Del enfrentamiento democrático para dirimir entre intereses y actores en juego, y aclarando que nos referimos a un marco cuando deseamos convivir entre demócratas, se van produciendo inevitables heridas por circunstancias de la competitividad electoral; y de los resultados de ejercicios de gobiernos en determinados momentos históricos. Ello debe arrojar correcciones y mejoramientos al funcionamiento del sistema democrático como un todo, mediante sucesivas elecciones, para beneficio del ciudadano individual y de la sociedad en general en que convive.
El mejor de los sistemas desarrollados hasta ahora por la civilización humana ha sido el sistema democrático. Esta afirmación parte, por supuesto, no solo de mis observaciones y estudios del Estado democrático, y del no democrático, sino es consenso universal entre investigadores y estudios de la ciencia política y de las ciencias sociales del mundo que conocemos. Sin embargo, los países pasan por realidades de crisis estremecedoras que requieren producir temporales transiciones, a las cuales hay que apelar para que sea posible la restitución de un cabal sistema de justicia y orden democrático, para que pueda operar nuevamente en libertad y con garantías del sistema democrático. Allí está la médula del asunto que es preciso resolver.
En los Estados Unidos América fuimos recientes testigos de la desbordada batalla por el control de la Casa Blanca. Ello concluyó con la realidad actual de cambio hacia la administración del presidente Biden y los demócratas. En medio de una situación extraordinaria de pandemia mundial, este debate tuvo influencia determinante en el modo de la campaña, y en la evaluación popular del manejo que se hiciera de la crisis por parte de la administración Trump. Con relación a esto se puede comentar, como un ejemplo magnífico de tensión propulsora hacia el logro de resultados, cómo sus autoridades federales tuvieron que lidiar con las regionales, para buscar producir resultados fehacientes hacia sus ciudadanos; que son tanto electores regionales de senadores como nacionales del presidente y vicepresidente. Es decir, el pueblo americano fue el centro de la tensión y atención del presidente Trump, y de los republicanos; quienes sin duda impulsaron con rapidez la determinación de logros en la lucha e implementación de la vacuna como fórmula de atacar y controlar la pandemia, así como los gobernadores de ambas toldas para mostrar su actuación a sus seguidores.
El éxito ha ocurrido ahora en los primeros días de la actual administración Biden, quien asume la vacunación para su aplicación universal, sin demoras ni cortapisas hacia todos quienes residimos en su territorio; controlando así dicha pandemia de manera contundente. Es decir, a pesar de toda la confrontación política ganó el ciudadano que recibe atención de sus gobernantes.
El que hagamos esta promoción de la importancia dentro de nuestros valores libertarios del sentido que se posibilita en libertad y competencia, para que el pueblo gane mediante elecciones libres de quienes les conducirán, temporalmente, como es el caso de cada administración federal de gobierno. Esto también implica el continuo desarrollo de la perceptibilidad de las fallas y debilidades de la democracia. Esa es la visión desde el desarrollo formativo de la conciencia de la libertad individual de cada ciudadano, en armonía con el bien colectivo y de los grupos de intereses y aspiraciones, para lograr el bienestar común para todos desde diferentes matices o posiciones ideológicas o filosóficas que se sustenten. Todo al final siempre debe basarse en principios y valores democráticos. Para cualesquiera niveles socioeconómicos y culturales, lo que no puede ponerse en riesgo es el bien común de ganar-ganar de todos los participantes del sistema democrático, sabiendo que para todos siempre habrá un mañana de libertad, para volver a competir y concurrir a las urnas a escoger otro presidente, de otro período gubernamental democrático, en sana alternancia política de Estado.
En Venezuela un acuerdo de creación de condiciones para el desarrollo y perfección de un sistema de libertades democráticas no existirá mientras sigan en el poder quienes no creen realmente en ello. Se conciben a sí mismos como legítimos justicieros de un pueblo que les ha encomendado la “misión de construir una sociedad igualitaria”, que argumentan son quienes los sostienen en el poder. En realidad sabemos que secuestran la voluntad del pueblo. Ellos se dicen intérpretes de definir sus propios sueños y aspiraciones. Así es en Venezuela. Así fue primero, y aún en Cuba. Así lo intentarán este domingo en Perú. ¿Quién sabe qué pasará? ¡Es la hora de actuar con eficacia nacional e internacional, allí y ahora! También en Colombia, y demás países de la subregión, pues los enemigos de la democracia lograrían avanzar a niveles de mayor dominio y control de los territorios del sur de América si no actuamos… ¡Cada minuto cuenta!
@gonzalezdelcas
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