Lo siniestro
No me confío y te pido que tú tampoco lo hagas. El gran momento que vivimos frente a la peste debemos de cuidarlo, conservarlo y expandirlo. Es misión de cada uno. La victoria de María Corina Machado ha dado la vuelta al mundo y pese a la siniestra intención del siniestro Jorge Rodríguez –la hiena chavista– y su siniestro trabajo para dividir a la oposición, se percibe un indoblegable cambio de actitud en el pueblo de Venezuela que anhela vivir feliz.
El chavismo está muerto, hace falta sólo enterrarlo cien metros bajo tierra y machetear con furia las espinas venenosas que surjan de ese entierro.
No nos confiemos.
La casta
No ha habido dictadura más ladrona que la chavista. Se han robado todo. Es increíble, no pueden ver un dólar suelto porque lo asaltan. La casta –me gusta esa palabra de Milei– chavista se ha hecho multimillonaria a costa de la miseria nacional. Como no hay ley han prostituido y corrompido todo y a todos. En ese orden están un puñado de militares que forman parte del rebaño de la casta, pero no todos. Los jóvenes, muchos de los que manejan armamento y tropa, quieren cambio.
Probablemente el destino de la nación dependa de ellos. Lo saben, se les ha dicho. Tienen rabia, tanta rabia como la del pueblo venezolano. Están asqueados. Los saludo.
Échenle bolas, el pueblo está listo.
El dinero
Pero como corrompida está la corrupta élite militar, también lo está parte de la penosa oposición. Limosneros y mediocres como son, tienden las manos para que el siniestro Jorge Rodríguez les mande su dinerito (cientos de miles de dólares) como mendrugos duros y se arrinconan en torno a él, se apiñan como moscas sobre la mierda. Uno los ve y siente asco porque al fin y al cabo son venezolanos, aunque no merezcan tan inmenso gentilicio.
Se vienen tiempos difíciles porque el dinero que el errático gobierno de Biden abonará a la dictadura chavista quitando sanciones será usado para robar y para corromper.
No nos confiemos.
La ficción
Nos salva que después de las elecciones primarias la oposición quedó echa trizas. Los flamantes líderes opositores, para bien o para mal, son lo más cercano a la nada. Ninguno de ellos representa un carajo ni tienen capacidad de liderazgo para movilizar a nadie. Si se juntasen todos toditos, de la tolda política que fuesen, a desafiar el liderazgo de María Corina no pasaría nada nadita. Serían un chiste cruel para ellos mismos. Repito: si todos se unen contra la vencedora casi unánime de las primarias saldrían trasquilados.
No lo harán. No se atreven. Necesitan la ficción de que son alguien, que son algo. Si lo hicieren fortalecerían a la lideresa presidencial de Venezuela.
Algo cambió con María.
La mosca
Chávez enfrentó a María Corina y quedó tendido en una urna, embalsamado. ¿Quién rió de último? ¿Quién ríe mejor? El águila terminó siendo ella surcando el horizonte venezolano con su lucidez y certeza. La mosca…, la mosca está yerta en un sarcófago con su socialismo criminal. Pocos políticos –más bien ninguno– pueden explicarle a esta mujer con temple de granito qué hacer en política, dio una lección histórica. Pero necesita la ayuda de cada uno de nosotros, cada quien a su modo para llevar a Venezuela a la libertad.
Yo la conozco, la conozco bien. Ella con inteligencia, organización y visión llevará la lucha hasta el final para lograr el gran reto de derrocar a Maduro (y al chavismo). ¿Tú harás lo mismo? Yo sí.
No nos confiemos.
@tovarr
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