OPINIÓN

Drones en Moscú (¿Etapa final del conflicto?)

por Daniel Arias Alfonzo Daniel Arias Alfonzo

El sorprendente ataque masivo con drones, efectuado por Ucrania sobre la capital de la Federación Rusa (Moscú), tiene la posibilidad de generar un estado de ansiedad e inseguridad en la vida cotidiana de los ciudadanos, que obliga a pensar que el apoyo popular a la guerra puede declinar rápidamente si no logra el gobierno de Vladimir Putin  poner freno inmediatamente a dichas incursiones, que convierten el día y la noche en una sensación de angustia, esperando el próximo ataque.

Los ucranianos no olvidan que el 28 de mayo de 1987 un piloto alemán en una avioneta logró atravesar todas las defensas aéreas y aterrizar en la misma Plaza Roja de Moscú,  ante el total asombro internacional. Esta hazaña derivó en la destitución de más de 2.000 funcionarios militares y dejó muy mal parada a una defensa, diseñada para enfrentarse a ataques aéreos a gran escala de cientos de aviones de la OTAN en un hipotético conflicto, el cual se temía hace 4 décadas atrás.

Es importante informarle al lector que los ataques aéreos para quebrar la voluntad de lucha de un gobierno tienen más de un siglo, desde los ataques con Zeppelin de la Alemania Imperial hasta los bombardeos sobre Londres de 1940 (Batalla de Inglaterra) y 1944 (aparición de cohetes V-2), así como los bombardeos sobre Tokio, estando demás decir que no quebraron la voluntad de lucha del gobierno británico y en el caso japonés, fue la aparición de las armas atómicas, lo que los convenció de acabar con las hostilidades.

En la Guerra de Corea, a pesar de la destrucción casi total de las ciudades norcoreanas (murió 20% de la población, bajo los bombardeos) y la obligación de vivir bajo tierra por años, el Gobierno de dicho país, también resistió mucho tiempo, acordando finalmente un armisticio en 1953, que se mantiene hasta hoy.

En la Guerra de Vietnam, los acuerdos de París, que pusieron fin a la intervención militar estadounidense, se alcanzó después de 2 campañas de bombadeos aéreos muy severos, con la amenaza presente de destruir los diques del río Rojo, con costos estimados de millones de ahogados y damnificados, lo cual afortunadamente, no se llegó a autorizar y por cierto, recordando que Henry Kissinger cumplió 100 años de edad, está semana, sería importante que aclarara, hasta donde hubiesen estado dispuestos a llegar en la administración Nixon, en aquel momento.

Actualmente, durante los conflictos existentes entre Israel y los movimientos de resistencia palestinos, también se hace uso intensivo de la guerra aérea para quebrar la voluntad de lucha de los gobiernos con resultados, negativos para ambos bandos en lo referente a objetivos políticos permanentes.

Volviendo al caso de Rusia, es absolutamente cierto que Putin tiene un control férreo de los medios de comunicación social y unos cuerpos policiales y de inteligencia capaces de detectar y aplastar cualquier manifestación de disidencia política en forma rápida y contundente, pero no pueden evitar el asombro y molestias creciente de la población,  si los ucranianos logran generar perturbaciones de su vida cotidiana,  que evidentemente, llevarán al retiro de inversiones extranjeras ( nadie quiere trabajar en un país en guerra), estimulando la migración de trabajadores calificados, que saben como conseguí empleo en el extranjero, los cuales sumados a los empresarios y sus familiares, causan unos efectos económicos que no se aprecian a primera vista, pero que sin duda, terminará afectando a la larga la economía de un país.

La lucha creciente desde hace 15 meses tienen un coste económico para la Federación Rusa, que es maquillado en su presupuesto hasta cierto punto, pero que tiene una inmensa presión sobre las vastas reservas financieras de la Federación Rusa, que han sido golpeadas por los gastos militares, evitando el gobierno de Putin, tener que pagar la guerra, con incremento de impuestos o emitiendo más dinero, como Alemania en la Primera Guerra Mundial, lo cual hace pensar, en los límites económicos de un país, para soportar las cargas de una guerra, recordando que la Guerra de Vietnam obligó a Estados Unidos a eliminar el Patrón Oro, por lo cual no es difícil imaginar que los Departamentos de Recaudación Fiscal del gobierno ruso, están funcionando a máximo nivel.

Habiendo destruidos la mayor parte de la agricultura e industria ucranianos, el gobierno de Zelenski depende totalmente del financiamiento externo para mantener su existencia y por ello no tiene otra opción que arriesgar todo hasta más allá de los límites que muchos países,  consideran temerario o hasta suicida.

Es más que obvio, que van a tratar de desequilibrar el normal funcionamiento de los servicios públicos esenciales y la economía de la Federación Rusa, bien sea con drones, infiltrado saboteadores, ataques ciberataques, operaciones comando, como las realizadas por los chechenos hace 3 décadas, cuando tomaban escuelas o teatros, en fin, pudiéramos estar en presencia de una etapa de desesperación por ganar la guerra, antes de que los países occidentales pierdan la voluntad de financiamiento de las fuerzas armadas de Ucrania.

Es difícil estimar, que reacciones tendrían en la cúpula del gobierno de Putin,  si se generalizan los ataques en las ciudades más importantes de Rusia, púes en el momento actual en que se redactó el presente escrito, ya se conoce la mediática y contundente opinión del único líder exitoso de esta guerra en Rusia, fundador del Grupo Wagner, que aprovechó la ocasión para culpar a los integrantes del Ministerio de Defensa de Rusia, por incapacidad y negligencia, para proteger a la ciudadanía rusa.

Considerando que dicho individuo no se ha caído de una ventana, ni ha muerto después de tomar té, como le ha ocurrido a otros individuos demasiados impertinentes o molestos para el gobierno de Putin, indicando claramente que el mismo es una herramienta política fundamental para el mismo Putin, hace 5 lustros, se volvió el líder principal de su país,  acabando con el ambiente de terror y zozobra, que habían producido las guerras en Chechenia, a través de las duras medidas, sin importar el coste humanitario ni la opinión pública internacional.

Llevar el conflicto militar hasta sus últimas consecuencias  implica legitimar a los ojos de los rusos la utilización de las armas nucleares tácticas, si consideran que una derrota militar llevaría a la caída del gobierno y aunque pueda sonar muy exagerado, a nuevos intentos independentistas en decenas de regiones, de mayoría étnicas no rusas, dando pie a la aparición de nuevos países, como ocurrió en el final de la Unión Soviética.

Se puede estar en la etapa final y decisiva de la Guerra en Ucrania…