Cuando el mundo se preparaba para el inicio de la recuperación económica, luego de años muy complicados por la pandemia, Rusia ha decidido invadir Ucrania, agregando incertidumbre, amenazas con una mayor interrupción de las cadenas de suministro ya golpeadas por la pandemia y nerviosismo en los mercados energéticos.
Rusia no solamente es el mayor exportador de petróleo del planeta, adicionalmente es el principal productor de cereales del mundo (estimándose, antes de la guerra, que para este año 2022 produjera aproximadamente 127 millones de toneladas) y también está entre los principales productores mundiales de amoniaco, urea, potasa y el quinto en fosfatos procesados, por lo tanto un importante exportador de fertilizantes. Por otra parte, Ucrania también es un importante productor agrícola, fundamental para Europa, que le compra, por ejemplo, cerca de un cuarto de todo el trigo que demanda. Rusia. Si los fertilizantes escasean o aumentan de precio (tengamos en cuenta que cerca de 80% de la estructura de costos del amoniaco es gas), el efecto es directo en el precio de los alimentos (sin fertilizantes las plantaciones rinden menos, lo que empeorará el problema).
Ya el planeta estaba teniendo un problema importante en ese aspecto: según la FAO, el índice de precios de los alimentos en febrero de 2022 se situó en 140,7 puntos, es decir, 5,3 puntos (3,9%) más que en enero y 24,1 puntos (20,7%) por encima de su nivel de hace un año. Estas cifras representan un nuevo máximo histórico, que supera el máximo anterior de febrero de 2011 en 3,1 puntos. Para la FAO, en febrero, los precios de los principales cereales aumentaron en comparación con sus respectivos valores del mes pasado. Los precios mundiales del trigo se incrementaron 2,1%, debido en gran medida a las nuevas incertidumbres sobre los suministros mundiales en el contexto de las perturbaciones en la región del mar Negro, que podrían dificultar las exportaciones de Ucrania y la Federación de Rusia, dos de los principales países exportadores de trigo. Si la invasión rusa no se detiene y escala, los efectos en los alimentos serán mucho peor.
La guerra está teniendo efectos directos e indirectos (negativos) en el PIB global. El aumento en los precios de la energía y de los alimentos golpea a los sectores más pobres de la población, además de producir reacomodos en los presupuestos (empresariales y de la gente), generando menos gastos en consumo e inversión para poder paliar otros gastos que crecen, como el de la energía.
Se esperan que los efectos negativos de la invasión empeoren en las próximas semanas. La IEA pronostica que en abril podrían quedarse 3 millones de barriles diarios de petróleo ruso sin destino, mientras los elevados precios harían que la demanda petrolera disminuya en cerca de 1 millón de barriles diarios. Los inventarios en la OCDE cubren 57 días, hace un año estaban en 70 días. El mundo no estaba preparado para este shock en el suministro mundial de petróleo.
De no llegar a un acuerdo Ucrania y Rusia, la situación se tornará difícil en varios sectores de la economía mundial. Esto se traducirá en más problemas, menos crecimiento económico y aumento de la pobreza.
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