Hemos venido anunciando desde hace bastante tiempo que Diosdado Cabello Rondón estaba conspirando contra Nicolás Maduro, pero entre golpes y contragolpes lucía el régimen sólido y sin amenazas que pudieran llevar al enfrentamiento definitivo.
Diosdado se encargó de dirigir él mismo su juego, sin delegar ni confiar en nadie. Supo limar las asperezas con la nomenclatura cubana y se colocó a la izquierda de Maduro, es decir, más radical, la ultraizquierda pues.
Las elecciones apuraron el enfrentamiento y Diosdado aprovechó para desquitarse de los hermanos Rodríguez, Jorge y Delcy, que han venido apoderándose de las decisiones y de la política económica del régimen de Maduro.
Pero la venganza llegó cuando Jorge Rodríguez no pudo garantizar la victoria a Maduro. Eso está listo, habría dicho en reunión da Gabinete. Por si fuera poco, había solicitado que su hermana permaneciera en la Vicepresidencia para asegurarse de que él o ella fueran el sustituto de Maduro ante cualquier eventualidad.
Jorge Rodríguez asumió la política oficial del régimen e hizo sentir que desde la Asamblea Nacional podía ser el jefe del PSUV y del gobierno. Creemos que si alguien tenía posibilidad de acordar una negociación con Estados Unidos, o con la ONU o con alguna institución, ese era Jorge Rodríguez.
Lo cierto es que Diosdado confronta a Maduro y le dice: Está bien, ustedes aceptan sacrificarme, entregar mi cabeza para salvarse, pero entonces no podrás negarme que asuma mi defensa. A lo que Maduro accedió y lo nombró ministro del Interior; y desde allí viene ejecutando el plan de colocar sus piezas, mover las que no le son leales y convertirse en el verdadero poder detrás del régimen
Eso explica las persecuciones, las detenciones, los cambios de Gustavo González López e Iván Hernández Dala, la detención de Pedro Tellechea y, por supuesto, los arrestos que vendrán y que incluirán a varios gobernadores, alcaldes y otros.
Cabello Rondón no ha peleado, se le ha escuchado decir, mientras se prepara para enfrentar a Erick Prince o a las Fuerzas Israelíes. ¿Podrá sobrevivir ? No lo sabemos, pero lo que sí es innegable es que ha adquirido un inmenso poder de negociación, que a lo mejor utiliza. Quién sabe si termina negociando la caída del régimen, cuestión esta que debe ser pronto porque a medida que aumenta su poder, también crece su número de enemigos