La capacidad de poner en práctica los principios relativos al orden y constancia, tanto para la ejecución de tareas y actividades cotidianas, como para la vida en general. Actuar ordenada y perseverante para conseguir un bien, exige lineamientos para lograr los objetivos propuestos, soportando las molestias que ello ocasiona. El valor de la palabra que proviene del latín disciplina, es porque todo guarda lugar y proporción. Los seres humanos deben tender a nuestra propia armonía de ser, pensando, y actuando en relación a un buen fin.
Diversos son los ejemplos, a juzgar por el ámbito que los propicia: científica, artística, militar, escolar, cultural, laboral y autodisciplina; esta última, seguir las reglas impuestas de manera personal, con tenacidad, firmeza y solidez, usando solo la fuerza de voluntad. Es una virtud que se adquiere con la constancia. Hay maneras para tener disciplina: ser consciente de las propias debilidades, eliminar tentaciones, establecer metas claras y asumir un plan de ejecución, desarrollar autodisciplina, crear hábitos simples y poseer un procedimiento alternativo.
Se habla mucho de la militar, pero no es privilegio ni exclusividad. La característica y objetivo del sector pretende disciplina que es también obediencia sin cuestionamientos, respeto al colega tanto si es inferior o igual, como si por rango o antigüedad en la institución. Las usanzas castrenses ubican a un hombre o mujer por encima de otros, independiente de que sean o no merecedores.
La disciplina es decisión, una convicción personal, y depende en mucho de lo que se quiera ser en la vida. Levantarse en las mañanas, sea cual sea la hora en la cual se acostó, para salir a la calle y llegar puntual al trabajo, sea un modesto trabajador, o dueño de la compañía.
Realizar higiene personal adecuada, es disciplina y exigencia de mutua relación social, pero también conducta beneficiosa para la salud. Hay resolución en bañarse, rutina que tenemos, y en estos últimos tiempos sólo cuando llega el agua que, como la electricidad e internet, es revolución bolivariana intermitente. Pero aún así, los venezolanos de cualquier nivel social se bañan a diario, aunque sea con un “tobo” de agua fría o calentada cuando tienen gas disponible, que tampoco es todos los días.
Hay disciplina en estudiar con empeño para aprobar signaturas y hacernos una carrera u oficio, tanta como en los maestros que no descuidan su preparación para enseñar, formar mejores ciudadanos. Anticipa disciplina en admirar responsabilidades y jerarquías, pero también en no dejarse aplastar por ellas; una cosa es ser respetuoso y disciplinado, otra, pendejo, sumiso y resignado. Fuimos igualitarios, “parejeros” aunque considerados en el trato, y con el castro-chavismo llevamos veintiún años, ya casi veintidós, dejándonos engañar por los mismos alardes.
Se debe actuar metódico y sistemático para conseguir un propósito, requiere disposición, resolución y lineamientos. Lo principal para adquirir este valor es la auto-exigencia; es decir, pedirnos a nosotros mismos un esfuerzo extra para ir haciendo las cosas de la mejor manera.
El que se sabe exigir a sí mismo se hace comprensivo con los demás, aprende a trabajar y darle sentido a lo que hace. La disciplina es indispensable para que optemos con persistencia por el mejor de los caminos; el que nos dicta la conciencia bien formada que sabe reconocer deberes, derechos, obligaciones, libertad y democracia.
Con disciplina y entereza, hay que reclamar honestidad, coherencia y rectitud rechazando a quienes han traicionado, entregado el mandato ciudadano en tratos oscuros y pactos secretos que provocan rechazo ciudadano. Han sido múltiples las veces que han vendido la palabra empeñada por intereses partidistas e individuales.
Es lamentable, pero Venezuela será burlada una vez más por una consulta infructuosa, inoportuna e innecesaria. La realidad es que negocian elecciones sin el cese de la usurpación, inmunidad total y cohabitación. La ciudadanía tiene derecho a demandar rendición de cuenta y no por ello, ser estigmatizada, acusada de traidora a la patria, divisionista y cuanta estupidez sale de las partes afectadas.
Venezuela ya no confía, y, en consecuencia, no participará ni en el fraude parlamentario ni en la consulta popular. Es un acto hermoso de disciplina reflexiva, consciente y digna. La ciudadanía no se le arrodilla ni se humilla ante quienes la traicionan e imponen agendas ocultas arrogándose la mayoría indebidamente.
Situación que, reconozcámoslo, ha venido cambiando, porque hartarse, perder la esperanza y lanzarse a esas largas migraciones hasta países vecinos y remotos, es también una nueva forma de disciplina.
¡Terrible! pero disciplinadamente cierto.
@ArmandoMartini