hacia Alejandría y el canal de Suez. Esta demora fue aprovechada por los generales británicos: sir Archibald Wavell (jefe militar de toda la región: desde Sudán hasta el Medio Oriente) y Richard O’Connor para preparar una ofensiva (Operación Compass) con cuatro veces menos soldados y equipos (aunque de mucho mejor calidad) que Italia, la cual se inició el 9 de diciembre de 1940.
Wavell nunca creyó posible que en dos meses conquistaría más de 800 kilómetros hasta tomar El-Aqaila y Bengazhi, controlando el importante puerto de Tobruk y acercándose a la capital de Libia. Como explicamos en la anterior serie, era el mayor desastre militar del Eje: un ejército de más de 10 divisiones había desaparecido, 130.000 prisioneros, pérdidas de armamento entre más de 800 cañones, 400 tanques y 1.000 aviones, aproximadamente. Pero ¿por qué no logró ir más allá y terminar de expulsar a los italianos de Noráfrica? ¿Qué lo detuvo? Entre las causas está un factor determinante en la guerra moderna: la logística. Los recursos eran extremadamente limitados y en el desierto las condiciones ambientales hacen que la ausencia de las mismas sean mucho peores. Por solo hablar de la importancia del agua en un clima donde de día puede pasar los 50 grados de temperatura e imaginemos qué sentía un soldado en estas condiciones dentro de un tanque. Todo esto lo examinaremos en las próximas entregas.
En el cine sobre la guerra en el desierto 1942 es el año dominante porque todos los guiones quieren contar la decisiva batalla de El Alamein, cuando comienza a retroceder el Eje de manera definitiva en Noráfrica. Eso lo podemos entender, pero no por qué una victoria tan impresionante como la antes descrita y la primera de los británicos tenga tan pocos filmes. Este será también un tema por tratar en la serie que hoy iniciamos, pero sin duda la Operación Compass sigue esperando una excelente película que relate dicha épica.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional