Con motivo de la celebración del pasado 5 de julio y ante el discurso exaltado de unos estudiantes de mi curso, que se referían a la “explotación” y “desgracia” que, según ellos, habían traído los extranjeros a Venezuela, tomé la decisión de escribir las siguientes líneas:

1.      Hay una confusión monumental, que yo prefiero denominar “manipulación”, en cuanto al manejo utilizado por políticos “antiimperialistas” del papel de las potencias extranjeras en la historia de Venezuela desde hace 500 años, como lo demuestra la desaparición de la historia colonial de nuestros textos de historia (1498-1810), cuando se fundaron la inmensa mayoría de las ciudades y pueblos de este país e incluso la misma Venezuela como Capitanía General en 1777, como si la historia de este país comenzó de “0”, en 1810, lo cual no es muy diferente de lo que sucede en la actualidad, cuando el gobierno nacional dice que Venezuela se independizó en 1999 y que todo lo ocurrido antes fue negativo para los ciudadanos, así como niegan la nacionalización del hierro y el petróleo del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y también esconden la celebración del 70° aniversario de Ciudad Guayana, porque la construyó un presidente con asesoramiento extranjero de prestigiosas universidades foráneas.

2.      Son enormes y numerosas las hazañas militares y civiles de la Guerra de Independencia y ciertamente, el cine y la TV en Venezuela, está en deuda histórica con la producción artística de muchas acciones, que nos llenan de orgullo por su valor y resonancia política y social. Sin embargo, esta historia estará incompleta sin la descripción de las personas que vinieron del exterior a apoyar la lucha y morir incluso en nuestro país, destacándose en este sentido la Legión Británica y otros distinguidos oficiales como Agustín Codazzi, Daniel Florencio O’Leary, entre otros, que formaron parte de los más de 6.000 legionarios europeos,  que llegaron desde Europa a apoyar la independencia, que incluso tienen antecedentes en las expediciones de Francisco de Miranda, que tiene un monumento olvidado (por obvias razones político-ideológicas) en la Ciudad de Maracay, que consiste en un Águila de Bronce, en honor a los estadounidenses muertos en Venezuela, acompañando al Generalísimo Francisco de Miranda, así como se ignora olímpicamente en la historiografía de  América Latina el financiamiento vital en armas, pertrechos y mercenarios de los países enemigos de España, que fueron indispensables para alcanzar la misma.

3.       Hablar de la Venezuela del siglo XIX se hace imposible sin mencionar los empréstitos o deudas foráneas adquiridas por los diferentes gobiernos de la manera más audaz posible, destacándose a nivel mundial la figura de Antonio Guzmán Blanco, que generó durante sus gobiernos todo el sistema de complicidades políticas y financieras que existen hasta el día de hoy, estableciéndose los mecanismos particulares de trabajo entre funcionarios del gobierno y empresarios de maletín o contratistas, (véase:  http://www.debatesiesa.com/y-guzman-blanco-creo-pdvsa/ ), lo que permitió a las potencias extranjeras crear el discurso que llevó a la injustificable intervención militar por deudas en la primera década del siglo XX.

4.      Entrado el siglo XX, Juan Vicente Gómez había comprendido que su gobierno se mantendría estable mientras no enfrentara a las empresas petroleras, que estaban revolucionando la economía y la sociedad venezolana, a través de los ingresos fiscales que aportaban al Tesoro Nacional, lo cual fue perfectamente comprendido por Rómulo Betancourt, quien convirtió la lucha por la nacionalización del mismo en una segunda independencia de Venezuela, tratando de imitar al presidente mexicano Cárdenas que logró nacionalizar el petróleo en México en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, cuando no existía la Guerra Fría, ni los mecanismos de poder e intervención posteriores, militares y de inteligencia de las grandes potencias, después de la guerra (1945).

5.      No existen en nuestro país trabajos historiográficos sobre el papel de los partidos políticos, sus personajes históricos y sus estructuras partidistas, con relación a la Guerra Fría (1946-1991), como si las agencias de inteligencia de las grandes potencias, entiéndase CIA y KGB, hubiesen llevado su conflicto a nivel mundial, excepto en Venezuela, porque “somos de otro planeta”. De la misma manera como se olvidan a los funcionarios anticastristas de origen cubano que tenían una influencia fundamental en las instituciones de seguridad e inteligencia en Venezuela, también se olvidan a los estudiantes, dirigentes políticos y profesionales graduados en la URSS, que jamás vieron defectos en el sistema soviético, hasta que se cayó solo en 1991, por lo cual es muy difícil medir la injerencia extranjera en Venezuela, cuando existe una “sociedad de cómplices” para evadir la evidente conexión de muchas personas importantes con empresas multinacionales, organizaciones no gubernamentales, universidades extranjeras y entes gubernamentales de diverso tipo.

6.      Llegado el siglo XXI, escribir sobre la injerencia o intervención extranjera en Venezuela, luce muy complicado, puesto que la intervención de países como la República Socialista de Cuba, la República Islámica de Irán, la Federación Rusa, la República de Bielorrusia, la República Popular China, a través de acuerdos binacionales, es tan evidente y sin precedente, que se hace imposible describir las políticas públicas y la gestión de gobierno de los últimos 23 años, sin señalar su papel fundamental, ya sea que se esté de acuerdo o no, así como del otro lado, se apunta por parte de los defensores del gobierno nacional a la evidente intervención financiera y política de los gobiernos de los países que le adversan durante periodos fundamentales de la historia del presente siglo XXI.

7.      Es digno de celebrarse la gesta de nuestros libertadores, como es importante señalar que los escritores de Historia en Venezuela tienen graves deudas intelectuales y morales, en cuanto a lo acontecido en los últimos años, dado que la independencia no es un asunto meramente simbólico, sino eminentemente un asunto económico, tecnológico y militar, lo cual nos lleva a preguntarnos en la actualidad cuál es la verdadera dependencia de los actores políticos gubernamentales de actores extranjeros.

8.      A pesar de la experiencia funesta de Cipriano Castro, hoy en día tenemos una deuda extranjera que nadie puede calcular debido a la opacidad de las cuentas fiscales, que puede estar entre 120 y 180 millardos de dólares estadounidenses y una economía destruida que pasó de 380 millardos de PIB a 70 millardos en una década (2013-2023), con lo cual se hace tan débil el país, que además ha perdido millones de jóvenes emigrados al exterior y que nos coloca en una situación de desastre, al nivel de catástrofes naturales o guerras a gran escala.

En este panorama celebramos el 5 de julio de 2023, el año 212° de independencia, en tan funesta situación política y económica, sin tener en claro si el futuro del país dependerá del conflicto mundial entre China y Estados Unidos en esta nueva Guerra Fría del siglo XXI.


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