OPINIÓN

Ejerciendo el mayor de los poderes

por Alejandra Jiménez Pomárico Alejandra Jiménez Pomárico

El año apenas comienza y el corazón se acucia con prontitud, independientemente del lugar a donde se mire pareciera que se enfrentan grandes dificultades; a pesar de lo cual la vida se impone, seres osados asumen retos, resuelven dificultades, se arriesgan y deciden vivir por sobre las atmósferas de desesperanza. Y que seria de todo este transitar si el triunfo o la victoria no procediera de los grandes problemas o conflictos. En esta gran oportunidad, mi espíritu anhela sembrar un pequeño cerillo encendido esperando prender algunas fogatas extintas, o contribuir con el reavivar de fuegos minúsculos y secretos en los corazones.

Frente a lo susceptible y mediática de la era que experimentamos, parece que un buen número de individuos o grupos anhelan la medalla que lo posicione como el más visto, leído o sintonizado frente a los acontecimientos diarios. Ante lo cual, más allá de las implicaciones monetarias que encierran todo este mover digital, sutilmente parece perderse la autonomía propia, discreta y serena que nos hace reencontrarnos con el ser interior sin problemas, fachadas o emoticones que burbujeen junto con números que suben y bajan de quienes se cree que están presentes. Pensaba que se critican a los más visibles por sus acciones y decisiones mientras descuidamos la silla de nuestros propios poderes fundamentales, uno de los cuales sin duda es el gobierno personal.

Lejos de desestimar la notabilidad o el impacto de los acontecimientos sociopolíticos y naturales, considero la posibilidad de que quizás estos no serían los mismos, si cada cual procurara con la misma diligencia y prontitud con la que se informa, tomar responsabilidad en el sentir y accionar de cara a las diversas realidades. Puesto que las emociones y los impulsos más primitivos parecen sostener los transitares sinusoidales entre eufóricas alegrías y profundas desilusiones, mientras el valioso tiempo, que se nos ha prestado con visa de residentes, corre sin esperar que nadie se recupere. 

Cavilaba entre todos los poderes inherentes al humano como la capacidad de decidir, la resiliencia o la bondad de modelarnos frente al aprendizaje, en el poder de autodominarse, controlar los impulsos básicos lo cual nos diferencia de otros mamíferos. De tal manera, se logran soportar grandes presiones, se acondiciona el cuerpo para ciertas destrezas y se entrena la mente para funciones de mayor demanda. Así, se alcanzan mejores y más significativas expresiones de amor, guardando silencio en momentos difíciles o de molestia, aplazando placeres personales en búsqueda de procurar contribuir con un bien superior que incluya más allá del yo, y reeducando la perspectiva, proporcionando el tiempo suficiente para el análisis y una respuesta bien articulada.

En este enero de calentamiento para los desafíos que le discurren, oro al regente de los cielos para que a pesar de la atmósfera que corresponda enfrentar podamos ejercer sin ningún problema el mayor de los poderes que es el autogobierno. De tal manera que no se nos califique como ciudades sin defensas, tal como lo dice Proverbios 25:28 “Como ciudad derribada y sin muros es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda”. En tal sentido, daremos más y mejores respuestas a los desafíos de los tiempos, recordando la temporalidad de la visa personal, y lo prestada de la silla que por gracia se ocupa.

@alelinssey20