Los rojos rojitos son expertos en denunciar y hacerle seguimiento a las desapariciones de sus camaradas. Para cualquier duda remítanse al voluminoso libraco del año 2017 que instruyeron desde el inicio de la revolución bolivariana, titulado “Informe final contra el silencio y el olvido” firmado por Luisa Ortega Díaz, presidenta de una Comisión por la Justicia y la Verdad, en su carácter de fiscal general de la república; entre otros notables miembros de brazalete tricolor.
16.630 expedientes fueron examinados desde archivos policiales y militares por esa comisión. Al final ni hubo justicia ni verdad. Solo se contribuyó a atizar el resentimiento y abrir más la brecha del odio y la división en la sociedad venezolana.
La reconciliación, ese valor que se levanta eufóricamente ahora, por un sector de la oposición, fue dejada de lado en ese voluminoso monumento al odio y el resentimiento político desde una comisión presidencial llamada a resarcir la verdad y remendar la justicia en la Venezuela de esa época, especialmente la que arrincona al otro sector involucrado en esa guerra, los militares y policías de la fuerza pública de ese entonces.
Como decíamos al inicio, los camaradas son expertos en desapariciones, pero…
Desde el mes de agosto de 2020 está «desaparecido» del mapa el ciudadano Carlos Lanz Rodríguez, uno de los cuadros militantes históricos de la revolución. Lanz Rodríguez alias Carlitos Zárraga, uno de sus apelativos de combate durante la guerra revolucionaria de los años sesenta, fue el jefe del comando guerrillero del Grupo de Comandos Revolucionarios (GCR) que secuestró el 27 de febrero de 1976 al industrial norteamericano William Frank Niehous en la quinta Betchirro de Prados del Este en Caracas. El grupo de plagiarios era el brazo armado de la organización política la Liga Socialista (LS), que operaba como fachada legal y política, bajo la secretaría general de Jorge Antonio Rodríguez.
El secuestro del norteamericano fue uno de los más largos de la historia, duró 3 años, 4 meses y 2 días. En ese tiempo fue detenido por su participación intelectual Jorge Rodríguez, quien murió en los calabozos de la Disip; fue encarcelado Carlos Lanz Rodríguez; y el secuestro y sus responsabilidades con Camello (el código para referirse a Niehous) fue asignado a otro grupo guerrillero que desarrolló toda la logística de la retención hasta el rescate, y la liberación el 29 de junio de 1979. Esta otra célula subversiva la controlaba Ali Rodríguez Araque alias Fausto, Julio Escalona alias Bernardo y Fernando Soto Rojas alias Hernando o el hombre que olía a monte.
Las interioridades del secuestro en ese lapso de la retención fueron recogidas escrupulosamente por Camello en un diario que fue confiscado y desaparecido misteriosamente hasta la fecha. Y que ha podido recogerse y anexarse en la investigación que llevaba un tribunal militar si se hubiesen cumplido los protocolos de la instrucción del sumario. Es historia que el presidente Luis Herrera ordenó por razones humanitarias la rápida salida de Niehous del país y el misterio de las complicidades en el secuestro, la retención, el cobro del rescate y la liberación pasaron a formar parte de los enigmas de esa conspiración. Hasta el sol de hoy.
El punto es que el camarada Carlos Lanz Rodríguez, con un historial burocrático en la revolución bolivariana de haber sido presidente de la CVG Alcasa, coordinador de la reforma educativa en el Ministerio de Educación y autor intelectual del famoso decreto 1011; y autor material y jefe de la operación del secuestro denominada Argimiro Gabaldón, desapareció del radar desde el 10 de agosto de 2020. Y eso ha disparado algunas alarmas y otras conjeturas. Sobre todo en cuanto al tema de los dineros recibidos por el rescate de William Frank Niehous y la parte del botín correspondiente al padre de los Rodríguez, que aparentemente se destinó al futuro de los huérfanos Jorge jr y Delcy para financiar sus estudios y que estaba dejando de ser un secreto bien guardado. La mano de Alí Rodríguez, Fernando Soto e Ilich Ramírez desde sus tiempos en París tiene mucho para abundar y aclarar en ese manto puesto sobre la verdad de esos fondos. Una permanencia a todo trapo, en la prestigiosa universidad de París X Nanterre para un doctorado en donde se formaron famosos como Nicolás Sarkozy, Dominique Strauss-Khan, Christine Lagarde o Emmanuel Macron. El mismo sitio donde los días con sus noches de jolgorio en la ciudad luz, muy bien pudieran estar registrados en los libros de la contabilidad de la Owens Illinois, con cargo a los 3 años, 4 meses y 2 días que duró el secuestro de William Frank Niehous. Acá también sería válida la expresión “París bien vale una misa”, con la mesa full y la moza Delcy empezando a ejecutar su venganza. Pero… ese secreto solo lo puede saber Carlos Lanz Rodríguez, y también Nicolás Maduro, altos panas de Jorge Rodríguez padre, sobre todo y en particular, el usurpador del poder en Miraflores desde sus tiempos de zagaletón en El Valle, Coche, Valle Abajo y Caricuao, y sus inicios políticos y coqueteos delincuenciales con la Liga Socialista y por extensión, con la subversión urbana.
Allí tiene una tarea viable y bien expedita Luisa Ortega Díaz, ahora como fiscal general del gobierno interino. Ella también maneja secretos de la revolución como los que atesora el ahora esfumado Carlos Lanz Rodríguez alias Carlitos Zárraga y sabe hacia dónde puede orientar las investigaciones de esta desaparición en materia de los principales sospechosos. Ya ustedes pueden concluir hacia dónde fumea.
La pregunta seguirá flotando en el ambiente a pesar del poco eco que ha tenido esta desaparición de Carlos Lanz Rodríguez, en el régimen que ayudó a construir, desde sus tiempos de secuestrador. Las relaciones entre delincuentes siempre han estado teñidas de delaciones, chantajes, extorsiones, traiciones, venganzas y cuerpos que desaparecen en el fondo de un río, en un tambor de ácido, en una fundación de concreto, o en lo más profundo de una montaña sin dejar ningún tipo de rastro. Al mejor estilo de la mafia. Y el régimen que se estableció en Miraflores desde 1999 funciona como una famiglia que muy bien pudiera ser registrada en un libro por Mario Puzo y llevada al cine bajo la dirección de Francis Ford Coppola. Seguro que desplaza en éxito toda la saga de El Padrino.
Entonces, la pregunta es… ¿Donde está Carlitos Zárraga?