El doctor José Agustín Méndez Urosa fue un destacado penalista que alcanzó gran prestigio y notoriedad por su vasto conocimiento en el ámbito del derecho. Dirigió el Instituto de Ciencias Penales, Criminología y Enjuiciamiento Criminal en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Nació en Ciudad Bolívar el 17 de enero de 1917, hijo del coronel Francisco Méndez y María Félix Urosa Rodríguez. Estudió primaria en La Asunción y bachillerato en el Liceo Andrés Bello de Caracas. Se graduó en Ciencias Políticas y Sociales en la UCV, donde también obtuvo un título en diplomacia. Posteriormente, se especializó en la Universidad de La Plata en Argentina y en Brasil.
Como penalista y profesor titular de Derecho Penal alcanzó tanto prestigio, que muchas promociones de abogados llevan su nombre. Fue autor de numerosos textos sobre derecho penal y participó activamente como asesor en la elaboración del Código Penal, la Ley de Menores y la Ley de Policía Judicial en el Congreso Nacional, donde era consultado regularmente por las distintas fracciones políticas.
El doctor Méndez mantuvo una profunda amistad con el destacado jurista Jóvito Villalba, con quien colaboraba de forma estrecha en todo lo relacionado con el Derecho. Entre sus mentores más influyentes se encontraban los doctores Luis Jiménez de Azúa y José Rafael Mendoza Troconis, quienes guiaron su vida profesional.
Tuve el honor de conocer al doctor Méndez en la casa de mis padres. Era un hombre afectuoso, y nuestras familias estaban unidas por lazos de amistad. Lo recuerdo caminando por las calles del centro de Porlamar, siempre observador y reservado. Y cuando me trasladé a Caracas para estudiar Derecho, en los años sesenta, tuve la grata sorpresa de encontrarme con él en los pasillos de la Facultad de Derecho.
Aquella fue una época en la que los grandes maestros del Derecho, muchos de ellos exiliados españoles, enriquecieron el ambiente académico. Recuerdo especialmente a los Dres. Joaquín Sánchez Covisa, Juan Carlos Rey, Roberto Goldschmidt, Manuel García Pelayo, Isidro de Miguel Pérez y Antonio Moles Caubet. Junto a estos eminentes juristas europeos, también contábamos con destacados maestros venezolanos de la época, como los Dres. Jóvito Villalba, René De Sola, Tomás Polanco, Rafael Pisani, Rafael Caldera, Jesús Leopoldo Sánchez, Ramón Escovar Salom, Arnoldo García Iturbe, José Luis Aguilar Gorrondona, Antonio Pérez Alemán, Juan Porras Rengel, Jaime Parra Pérez, José Luis Tamayo, Luis Villalba Villalba, Manuel Padula F, Eleazar Martineau Plaz, Tatiana Maekelt, Elena Fierro, José Alberto Zambrano Velasco, Luis Enrique Farías Mata, José Román Duque Sánchez, Víctor Alfredo Arismendi, José Melich Orsini, Óscar Palacios Herrera, José Ramón Medina, José Muci Abraham, José Andrés Octavio, Arístides Rengel Romverg, Tulio Chiossone, entre otros distinguidos profesores.
El doctor Méndez representó a Venezuela en numerosos congresos y eventos internacionales, como el Congreso Mundial sobre Prevención del Delito en Río de Janeiro (1969), el Congreso de Criminología en Montreal (1966) y el Congreso Mundial de Juristas en Washington (1965). Además, fue condecorado con la Orden del Libertador por sus grandes méritos como ciudadano.
Entre 1964 y 1972, se desempeñó como magistrado de la Corte Suprema de Justicia, de la cual llegó a ser vicepresidente de la misma y presidente de la Sala de Casación Penal. Fue uno de los alumnos más destacados de Luis Jiménez de Azúa y también del doctor José Rafael Mendoza Troconis, con quien redactó el Código Penal Venezolano de 1967, durante la presidencia de Raúl Leoni. Luis Giménez de Azúa publicó Las Ciencias Penales en 1945 dedicado a José Agustín Méndez, en la dedicatoria decía: “Juventud y, por ello esperanza sin dejar de ser realidad, de la docencia ius penalista en Venezuela”.
Fue un maestro agudo, responsable y profundo en la enseñanza del nuevo Código Penal, y se le recuerda por su compromiso con la formación de nuevas generaciones de abogados. Escribió numerosos tratados, entre ellos «Los delitos políticos en la legislación venezolana», además de obras sobre derecho penal, política penal y penitenciaria. Fue un demócrata ferviente y seguidor de las ideas del Libertador Simón Bolívar, dedicando gran parte de su vida a defender la independencia del poder judicial.
Con esta breve semblanza, quiero rendir homenaje a este gran jurista venezolano, nacido en la tierra guayanesa, quien nos dejó un inmenso legado. Su humildad y sabiduría se reflejan en sus decisiones en la Sala Penal de la Suprema Corte, las cuales son testimonio de su profunda jurisprudencia.
El doctor Méndez pertenecía a una familia sólida, a la que dedicó su vida, y sus hijos y nietos han seguido su ejemplo de dignidad y entrega al servicio del país. Entre sus alumnos más destacados se encuentran Arnoldo García Iturbe, un talentoso penalista y viceministro de Justicia, y Alberto Arteaga Sánchez, otro gran penalista, cuya trayectoria es un ejemplo de amor a la patria y servicio a las instituciones democráticas, con la justicia como pilar fundamental del progreso y la libertad.