Una de las consecuencias de la imposición de la estrategia Covid Cero en China tiene que ver con la aceleración de la salida de capitales. La escala y la velocidad con que estas medidas fueron implementadas para las empresas que operan dentro de su geografía ha obligado a los inversionistas a pensarlo dos veces antes de aventurarse con sus dineros en esas latitudes asiáticas. Son unos cuantos quienes sostienen la tesis de que los obligados confinamientos están amenazando los derechos de los inversionistas.
A raíz de la invasión de Rusia a Ucrania, los manejadores de fondos de inversión han comenzado a tomar mayor distancia, dada la desconfianza cada vez más generalizada de que Pekín pueda dar pasos más decididos en favor de Moscú convirtiéndose, por lo tanto, en un inesquivable objetivo de las sanciones del reto del mundo libre. Los inversionistas comenzaron a deshacerse de acciones y bonos chinos y estiman que la ambigüedad en su posicionamiento en torno a la guerra va en contra de las garantías indispensables para la inversión foránea.
Así es como la aversión al riesgo se comenzó a instalar en los mercados de capitales desde el segundo trimestre de este año, ocasionando estampidas nunca vistas y lesionando seriamente los índices de los valores chinos hasta niveles que no se veían desde el año 2014. Las pérdidas en lo que va de este año configuran un retroceso notable con respecto a los años 2020 y 2021, cuando China vio aumentar sus inversiones entre 30% y 40% por año. El caso es que se ha producido una reducción de 2 trillones de dólares en el valor de las acciones chinas en Hong Kong y Nueva York y los extranjeros han procedido a deshacerse de 150.000 millones de dólares en bonos y acciones chinas en el primer trimestre de este año.
Otra circunstancia que cataliza la huida acelerada de capitales es la subida de las tasas de interés en Estados Unidos, por primera vez desde 2018, una estrategia para domar la inflación que pareciera estar formulada para quedarse y no solo en ese país. Otros manejadores de capitales especulativos y profesionales de las inversiones de riesgo temen un desacoplamiento de China con Occidente, lo que pudiera ocurrir en virtud de políticas extremas de autoprotección originadas en Pekín, o bien pudiera ser la consecuencia de medidas extremas de Estados Unidos en contra de las inversiones chinas. Estos no descartan un escenario dentro del cual se produzca un serio y definitivo boicot a sus productos.
Una visión más optimista sobre esta estampida indica que una vez superado el escollo del Congreso del Partido Comunista en otoño, el país retornará a la “normalidad”. Solo que esa “normalidad” está siendo vista con resquemor por la carga ideológica que comporta. El gobernante chino parece ignorar deliberadamente la realidad geoeconómica y geopolítica mundial.
En todo caso, el futuro económico de la segunda potencia mundial y el liderazgo de su timonel no luce claro, lo que es una condición básica para la atracción de capitales. Ello mantiene al mundo de las finanzas en la actitud de recalibrar los riesgos en la medida en la que el pragmatismo en el manejo de la economía sigue estando ausente de las actuaciones de Xi.
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