“Yo soy y seré perpetuamente acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra América, cuya causa defiendo y defenderé toda mi vida; tanto porque es justa y necesaria para la salvación de sus desgraciados habitantes, como porque interesa además en el día a todo el género humano”. Francisco de Miranda (Caracas, 28 de marzo de 1750-Puerto de Cádiz, Fortín de La Carraca, 14 de julio de 1816).
Sabemos que a partir del respeto a los territorios de las otras naciones se estableció en el mundo un principio sencillo, muy poderoso, para llegar a relaciones de convivencia y progreso entre los distintos pueblos que conforman los países y regiones del mundo.
“No hay enemigo pequeño” solía aleccionarnos nuestro padre, en aquellas nuestras íntimas tertulias dominicales, posteriores al almuerzo familiar. Así, padre y madre pulían en el crisol de nuestras mentes hambrientas de saber, como también los estómagos por devorar los deliciosos platos caseros, los diversos temas estimulantes de la curiosidad.
Esa satisfacción de haber levantado familias, específicamente en nuestro caso de ocho hijos honrados, cuatro varones y cuatro niñas, no era en nuestro tiempo, y en nuestro vecindario una excepción, en aquella Venezuela en la que tuvimos el privilegio de nacer y crecer. Al igual que muchísimas otras familias venezolanas de noble comportamiento, que es decir familias de bien, de trabajo productivo, y de hermosas tradiciones del compartir generoso nuestro bienestar con la familia que estuvieran pasando por un mal momento, y así apoyar la superación de contratiempos en nuestra comunidad. Ello fue lo que nos sembraron nuestros mayores. Un alma nacional de sentimiento profundo de amor a la patria, al hogar venezolano, al compartir con los amigos de otros hogares; incluidos sin dudas a los hogares provenientes de muchos países alrededor del mundo; los que luego se hicieron venezolanos al convivir en nuestro hermoso país: Venezuela.
Con gran amor y orgullo, desde la humildad de sabernos de raíces venezolanas, con sangre del “Primer Libertador” y “Americano más Universal” Sebastián Francisco de Miranda Rodriguez, hemos estado aportando hacia el mundo, y desde los Estados Unidos de América, la Cátedra Internacional por la Libertad a la que dimos su nombre.
Bajo financiación propia realizada con aporte privado de familiares y amigos, desde el marco institucional de nuestra “Fundación Venezuela Siglo XXI”, y del apoyo de la Universidad Internacional de la Florida, iniciamos el 30 de marzo de 2018 la búsqueda de nuevas reflexiones, iniciada 20 años atrás en intercambios de ideas y aporte de posibles soluciones a la vital necesidad del establecimiento de una nueva estrategia de cooperación internacional entre los Estados Unidos de Norteamérica y los países de Latinoamérica y el Caribe.
A la par del interés primario que nos fue sembrado por conocer nuestras naciones más próximas del continente americano, igualmente nos indujeron a conocer al mundo todo, y a su historia. Al estudiar a Francisco de Miranda él nos ha llevado por todo el mundo desde sus experiencias que documentó, amplia y extraordinariamente, como casi ningún otro personaje de la historia de la humanidad.
Por todo lo anterior, y mucho más, estamos agradecidos a esta vida llena de las maravillas del universo al que pertenecemos. A todos los seres que salvan vidas, como los que luchan contra el cáncer, por ejemplo los del Sistema de Salud de la Universidad de Miami; cuyos seres hacen a este Estados Unidos de América que amamos más grande cada día. Como se nos inculcó el ser agradecidos y seguir el principal mandamiento de “amar a Dios por sobre todas la cosas, y al prójimo como a sí mismo” en nosotros la solidaridad es tan natural como el gusto por las artes, la poesía, la música o el amor a la naturaleza.
Hoy, desde el exilio en los Estados Unidos de América, miembros del Consejo Académico de la “Cátedra Internacional por la Libertad Francisco de Miranda” nos permitimos alzar nuestra voces con profundo sentido libertario, democrático y justiciero para alertar a la civilización actual, cuando estamos por cumplir el primer cuarto del siglo XXI, de que no existe tal propiedad de un país ni mucho menos de una nación entera por parte de nadie. Existen sí naciones con sentido de pertenencia y de amor por su territorio y país. Desde la condición que nos viene del alma, como libres seres palpitantes y universales, llamamos la atención para la acción rectificadora inmediata, donde la justicia y su fuerza legítima de defensa de los derechos del ser humano responda ante el reto que tenemos de un orden auténticamente justiciero.
No debe permitirse el maltrato al inmigrante por el sólo hecho de serlo. Frente a la pasividad de los países ante la violación del derecho internacional, por ejemplo en la Embajada de Argentina en Venezuela, donde se mantienen, como se sabe, a cinco rehenes desde hace más de un año ante los ojos impávidos del mundo, respondamos con coraje y resolución. Ante la proliferación de las redes de mafias criminales paraestatales, combatamos al terrorismo con que se está apoyando desde Venezuela y Cuba a la inestabilidad regional. Frenemos a esta Nicaragua que se alía con China para ir erosionando las bases económicas de nuestras democracias. Enfrentemos a Irán y sus agentes políticos teocráticos extremistas. que son soporte de asesinos como los de Hamás. Acabemos con las mafias de narcóticos y de las fuentes del lavado de dineros con México que mantienen ejércitos en Colombia y fronteras con Venezuela. Terminemos el tráfico humano, de niñas y niños en manos de pervertidos, con tentáculos acá en Estados Unidos. Los venezolanos estamos dispuestos a ser parte de esa lucha, por lo que pedimos ser escuchados.
Debemos unirnos para concertar mucho más sobre el cómo, el aquí y el ahora, para la derrota en el terreno de esos criminales que son los flagelos de los que depende el lograr conquistar, o no, un mundo más libre y sano, frente al de aquellos que tienen en su mente el dominio y subyugación de naciones enteras. Esa es nuestra proposición permanente, nuestra disposición indeclinable y la continuación de nuestros esfuerzos para la concertación de planes de acción, que les hemos expuesto desde nuestra cátedra. Así los expresamos nuevamente ante este próximo homenaje a los 275 años del nacimiento en Caracas de Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez, el 28 de marzo de 1750, el “americano más universal”. Estemos atentos a la invitación en la Florida International University, este próximo viernes a las 3:00 pm frente a su Biblioteca Principal.
catedrainternacionallibertad@
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