Diosdado Cabello nunca estuvo preparado para los altos cargos que ha ocupado en la Revolución. Fue vicepresidente, presidente de la Asamblea Nacional, ministro y actualmente es el “mandamás» del PSUV, pero ese impresionante periplo gubernamental no le ha servido para convertirse en el sustituto, mucho menos para que sea percibido como tal. Chávez lo sabía y Maduro también, por eso ni el primero ni el segundo se preocuparon por qué tan alto vuele, siempre se enredará con los cables y árboles y a ellos les corresponderá desenredarlo.
No tiene sentido de la política ni sabe cómo aprenderla. Se refugia en la caverna cuando el progreso y el avance tecnológico aconseja ser parte fundamental de eso. Prefirió un mazo en vez de la Inteligencia Artificial. Es un viejo partidario del garrote en un cuerpo joven. Si necesitas una mano para salir del barranco, lo más probable es que la pise para que caigas. No se ha dado cuenta de que la política es el arte del entendimiento, no del enfrentamiento.
Lo que más quiere es llegar a la Presidencia, pero no como producto de asumir riesgos sino por designación, y esa posibilidad solo se les presenta a los que se destacan por sumar y sumar y él no puede superar el más x menos (que da menos). No sabe quién fue Diógenes Escalante, ni porque logró el consenso de gobierno y adversarios para que fuese designado presidente
Ha tenido dos oportunidades para lograrlo pero no tiene madera de jefe ni para mandar. Necesita que lo manden, que le ordenen qué hacer y eso lo sabía Chávez y lo conoce Maduro, por eso este no pierde tiempo en sus provocaciones o supuestas luchas de poder.
Anda con el garrote para arriba y para abajo, no lo suelta y en cada esquina amenaza con darle un mazazo al primero que se encuentre, pero un político que se precie de serlo no puede construirse una imagen atacando a todo el mundo.
No sabe diferenciar entre amigos, aliados y enemigos. No cuenta con los primeros ni con los segundos; por supuesto que está rodeado de los últimos, los que él mismo se ha buscado y no pierde oportunidad de fabricárselos; si no me creen, pregúntenle a Vielma Mora
Por todo lo anterior, no es una locura lo que mucha gente piensa y dice: si el régimen necesita a alguien a quien sacrificar, Diosdado reúne esos requisitos… Dígalo ahí, Jorge Rodríguez.