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¿Dónde está el piloto?

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No me vayan ustedes a decir que  no saben quién es el Piloto venezolano, aquel a quien todos buscan y nadie encuentra. Vamos a darle unas pistas para identificarlo. ¿Rafael Ramírez? No, señor. Ese no es. Ese apareció por el Lago di Como o Lario.  Rafa (así le decimos los íntimos) a lo mejor y exagerando podrá tener unos 3.000 millones de dólares.  Fruto de su robo honesto y planificado y del retiro de su Caja de Ahorros. El Piloto tiene burda de más. ¿Dieguito Salazar? (Ese diminutivo lo usamos entre los panas para distinguirlo de su papá, es una especie de Papi Papi). Dieguito es un hombre culto y diversificado. Bondadoso y de buena copa. En una de sus fiestas les regaló a todos los varones presentes relojes Rolex. A mí no me invitaron. Tampoco fueron muchos los watches. Les donó a sus curruñas 20 Rolexitos, cuyo costo en promedio de 25.000 dólares requirió de un presupuesto de medio millón. En otra ocasión (tenía mucha hambre) compró toda la trufa blanca que había en los mercados de París. Parece que unos 65 kilos. Como estaba en temporada le puso la mano a razón de 3.300 dólares el kilo, para un total de 214.500 dólares sin incluir el costo del jet alquilado para buscar el producto en la Ciudad Luz.  Y como esas excentricidades hay muchos cuentos. Las oficinas de lujo. La orquesta para su acompañamiento en canto. Los diferentes chefs, los sommelier, las damas de compañía y relaciones públicas. En fin. Anjá. Pero Dieguito tampoco es nuestro Piloto. El  original no es criollo, tampoco persa, sino árabe. Persa era el Sha de Irán. Mi recordado Mohammad Reza Pahlavi. Y Alí Babá. Por cierto, mucha gente cree que Ali era el jefe de la  banda de los 40 ladrones, cuando es lo contrario, Alí le cepilló los cobres a la cuarentena. Cualquier parecido o disimilitud con la realidad venezolana es totalmente cierta y nada casual. Fíjense bien. El persa descubrió por casualidad dónde estaba el tesoro mal habido y la forma de entrar y salir de la cueva. Ven cómo se va pareciendo la vaina. E irse llevando poco a poco el biyuyo para  su zona de confort que llaman ahora. He aquí una información  sustancial y un buen dato para descubrir la identidad de nuestro personaje. Se tejen historias que hablan de su residencia en una zona militar, en una de las casas de los complejos habitacionales que existen en ese inmenso terreno. Allí tiene servicio de mesonero,  cocinero, gimnasio, yakuzzi, sauna, mayordomo, masajista con happy ending,  aire acondicionado, televisores de 83 pulgadas y toda la mansión debidamente equipada.  Dicen que el Piloto entra a su residencia diciendo “ábrete Pdvsa” y una vez dentro la cierra pronunciando “ciérrate Pdvsa”, como hacían en el famoso  cuento de la Mil y Una Noches.   Después de un escandalazo y unas noticias explosivas, el Piloto desapareció como por arte de magia. Se urden nuevos cuentos. Que lo vieron comiendo en uno los restaurantes instalados en el puente sobre el Bósforo en Estambul. Más allá afirman que se la pasa en el café Pushkin en el Boulevard Tverskoy de Moscú. Otros aseguran que vive en una de las mansiones que usaba Fidel Castro en la Habana, incluso que ocupa la Finca Vigía donde vivía Hemingway.    Juran en otros lares que vive en Damasco donde se dedica a producir aceite de oliva para la cajas  Claps. Que no quiere saber nada de petróleo. En fin. Nadie parece saber de su paradero. Ni Maduro. NI Jorge Ni Diosdado. Ni Delcy Eloína hablan del Piloto. Se lo tragó la tierra. ¿Y cuál será la razón de su aparente desaparición? Teoría A. Fue descubierto por la PNB, GNB, Sebin, PAC (Policía Anticorrupción), DGCIM, Cicpc y demás organismos armando una conspiración para derrocar a Maduro y declararse como Jeque Interino. Guaidó Style. Tenía, dicen, más de 10.000 hombres y mujeres reclutados y un acuerdo con los países árabes para instalar un Califato, peor aún, un Nuevo Estado Islámico. Todas sus tropas tenían sus suriyabs y sus hiyabs, entre otros trajes árabes, también abayas, burkas, jimares y turbantes. Teoría B. Manejaba todos los “fondos revolucionarios”. Solo él sabe el nombre de los usuarios, las claves de acceso, los países dónde están los fondos, los bancos, las cuentas cifradas y toda la normativa de seguridad que protege dichas cuentas. No se podía mover ni un solo cobrito sin que el Piloto dijera yes. En estos últimos  meses, dicen, se ha dedicado a ir paulatinamente, sin prisa pero sin pausa, transfiriendo a nuevas cuentas y beneficiarios los fondos que una vez tuvo bajo su tutela. Las cifras que se revelan  en las redes sociales son muy superiores a todo el oro del moro (como dijo una vez Juan II de Castilla) oculto en la montaña donde Alí Babá entraba y salía a su antojo. Hasta que todo sea transferido (seguramente algo le salpica) no podrá salir de donde lo tienen preso sin amarras. Teoría C. El susodicho está finado. Falleció por causas desconocidas. Muerte natural después de una tanda de palos dixit Rubén Blades. Escondieron el cadáver. Lo lanzaron al mar al lado de Osama Bin Laden. Se lo dieron a los cochinos de Kim Jong-un. Lo entregaron a las tribus caníbales de Australia. Está embalsamado. Está criogenizado. Caput finito. Teoría D. Gallo Tapao. Lo van a lanzar como candidato presidencial dado que Maduro no levanta cifras desde el inframundo del 8%. En una especie de campaña de intriga que ocuparía la mente y los intereses de los venezolanos. Todo ayudado por el CNE. La interrogante sobre su paradero ira acrecentándose  y en una acto poliédrico aparecerá vestido de Sultán el 31 de diciembre de este 2023, con la consigna “No estaba muerto”, “Estaba de campaña”. ¿Y qué piensa usted, querido lector, qué pasó con el piloto?

P.D. Esta investigación fue financiada por la Liga Árabe y la USAID.

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