Será muy duro hablar de cinismo cuando uno considera la actitud de quienes desde el lado del chavismo hablan de soluciones por la vía del diálogo y continúan dando tiempo al régimen dictatorial venezolano. El caso del papa Francisco en momento crucial; la tarea que cumple Rodríguez Zapatero y que ahora oficializa el gobierno de Pedro Sánchez; las tesituras asumidas por México con el retorno del viejo priísmo modernizado por AMLO, o por el kirchnerista Alberto Fernández, en continuo desvarío o por el Frente Amplio uruguayo con el hasta hace unos días presidente Tabaré Vázquez o por algunos cuantos comedidos y pavos reales que se “anotan” como conciliadores.
Yo qué sé. Veamos lo que dice el diccionario: Cinismo: actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación.
¿Muy duro? Veamos las últimas noticias. El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos denuncia violaciones de los derechos humanos en Venezuela y habla de “ejecuciones extrajudiciales” y “torturas por las fuerzas de seguridad”.
Pero para evitar suspicacias limitémonos a la actualización del informe de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. “Mi oficina sigue recibiendo denuncias de tratos crueles a los presos”, dice su titular, la ex presidenta socialista de Chile Michelle Bachelet.
Afirma que continúa la violencia y el acoso por parte de las fuerzas de seguridad y simpatizantes del gobierno contra los disidentes, parlamentarios de la oposición y “la población que se manifiesta pacíficamente”. Más de una decena de periodistas agredidos, restricciones a la libertad de prensa y la libertad sindical. Se actualiza en el informe la cifra de 4,9 millones de venezolanos que han abandonado el país y de 2,3 millones que “se encuentran en inseguridad alimentaria severa”. Esto es que tienen hambre.
Ya en el documento, que se elaboró a petición del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y fue dado a conocer en julio del año pasado, se afirma que en el último decenio -y especialmente desde 2016- el régimen de Maduro y sus instituciones han puesto en marcha una estrategia “orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política y a quienes critican al gobierno”.
Y hay que sumar la cifra terrorífica: 6.800 muertos.
Mientras tanto, en la ONU votan a Venezuela para integrar su Consejo de Derechos Humanos. Así como suena: Venezuela es uno de los 47 miembros de ese cuerpo.
¿Será muy duro el calificativo?
Por su parte, el requerido Diosdado Cabello, hombre fuerte del régimen dijo que Bachelet “está inhabilitada moralmente para hablar de Venezuela, para hablar de derechos humanos, cuando ella calla lo que pasa en Chile”.
¿Y hay quienes hablan de dialogar con semejante animal?
¿Qué tipo de negociación con un propósito de volver a la democracia y de restablecimiento de las libertades se puede encarar con Cabello, con Maduro, con los militares enriquecidos –muchos también requeridos– que los sostienen y con los cubanos que mandan?
Ni con el plan más generoso y amplio parece que sea posible hablar, dialogar, llegar a algo con el chavismo. Y ni qué hablar si se antepone la condición de “verdad y justicia”. Deberían ir presos todos los actuales popes y mandamases del régimen dictatorial venezolano.
Un tema nada fácil. Mientras, queda la interrogante planteada: ¿resulta muy duro hablar de cinismo?