Venezuela está actualmente revestida de retrocesos que pudieran calcularse en más de 60 años, por lo menos. Muchos aspectos de la vida rutinaria se han visto afectados por esta desgracia en pleno siglo XXI, pero lo más triste y asombroso es que este atraso se está viendo en un país que estaba entre los primeros cinco productores de petróleo del mundo.
Prácticamente hace un siglo se inició la era petrolera en Venezuela. Desde ese tiempo y a medida que se desarrollaron las fuentes provenientes del petróleo, es hacia la segunda mitad del siglo XX, entre los años ochenta y noventa, que la ya creada empresa estatal Petróleos de Venezuela fue considerada la segunda del mundo con mayor poder de venta, de producción y distribución de petróleo, así como sus derivados, por ejemplo, el gas doméstico.
Este pequeño recordatorio histórico es pertinente para que la mayoría de los venezolanos tomemos conciencia de la tragedia que estamos viviendo. De la vergüenza y pena ajena que debemos sentir ante el desmantelamiento de Pdvsa, durante estos 21 años de “revolución” en Venezuela. Esta empresa estatal que fue ejemplo en el mundo cayó lamentablemente en manos inexpertas y sin conocimiento alguno y la llevaron a lo que es hoy, una empresa arruinada, incapaz de producir ni siquiera la mitad o incluso menos de lo que antes podía. Ese gran poder de venta y distribución de petróleo prácticamente no existe, debido al poder destructivo del comunismo.
Vemos con asombro que se ha regresado a la rudimentaria necesidad de cocinar con leña por la grave escasez de gas doméstico, lo que ha abarcado las zonas urbanas. Si bien en los campos abiertos rurales todavía vemos que se cocina con leña, el venezolano nunca se vio en la necesidad de hacerlo en sus viviendas o en sus hogares, sobre todo en áreas urbanas. Un gran porcentaje de familias cocinaba con bombonas de gas licuado de petróleo (GLP), y otro porcentaje cocina con gas metano que le llega a través de tuberías, pero mucho menor.
¿Cómo repercute este hábito rudimentario sobre la salud? Se le está echando más leña al fuego a una situación que está consumiendo la salud de los venezolanos a través de una grave crisis humanitaria o emergencia humanitaria compleja.
El humo de la leña es un gran irritante que afecta las vías respiratorias, prácticamente se compara con el humo del cigarrillo. Esto es muy perjudicial si se cocina en espacios cerrados, como se está viendo en los actuales momentos, sobre todo en el interior del país. La afectación más importante que se produce a la larga, debido a una exposición constante en una persona sana, es una enfermedad broncopulmonar obstructiva crónica, que la conocemos como EBOC, pero para aquella persona que ya padece esta enfermedad pulmonar, la exposición con el humo de leña es extremadamente nocivo y cualquier mínimo contacto este la puede descompensar.
Demás está decir que la situación de estos pacientes en Venezuela es actualmente crítica. Los medicamentos que se utilizan –inhaladores bronquiales a base de broncodilatadores o esteroides– son sumamente costosos, y sin estos prácticamente no pueden controlar su enfermedad. A esto se suman los pacientes asmáticos, los que padecen enfermedades de la vía aérea superior como rinitis alérgica, pólipos nasales o sinusitis crónicas u otras enfermedades respiratorias. Es más, se ha visto que para avivar el fuego de la leña se están utilizando materiales plásticos y esto ocasiona que se produzca un humo potencialmente más toxico.
Se recomienda utilizar espacios abiertos para cocinar con leña, pero también tiene sus inconvenientes: Afectación de la población circundante o los vecinos muy cercanos, y por supuesto la repercusión en el medio ambiente, lo cual hay que tomar en cuenta. Además, si se cocina con leña en espacios abiertos urbanos se ayuda a la riesgosa aparición de la no menos famosa calima, que la hemos sufrido durante la pandemia y por supuesto produce efectos muy negativos para la salud.
La tragedia es que, por la escasez de gas, sobre todo de bombonas de GLP, los hogares han visto reducida su capacidad de disponer de una sola bombona al mes, pero incluso a miles de familias ni siquiera les llega el cilindro mensual.
Si recurres a cocinillas eléctricas tienes el efecto limitante de las fallas de luz, otro aspecto decadente en una Venezuela que cada día se convierte en un país primitivo, en donde la gran mayoría de los venezolanos lucha por sobrevivir en medio de sus necesidades más básicas. ¿Esta es la Venezuela que nos tocará vivir por mucho tiempo? La resignación y el miedo no pueden predominar si queremos salir de esta pesadilla.
@mariayanesh
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