¡EE UU y el mundo en la encrucijada!

Kamala Harris, John Adams y Donald Trump

“Una República debe ser un gobierno de leyes, no de hombres”. John Adams (1735-1826).

Estados Unidos se apresta a recibir con inquietud el veredicto electoral de su pueblo, sobre quién le gobernará en el periodo 2025-2029. Tiempos difíciles los de estos casi cuatro años, que se cumplirán desde el 20 de enero de 2021 al 20 de enero de 2025.

Cerrar una mortífera pandemia (Covid-19), combatiendo inflación contra estancamiento, derivada de ella; afrontando luego la guerra del invasor Putin a Ucrania, que prosigue y exige continúe consistente la respuesta aliada. Atender la crisis fronteriza de la inmigración desatada por años, y aumentada por las consecuencias genocidas de la tiranía cubano-venezolana. El abominable ataque terrorista de Hamás sobre Israel (7 de octubre de 2023), con asesinatos de bebés y niños, mujeres en gestación y ancianos, violencia sexual con violaciones y secuestros a cientos de indefensos ciudadanos.

Durante intervención en conferencia, en la  Universidad Internacional de la Florida, el 11 de octubre de 2022, a la que se me invitó por parte de la organización no gubernamental Guardians of Human Rights Foundation (Fundación Guardianes de los Derechos Humanos), que preside mi querida amiga Zaraí Maza, advertía que si los demócratas y republicanos no atendían asertivamente los signos de estos difíciles  tiempos, la situación se complicaría más. Si, por el contrario, con la unión y firmeza de este país se atendían cabalmente, sin populismo ni demagogias las causas fundamentales de tan graves problemáticas, se pasaría de la tormenta a la calma, hacia tiempos promisorios y luminosos.

Durante la actual campaña electoral, mucho más que sólo presidencial, llegué a comentarle, a quien considero mi “hermano gringo”, que ojalá, después de ver el debate entre los candidatos a Vicepresidente, ellos hubiesen sido los abanderados a la presidencia. Compañeros de fórmula de la demócrata Kamala Harris y de Donald Trump, Tim Walz y JD Vance, respectivamente. Claro que mi comentario parecería una provocación a este hermano de corazón venezolano pero de total mentalidad estadounidense (o mentalidad gringa, como en mi caso afectuosamente le llamo), pero se lo hice saber desde la sinceridad de mi corazón y pensamiento venezolanos.

Sin pretensión de dar lecciones a una democracia que ya va para un cuarto de milenio, el que yo advierta tales observaciones es precisamente por sentirme decepcionado del tono de las campañas, en su modalidad de descalificación total y aniquilamiento moral del contrincante. En el ex presidente Donald Trump principalmente, así como en la señora Vice presidente actual, Kamala Harris. En ellos recae la delicada tarea y oportunidad de pasar la página de la elección, asumir cualquiera sea el resultado, y compartido como triunfo de la democracia, sea quien sea el vencedor electoral . A Kamala por cierto le concedo que no sólo ganó claramente el único debate que sostuvieron, sino que hizo huir a su contrincante de un segundo, e inútilmente esperado. Trump dio así un forfait, lo que siendo frente a una nueva candidata y dama, lo descolocó, y aún más con su alegato de ser injusta su nominación, lo que le di clara ventaja a ésta, desde su tardía arrancada; luego de la necesaria renuncia de Joe Biden a continuar en carrera, por razones de salud.

Estamos, más que sólo en los Estados Unidos de América, en todo el mundo, ante una encrucijada entre mirar para otro lado, cuando seres humanos son vejados y hundidos en el atraso, como por ejemplo de las mujeres de Afganistán o Irán. Ante los niños encarcelados, torturados, y agredidos con abusos sexuales en Venezuela. Incluso dentro de los propios Estados Unidos cuando son discriminados y convertidos en chivos expiatorios las familias inmigrantes por los males que se padecen por la criminalidad de las redes de narcotraficantes, narco lavadores de dólares y proxenetas. Naciones enteras que son ofendidas con palabras soeces y chistecitos malos, que no sólo contribuyen a hacer descender al ser humano a niveles muy bajos frente a la corresponsabilidad de empatía y “amor al prójimo como así mismo”. que todos deberíamos asumir. En verdad lo que creo debe ser el deseo de toda la América, del Norte, del Centro y del Sur, así como de todo el mundo libre y democrático, es que a los Estados Unidos le vaya bien, muy bien. Y aún más, sé que debemos coadyuvar para que así sea. Ésta nación hecha a pulso de las manos y corazones de su pueblo trabajador, de inmigrantes de antes y de ahora, sean puertorriqueños, europeos, venezolanos, asiáticos, africanos y de todo el globo fue construida a base del pueblo trabajador y noble que está decidido a defender su verdadero imperio, que es “el imperio de la ley”.

¡Avanzar!

catedrainternacionallibertad@gmail.com /@gonzalezdelcas