Por equipo editorial
«Soy latinoamericano. Mi patria es la de Bolívar: Latinoamérica. Al escribir este libro he pensado muy detenidamente en ella: en veinte Repúblicas con características muy particulares que las unen entre sí, sin necesidad de odios ni resentimientos contra nadie, y que las distinguen de los demás países del mundo, sin ser peores o mejores que ellos. Y en el pueblo latinoamericano que, al igual que otros, necesita y busca desesperadamente su propio desarrollo y destino. Quiero sentirme latinoamericano, sin perder por ello el sentido universal de todas las cosas. Cuando se pertenece de raíz a un lugar, se pertenece a todos los lugares. Cuando en verdad se es miembro de una cultura, se es igualmente miembro de todas las culturas».
Luis Alberto Machado – La revolución de la inteligencia
Teniendo como “ministro” al mandadero de Héctor Rodríguez, el régimen de Nicolás Maduro se apresta a comenzar la etapa de una podrida “educación”, sobre la base de un sistema neototalitario que lo “juramentará” ante la asamblea nacional sin haber presentado una sola acta de las elecciones del 28 de julio, lo cual indica que efectivamente perdió tales comicios y por ende se convertirá en un gobernante de facto a partir del 10 de enero de 2025.
Por ello, la “educación” que se origine también desde esa fecha estará no solo fuera del marco constitucional, porque sus autoridades serán írritas, sino que tanto los estudiantes como los docentes estarán sometidos a un yugo contrario a las enseñanzas de la historia bolivariana, en la que se aprende que el Libertador fundó sus acciones en la libertad y la democracia de nuestros pueblos, siendo Venezuela el centro del pensamiento de semejantes ideas.
En tal sentido, Héctor Rodríguez, convertido en un individuo que desprecia la historia de Venezuela y promueve los esquemas violatorios de los principios y preceptos libertarios, no tendrá moral ni ética para exigir a las diversas comunidades educativas que se impartan tales áreas del conocimiento, en un contexto donde la propia historia ha sido alterada y se busca rendirle pleitesía al gobernante de turno, pisoteando todas las estructuras de la Constitución y las leyes; y peor, exigiendo respeto a un orden “legal” que solamente ha visto crecer el número de presos políticos, en un ambiente de destrucción económica y social; y cuyos ejemplos estarán apartados de la justicia, la integridad y los derechos humanos.
Venezuela entra en una etapa oscura y llena de conflictos y persecuciones políticas, lo cual demuestra que lo único que va a continuar aumentando será la pobreza, la emigración y, por supuesto, el número de inocentes presos por el único delito de aspirar a un país distinto.
Al madurismo, aferrado al poder, poco le importa el sufrimiento de la gente y sus casi 10 millones de emigrantes. Es la consecución de una destrucción absoluta de la patria de Bolívar, cuyas máximas dolencias ocurren en la educación al convertirla en la bazofia política de quienes asumen tales funciones, que dejan los pensamientos del Libertador sobre “moral y luces” en una vasija de excrementos orgánicos. La historia de Venezuela ha quedado carcomida, degradada con las más asquerosas letras de lo que una vez fue nuestra independencia. Seguiremos luchando por una nueva Venezuela.
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