En las últimas semanas la dictadura ha recibido fuertes golpes al nivel internacional. Por un lado la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela, ordenada por el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas; segundo, el fracaso del intento por parte de la dictadura para expulsar de la Organización de Estados Americanos al representante del gobierno interino, Gustavo Tarre Briceño; tercero, la renovación del mandato de expertos independientes por parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas; y, como la guinda del pastel, la dictadura perdió el asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Parece que la espada de Bolívar apunta a Miraflores.
Los 122 casos documentados por la Misión de la ONU tienen una gran posibilidad para que se haga justicia en un país donde reina la impunidad por parte de los organismos de impartir justicia, pues son cómplices de la dictadura. De ese número de casos analizados, 77 venezolanos fueron sometidos a torturas, objeto de violaciones, tratos crueles inhumanos. De acuerdo con el informe de la Misión de la ONU, el principal centro de tortura del régimen está ubicado en Boleíta, en la Dirección General de Contrainteligencia Militar, y en las sedes del Sebin en Plaza Venezuela y el Helicoide, sin contar los centros de tortura encubiertos a lo largo y ancho de todo el país. Uno de los más tenebrosos es el conocido como La Tumba, tristemente famoso, en el que los disidentes son aislados en áreas de 2×3 metros y a 15 metros bajo tierra, donde la ventilación es artificial, con luz permanente las 24 horas del día para que los valientes que se han atrevido a levantar la voz pierdan la noción del tiempo y así provocarles trastornos psicológicos y físicos. Lo más grave de esta situación, detallada en el informe de la Misión de la ONU, es el señalamiento de responsabilidad sobre estos crímenes de lesa humanidad que tienen varios niveles en la cadena de mando, como parte de instrucciones directas emanadas de Miraflores. Además, las graves violaciones de derechos humanos son ocultadas o, peor aún, las instituciones de justicia que les corresponde investigar y procesar estos casos se hacen de la vista gorda.
En orden cronológico, el segundo golpe a la dictadura fue el rechazo para incluir en agenda un proyecto de resolución para expulsar al representante del gobierno interino, Gustavo Tarre Briceño. El plan orquestado por los países miembros del Foro de Sao Paulo fue representado e introducido ante la OEA por Antigua y Barbuda y respaldada por 19 países con ideología marxista. No lograron las dos terceras partes de los votos requeridos. Este es el segundo intento para sacar al representante del gobierno interino de la OEA, el primero fue introducido por Argentina, México y Bolivia, en noviembre de 2021, y por casualidad, los tres países son miembros del Foro de Sao Paulo. Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, expresó que cualquiera hubiese sido la decisión seria respetada por la Secretaría. Estados Unidos solicitó a los países miembros que se les exija a Venezuela, Nicaragua y Cuba, que respeten la Carta Democrática y realicen elecciones verdaderamente libres.
El tercer fracaso seguido de la dictadura fue la renovación del mandato de expertos independientes por parte del Consejo de derechos Humanos de las Naciones Unidas. El pasado 7 de octubre fue aprobada la resolución por parte del Consejo de Derechos Humanos, extendiendo por dos años más la investigación que está llevando a cabo la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela. La contundencia de lo conocido en las 245 entrevistas a víctimas, familiares y exfuncionarios de los servicios de seguridad e inteligencia demuestran que han sido cometidos crímenes de lesa humanidad por parte de la dictadura y de todo su aparato represivo, además de la complicidad por parte de los entes encargados de impartir justicia. Al respecto, la presidenta de la misión, Marta Valiñas, dijo: “Venezuela sigue enfrentando una profunda crisis de derechos humanos. Nuestros informes de hoy se refieren tan solo a dos aspectos de esta situación. Instamos a la comunidad internacional que continúe monitoreando de cerca la evolución de los acontecimientos en Venezuela y vigile si se están produciendo avances creíbles para asegurar una justicia imparcial e independiente, que garantice la rendición de cuentas y el respeto de los derechos humanos”.
La guinda del pastel para la dictadura fue la pérdida del asiento del Consejo de Derechos Humanos en la ONU. Ninguna de las dos plazas vacantes fueron otorgadas a la dictadura. Los dos países de Latinoamérica más votados fueron Costa Rica con 144 y Chile con 134. A Venezuela le cayeron encima varias organizaciones que trabajan en defensa de los derechos humanos. Una de las declaraciones más contundentes fue la realizada por el director para la ONU de Human Rights Watch (HRW), Louis Charbonneau . Celebró que la ONU haya “cerrado la puerta” a Venezuela, pues hay pruebas contundentes contra el usurpador de Miraflores y otros altos funcionarios, quienes pueden ser procesados por crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional. Continuó Charbonneau: “Un gobierno que se enfrente a este tipo de acusaciones no debe sentarse en el máximo órgano de derechos de la ONU”.
Todo esta situación no logrará nada si la Corte Penal Internacional no actúa. El defensor de los derechos humanos Walter Márquez alertó que los casos introducidos en la CPI están prácticamente paralizados. Considera importante que toda la información documental investigada por la misión de la ONU sea anexada a las denuncias introducidas por las víctimas venezolanas en la Corte Penal Internacional.
No podemos dejar de mencionar las palabras del presidente de Paraguay, las cuales aplaudimos. Mario Abdo Benítez declaró en la ONU, el pasado mes de septiembre, que Paraguay liderará una investigación sobre la violación de los derechos humanos en Venezuela. Este es el tipo de apoyo que el sufrido pueblo venezolano necesita para salir de una vez por todas de la oprobiosa dictadura.
“Privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad”. Nelson Mandela.