La economía dolarizada profundiza la pobreza de quienes no poseen ingresos en dólares, esta situación está creando marcadas diferencias y brechas de desigualdad entre habitantes de un mismo sector. El modelo político tiene consecuencias importantes tales como: la desaceleración y, desaparición de la economía de mercado la cual es sustituida por nuevos esquemas centralizadores. La estrategia empleada ha venido acompañada de una cortina de humo representada por el discurso propagandístico generalizado y edulcorado de sustentabilidad ambiental, protección al medio ambiente, digitalización de la moneda y equidad de género,
El impacto de estos cambios, económica y culturalmente han afectado la estructura demográfica cuyo estrato medio integrado mayoritariamente por fuerza intelectual continúa migrando en busca de nuevas posibilidades de trabajo, remite a la población madura a una vergonzosa jubilación y afecta a la gran masa poblacional a sus caprichos, convirtiéndolos en empleados públicos, engrosar la milicia para contribuir a formar militantes, y los que no ingresan a la enorme nómina del Estado se les estimula a entrar en un emprendimiento marginal, se les proporcionan ayudas alimenticias, bonos regulares, regalos permanentes, servicios públicos gratis y el derecho de actuar como perdona vida sin sanciones judiciales. Frente a todo ello los lideres tradicionales no han sabido reaccionar o posicionarse a los intereses de las mayorías, sino que esquivan, huyen o simplemente se hacen colaboracionistas del régimen.
Considerando los efectos político-sociales, económicos y jurídicos es necesario armonizar este escenario en el contexto económico y financiero contemporáneo el cual se traduce en resultados negativos tal como lo son: el crecimiento de la pobreza, el deterioro del sistema educativo, de sus productos y el terrible efecto de la inflación el cual es generadora de tensiones sociales producto esencialmente de la política salarial que induce a la insatisfacción y precariedad, la cual es muy contrastante en América Latina, tal como lo revelan los indicadores, que con aproximaciones realistas provenientes de fuentes secundarias revelan la miseria venezolana y la caída vertiginosa del ingreso familiar..
América Latina de acuerdo con información del Fondo Monetario Internacional tiene el peor desempeño de la dinámica económica global, la cual viene acompañada de un anémico crecimiento y está impactada por factores globales definidos por las condiciones macroeconómicas de los precios de la energía, las altas tasas de interés, la limitación crediticia, la contracción monetaria, el precio de las materias primas y la inflación donde el caso más representativo es el de Venezuela, el cual representa una grave amenaza para la calidad de vida, el deterioro y limitaciones en los derechos humanos sustentados en medidas antidemocráticas tales como la ruptura de la institucionalidad, lo cual nos lleva indefectiblemente a la violencia social.
La inflación estimada en la actualidad es superior al 249% y continúa creciendo, el desempleo es inmedible dada la circunstancia que se es “enchufado” o tiene actividad a riesgo y por cuenta propia. El régimen propagandísticamente señala que el desempleo llega apenas a 6%, una evidente demostración de desinformación. Por otra parte, el déficit fiscal llegó al 11% del PIB con tendencia a subir. La imparable devaluación se hace evidente con un indicador cercano al 400% y la baja pronunciada del nivel de reservas internacionales llegó a valores críticos: escasamente cercano a los 4.800 millones de dólares.
Hagamos algunas precisiones indispensables, el BCV dice que el PIB creció a precios constantes 17,73%, cuya evolución y recaudación tributaria se ubicó en casi 14.800 millones de bolívares, pero al hacer la equivalencia en dólares se pone de manifiesto la debilidad real de tales cifras considerando la caída del poder adquisitivo del dólar, cuya dinámica también se hace evidente al comparar cuánto se puede comprar ahora en dólares con relación al mismo período del pasado año y todo señala que es menos de la mitad de los bienes y servicios.
Se observa un desenfrenado crecimiento de las importaciones que no pagan aranceles, lo que arruina la escasa producción nacional, presiona la devaluación y reduce el mercado interno a la industria y agroindustria nacional. Ante la carencia de estadísticas sobre el volumen y composición de dichas importaciones se hace obscuro el ingreso de bienes al país, incluyendo material estratégico y de sospechosa procedencia. La industria petrolera está limitada en su inversión y todo hace presumir que está imposibilitada de superar la producción de los 750.000 barriles diarios de petróleo cuyos ingresos estimados para este año son poco probables de alcanzar, tal como se han informado en la caricatura del presupuesto nacional.
El efecto de esa dinámica económica, centrada en el ingreso petrolero y la renta tributaria, sin considerar la materia prima complementaria de metales y productos minerales cuyo volumen en un secreto bien guardado, incluyendo montos procedentes del mercado oscuro. marca el camino de la desigualdad económica y social, la cual se ha montado sobre una política salarial perversa que no le importa la gradación de las competencias del trabajo donde mucho más de la mitad de los venezolanos no es capaz de satisfacer los gastos alimentarios y son conducidos indefectiblemente a la frugalidad, pobreza y enfermedad, realidad esta que contrasta con la desinformación al afirmar con la publicidad engañosa que la economía tiende a mejorar y crece en 17%.
Obviamente no hay un programa económico claro para los sectores de la producción a pesar de las charlas gremiales congraciándose con el régimen; pero no pueden actuar producto de las limitaciones del modelo económico y mostrar crecimientos apreciables. Los recursos fiscales no alcanzan, o simplemente no están disponibles para inducir crecimiento alguno, y mucho menos para cambiar la política salarial, por tanto, tanta promesa a los sindicatos, gremios y protestatarios, especialmente del sector educativo de mejoras salariales no podrán ser satisfechos independientemente de su acción y presión de calle y justos requerimientos. Todos los gastos de la inmensa nómina oficial educativa cuyo control centralizado es evidente y que incluye a los profesores universitarios van a generar algunas acciones represivas e intentarán despachar el asunto con un bono a los afiliados al carnet de la patria cuyo monto será financiado con la emisión inorgánica de dinero cuya masa seguirá creciendo a un insólito 500% sin tomar en cuenta que la inflación desinflará rápidamente tan mezquina propuesta afectada por la relación bolívar digital/dólar Todo ello contribuirá a incrementar aún más a la pobreza y potenciar el riesgo país que pasará de los 50.000 puntos, lo que será cuatro o cinco veces mayor.
El gobierno acusa como resultante de la crisis económica y de la pobreza al cacareado bloqueo o medidas de embargo, sin embargo, el gobierno americano en ese planteamiento zigzagueante que tiene en materia de relaciones con Venezuela afirma que no planea un alivio de las sanciones apelando el discurso oficial de cierre de negociaciones si no se suspenden siete centenares de restricciones; en la práctica comercial se aprecia un escenario contradictorio. Siguen llegando productos norteamericanos al país, de esas importaciones destacan productos de consumo masivo. El aumento de 84 % en las exportaciones agroalimentarias de Estados Unidos a Venezuela así lo demuestra. Pero además llama la atención que los mayores incrementos en importaciones por parte del país gobernado por el régimen chavista del tan satanizado imperio fueron casi todos productos de la cesta básica. Solo en granos hay un incremento de las importaciones en 32%. No hay que dejar de destacar que al revés hay una inusual exportación de café venezolano, camarones y langostinos al mercado americano sin restricciones de ningún tipo.
Más allá de las autorizaciones en el ámbito petrolero concedidas en los últimos meses a la estadounidense Chevron, las cifras del intercambio comercial muestran una relación cada vez más amistosa entre Washington y Caracas. A pesar de todo ello, el régimen le echa la culpa al imperio por las restricciones comerciales y financieras, pero cumpliendo con los cánones del estilo comunista informan a los asalariados la imposibilidad de subir sus requerimientos para sobrevivir producto del embargo del imperio.
Con la mano siniestra comienzan a instrumentar la reducción en las subvenciones tales como la del combustible y hacer más costoso el esquema tributario cuyos elementos ya se observan al tasar exageradamente los servicios públicos. En resumen, terminamos el primer trimestre del año con restricciones económicas importantes, en la liquidez monetaria orientada a incrementar en más de 400% el volumen de bolívares digitales poniendo a funcionar la máquina de fabricar dinero inorgánico. En fin, la chucuta economía manejada peor que una pulpería nos empuja no al conformismo sino a reaccionar contra tal estado de cosas.