Valentina Vadell, Jheyson Guzmán, Tarek William Saab y Alberto Jiménez Ure

Este sábado 6 de abril de 2024, en el Teatro Gonzalo Picón Febres de Mérida, situado en el Centro Cultural Tulio Febres Cordero, presentamos dos libros del poeta y fiscal general de Venezuela: uno titulado Discursos al pie del Hemiciclo (1999-2004, cuya ponencia estuvo a cargo del gobernador Jheyson Guzmán) y el otro Saab (sobre el cual diserté).

El evento fue patrocinado por el Ministerio de la Cultura e inaugurado por Ernesto Villegas. Esto fue lo que pronuncié sobre mi libro titulado Saab:

No repetiré en Mérida, ciudad en la cual conocí a Tarek y donde vivió (1982-83) lo que pronuncié en Caracas el mes de noviembre de 2023. Ese opúsculo fue profusamente divulgado en distintos medios de comunicación internacionales, mi lectura está filmada y disponible en https://www.youtube.com/watch?v=HZNcLj_zvuE. Forma parte de la novísima y segunda versión, aún no divulgada, de mi libro de ensayos breves sobre su vida y obra que tiene casi 300 páginas.

Informé con suficiente antelación a mi entrañable y afamado amigo Tarek William que no leería de nuevo el texto citado porque lo convertí en un capítulo y aparece en la edición ampliada, ahora titulada SAAB (Una historia). Pero no le dije que hoy, 6 de abril de 2024, sin toga ni birrete, le conferiría el doctorado «Honoris Causa» por la Universidad del Mundo [tres menciones: Poesía, Derechos Humanos y Ciencias Jurídicas-Políticas].

-«[…] La cultura ha salvado a la Humanidad […]» –recién declaró en La Habana el poeta (29-2-2024: http://cenal.gob.ve/?p=23722).

El pergamino doctoral lo constituye cada ejemplar de SAAB que ya tienen muchos, publicado por Vadell Hermanos el año pasado. No fue decidido en conciliábulo de burócratas embriagándose con pócimas de mediocridad. Tampoco en algún consejo de académicos decadentistas y petulantes, que, a pesar de su memorable ignorancia y derrotismo, todavía arrogan ser jueces en artes y ciencias. Que me refute alguien para convidarlo a lidiar una polémica al respecto. Jamás perdí fama de enfant terrible en los ámbitos de la Literatura y Comunicación Social. Lo soy todavía en el cuerpo de un hombre envejecido, pero no senil.

Durante toda mi vida he sido propulsor de la lucidez que irguen los epistemólogos y, por ello, sostendré, hasta el final de mis días, la tesis de fortalecer el Estado de Justicia en cualquier demarcación territorial porque haciéndolo contribuyo a enaltecer los derechos universales del ciudadano u hombre (https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/una-declaracion-solemne-que-adherire-mientras-viva/)

He sentido de Tarek William Saab su desolación y espera, en un andén fantástico, la llegada de sí mismo. Si querrá recibirse, a su otro que él mismo, o posterga hacerlo, no tiene la relevancia del viaje que íntimamente anhela experimentar y a pocos confiesa. No se trata de escapar de un mundo impenitente o morir, sino adentrarse en la plenitud de la existencia que tiene por estructuras fundacionales la quietud, entendimiento y amor hacia el prójimo. Tampoco es fatuo ni fortuito que ambos, Tarek y yo, seamos testigos –en primera línea– de las transformaciones sociales de Venezuela y otros países durante los siglos XX-XXI.

En el curso de la década de los años ochenta (siglo XX) una chica «hippie» llamada Branger se convirtió en su novia y ello lo impulsaría a adherir las propuestas emancipadoras de intelectuales de la Generación Beat como Allen Ginsberg:

«[…] Este es el fin, la redención de la Tierra Salvaje, camino hacia el Maravilloso […]» (http://latraiciondelhombretopo.blogspot.com/2013/10/allen-ginsberg-kaddish-en-espanol.html)

Todo lo relacionado con la poética de Tarek emparentada con la aplicación de justicia, cohabitación pacífica, vida digna y cantos casi krisnamurtianos está prolijamente expuesto en la mencionada primera edición de mi libro SAAB, pero en cuya segunda presentación le añado calificativo «una historia» [Será difundido en pocas semanas].

Leamos algo trascendental que formularía Tarek tras la reedición de su libro Ángel caído:

«[…] Cuando el hombre asesina o permite una injusticia se ofende a la palabra poesía. Cuando se queda en silencio también ofende […]»

Tarek William Saab ha sido destacado por hombres admirables en el curso de su carrera literaria-jurídica-política. Sorprende una misiva de Ramón J. Velásquez, quien fue director de El Nacional y uno de los presidentes venezolanos cuya estatura intelectual lo consagraría estadista auténtico:

«[…] Siempre recuerdo nuestro primer encuentro, octubre de 1993, Miraflores, cuando usted presidía una numerosa manifestación juvenil que reclamaba la libertad del comandante Chávez. Quise recibir una delegación que encabezó Ud., acompañado por un apreciado y viejo amigo de los días de Ciudad Bolívar, Francisco Prada Barazarte. Recuerdo su discurso de ese día, poéticamente amenazante y profético […]».

De Tarek William Saab infiero que sí es una leyenda dentro y fuera de Venezuela, y lo digo aun cuando él intente refutarme esa fidedigna afirmación. Así suelo saludarlo en cada uno de nuestros encuentros o envites amistosos. Hasta donde lo he conocido, ha sido invariablemente un escritor-poeta noble extremo.

Respecto al libro SAAB, lucubró el incisivo y respetabilísimo crítico Luis Figuera en el diario El Nacional: «[…] Existen escritores para quienes el acto poético es la trascendencia verbal hecha imagen sacralizada en una página que logra conmover […]» (FUENTE: https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/sobre-el-libro-de-ensayos-saab-escrito-por-jimenez-ure/) 

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