¿Cuáles han sido los beneficios de los 21 años de polarización política en el país?, éxodos, lutos, lágrimas, hambre, colas, humillaciones… La gente en la calle a diario se pregunta de manera angustiada, con todas las crisis que vivimos, ¿qué va a pasar en este país?… Dios, ¿cuándo llegará el cambio?… Mi Dios, ¿hasta cuándo Maduro?… lamentablemente, las respuestas no se pueden dar sin hacer primero un análisis profundo de los errores políticos y socio-históricos del pasado y presente. Si algo tiene significación real en Venezuela, son los dilemas en sus diferentes dimensiones. El desconcierto y la duda emergen a cada momento y con mucha fuerza entre los millones de ciudadanos. No obstante, ser un dilemático no necesariamente es gravitar en la desesperanza, tarde o temprano germinará el cambio, lo malo no puede durar para siempre. Palabras bíblicas: “Es justo y necesario” recurrir a la historia, según en la era posguerra fría hubo una reunión secreta entre el líder sindical y ex presidente de la Polonia poscomunista, Lech Walesa, y el papa Juan Pablo II. El sumo pontífice le dijo al premio Nobel de la Paz: “Hijo, te prohíbo tres cosas: que mates, que odies y que pierdas la esperanza», todo el mundo ya sabe el resto de la historia.
La Venezuela del éxodo, de la que huyen sus hijos porque no ven futuro inmediato y la muerte está en todas partes, no es el país que teníamos hace 21 años ni el que queremos, es sometida a intencionadas cadenas nacionales de radio y TV que hace Maduro, junto a minicadenas llamadas noticiarios de la patria y la proliferación de radios y televisoras regionales o locales convertidas en red de lavado de cerebro para apuntalar el pensamiento único. Atentan contra la libertad, inteligencia y dignidad de la gente, no es lo deseado por la mayoría de los venezolanos, no se pueden construir mentiras verdaderas sobre la base del sufrimiento. El tiempo a la revolución venezolana se le agotó, nunca llegó la redención a los pobres, como se había prometido en tiempos de revolución bolivariana.
Si reflexionamos ante la siguiente pregunta: ¿de qué le sirve a este país tener las reservas más grandes de petróleo y gas del planeta, si la realidad concreta deriva en la humillación de la mayoría de su gente, que se encuentra en una posición de rodillas ante una aguda crisis económica, articulada a la hiperinflación más alta del mundo e inseguridad ciudadana, la más grave de su historia contemporánea? Actualmente, Venezuela muestra una situación compleja e indeseada con más de 90% de pobreza general, abrazada a la hambruna.
Es imperativo para su clase política buscar los espacios necesarios que encaucen una urgente convocatoria con acciones que se muevan en lo inmediato hacia el cambio del modelo del socialismo siglo XXI, que ponga orden político para salir de la ruina económica. Mientras no se corrijan las desviaciones estructurales no se resolverán los problemas económicos y sociales.
El modelo del socialismo del siglo XXI que trata de imponer el gobierno de Maduro a la fuerza tiene un gran rechazo revelado en resultado cuantitativo 87,4%. La gente está atrapada en su propio laberinto, sin embargo, mantienen una visión democrática quieren hablar de sociedad civil organizada y no de comunas. En vez de cooperativas, desean hablar de microempresas. En vez de caer una estéril y desfasada lucha de clases, la gente pide respeto y oportunidades emprendimientos. Venezuela transita por una verdadera expoliación. Pero, aún cuenta con suficientes talentos humanos, capital humano y riquezas naturales para recuperarse. El 83,3% de los venezolanos pide inmediato cambio político, en paz. Al final, Venezuela no es herencia y menos propiedad eterna de Maduro.
La decadencia del capital político rojo se centra en su esencia en la caracterización del tipo de liderazgo que práctica Maduro, un liderazgo que no transmite el mismo grado de respeto y seguridad que generaba su comandante eterno en sus seguidores, seguramente el elector chavista fue solidario de manera automática con la solicitud que hizo en su momento histórico el fallecido mandatario a sus bases para que le dieran su respaldo incondicional a Nicolás en el año 2013. Hasta ahora Nicolás ha demostrado no tener madera de líder político, sólo se proclama “el hijo de Bolívar y Chávez” para intentar mantener “secuestrado” parte de un capital político chavista, para muchos revolucionarios es un intento fallido. En medio de toda una complejidad económica, nudos críticos en la política, Maduro sigue con un nivel significativo de sordidez que directamente complica la dinámica de un país que desea cambio político y rescate del voto, las crisis perturban los sueños indeseados de la violencia.
En síntesis, son 21 años con una polarización extrema, en los que el chavista no migraba de preferencia tan fácilmente, ahora la mayoría piensa seriamente en un cambio de gobierno ya. Que Maduro haya frenado por momento algunas complicaciones de enfrentamientos sociales no implica que haya resuelto la crisis estructural económica y le dé esperanza de continuar para siempre en el poder central, así como la debilidad estratégica en el marco de la decadencia de su capital político / electoral, nudo crítico para aceptar nuevas elecciones competitivas. Siempre existirá la brecha cuando las fisuras brotan por la ineficiencia e injusticia social. A diario todo cambia, todo se mueve. “Cuando soplan vientos de cambios, algunos levantan muros y otros construyen molinos”
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