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¿Dónde buscar la estrategia de la oposición?

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Que Nicolás Maduro como presidente “usurpador” no haya cumplido con los lineamientos generales que orientan la acción del Estado para el bienestar de las personas y el desarrollo del país; que sea responsable de la situación miserable que se vive por haber malbaratado los ingresos provenientes de nuestro subsuelo, destruido el desarrollo de nuestras industrias productivas e impedido el mantenimiento de nuestras instituciones; así como por facilitar las riquezas súbitas de funcionarios, familiares y testaferros; fuerzan al pueblo a disponer de su acción contundente, unitaria y revolucionaria para el logro un gobierno de transición que ponga punto final al régimen perverso.

Si bien la Coordinadora Democrática no logró el objetivo de ganar la presidencia para Manuel Rosales, resultó ser instrumento unitario satisfactorio. Sustituida  por una  “Mesa” denominada de la “Unidad” se  llegó al extremo de cuantificar los cargos de elección popular. La dirección de este inútil instrumento como facilitador incierto de una oposición fortalecida se hizo notoria. Al extremo de reservar las decisiones tácticas a la exclusividad  de  cuatro organizaciones  políticas (4G). Se enredó en un contradictorio e incongruente laberinto discursivo. Causó desconfianza política, por lo que dado sus procederes no se dieron las condiciones exigidas para revertir la independencia de los órganos del poder público.

La MUD no informó a la nación sobre las reuniones de diálogo con el gobierno. Maduro las da por conocidas. Los  que se hicieron acreedores de la dirección opositora dieren fe de las bondades de la maniobra maniquea del   régimen. Maduro elabora argucias para su perpetuación en el poder. Logra los medios para el fin propuesto. Enmienda la Constitución haciendo vigente  aumentar los años de ejercicio presidencial. Inserta la reelección indefinida de los funcionarios de elección popular en la Constitución. La oposición calla. El querer ser presidente está incubado en los tuétanos de los que convierten la política en beneficio  superfluo.

Llegado a la Presidencia sin oposición alguna, Maduro comienza por deslastrarse de un sector del chavismo. Se lleva en sus cachos al grupo universitario presidido por Giordani. Su pérdida de simpatía se hace ostensible. Él crea la cúspide de militares activos. Sin tomar en cuenta su idoneidad, los incorpora a los cargos más altos, haciéndolos partícipes en la controversia política. Los militares “élites” pronuncian discurso en los cuales presagian  la no posibilidad de llegada al poder de los que  hacen oposición al régimen. Maduro valido de tal comportamiento, se da respaldado con un apoyo monolítico de este grupo de la Fuerza Armada propulsores de su continuidad.

Maduro, totalitario, convierte al PSUV en partido único. Impide la formación de partidos políticos que puedan fortalecer a sus adversarios, dispone para ello del TSJ. Todo se le hace fácil dada la incoherencia opositora.

En 2014 logra la concurrencia al Palacio de Miraflores con participación de la   ministra de Relaciones Exteriores de Colombia para plantear el diálogo. Lo constituye en su eslogan. Nunca hubo acuerdo sobre este particular, pero  divide al Grupo de los Cuatro. El diálogo se constituyó en ficción que le dio resultado. Maduro asalta al TSJ. El máximo tribunal profiere sentencia mediante la cual se imposibilita la validación de partidos honorables, entre otro URD. Manda al “carajo” la representación proporcional de las minorías. La MUD guarda silencio. La sentencia le era favorable para su tranquilidad – Maduro se hace dueño del terreno- deja en campo a sus adversarios. Declara  en desacato la AN. Dispone la conformación de la ANC espuria, la cual adelanta el proceso electoral que vulnerando la Constitución le permite la presidencia. La MUD hizo flirteos, pero no remates. El pueblo no concurrió a votar. Sin dirección se impuso la abstención. La AN nacional declara usurpador a Maduro. Nombra al diputado Juan Guaidó encargado de la Presidencia. Maduro en su ambición de poder, ordena al TSJ la designación de un CNE. Mediante opositores conversos constituye la  “Mesita unitaria”. Se convoca a elecciones parlamentarias para el 6 de diciembre con carácter irreversible. Maduro invalida partidos de la oposición, los cuales mediante comunicado se habían pronunciado sobre sus convicciones de no violencia. No les paró: expropió a sus directivos. Les nombra comando ah hoc. El fraude va, los insumos se han preparado. ¿Dónde está el criterio unitario para derrotarlo?

Como colofón de lo dicho, con empeño manifiesto en rechazar el fraude e irreversiblemente confiado en que la abstención constituye el medio más expedito para derrotarlo. Razones pertinentes me fuerzan a indagar respecto a dónde se encuentra la estrategia de la oposición. Me doy por entendido que en la lucha por el cese de la usurpación se evidencia que los opositores le oponen una actuación de condición excesivamente tranquila y moderada, de poco valor e insignificante participación de las masas: pacata. Queremos  que otros hagan por nosotros lo que estamos obligados a hacer para conquistar todos y cada uno de los  derechos vulnerados. Hacen más oposición fuera del país que dentro.

No obstante, percibimos sorpresas con obligación de respuestas: Guaidó, en forma que le es impropia, presenta una propuesta para realizar la unidad,  hace un llamado a unirnos. Se dirige a algunos de sus seguidores, con referencia  a la “Hoja de Ruta”. A la vez, señala los nombres de algunas personalidades a los que, sin dejar de reiterarles mi aprecio, supongo  escogidos a dedo. La no aceptación expresa de una de las designadas lo hace evidente. En oportunidad anterior, nuestro fraterno y legítimo presidente encargado, declara que le ha presentado a los dirigentes que señala con nombre y apellido criterios para lograr un pacto de unidad partidista.

El Frente de Oposición Nacional lo he venido planteando en nombre de URD, pero en condiciones distintas a la del presidente provisional. Son razones doctrinarias las que me llevan a mi contrariedad con la propuesta de Guaidó, por ser un convencido de que hay solo una causa que nos conduce a liberarnos de Maduro, lo cual no se logra con grupo de notable. Se forja con la unidad de todos los venezolanos. Todos unidos: el pueblo trabajador, los estudiantes con sus profesores, hombres de negocios honrados, los soldados y oficiales de la Fuerza Armada no corruptos, el clero con sus batallas libradas. Por lo que no dejamos de entender que la conducta de quien nos dirige carece del sentido táctico necesario para hacer efectiva lo resuelto por la AN.

Percibidos de que las manifestaciones llevadas a cabo por el diverso compuesto de nuestra sociedad han sido espontáneas, sin dirección política, como espontánea también la movilización para hacer conciencia de la abstención por lo que mal puede un grupo dirigir  un proceso que requiere incorporación colectiva. Los partidos que integran el frente opositor atraviesan  condiciones precarias. 80% de los electores está con la abstención. La táctica para el triunfo tiene que ser a través de una acción manifiesta de alta responsabilidad, que nos obliga a agarrar al pueblo por los codos para levantarlo. Esa táctica manifiesta de impulso revolucionario nos llevará a consolidar ¡el no votar¡ Tenemos que instrumentar la protesta. Guaidó debe entender que el fraude parlamentario le dará el triunfo al dictador, lo que requiere como reacción inmediata  mantener la permanencia de la AN  por él presidida. La dirección opositora tiene deficiente baja de nivel en la sociedad civil. Se hace urgente una plataforma social y política, en la que lo fundamental sea la gente. Guaidó: tienes que estar a la altura del deber nacional. Demuéstranos que te has liberado de la disciplina del partido.

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