En la política de toda la República de Venezuela está planteada por realidad una cuestión sustancial de gran importancia, que se nos hace irresponsable obviar sin grave riesgo, el no comprometer nuestra seriedad democrática. Se trata de saber cómo instrumentar un esfuerzo que con sabia dirección, acomodada, dirigida a la necesidad de resolver la crisis que padecemos los venezolanos, creada por un sistema que alzado con abuso de autoridad desde hace mucho años se ha repartido a manera de botín nuestras riquezas, mediante el tráfico de influencia, el soborno, el fraude y el desprecio a los derechos humanos; prácticas constantes que han ocupado las primeras planas de los diarios del mundo, lo cual conlleva a un esfuerzo inmediato para reunir todas las fuerzas dispersas de la democracia, concentrándola en un bloque sólido que nos conduzca a una conducta resuelta, decidida , capaz de derrotar el abuso impugne de los que pretenden hacer del Estado un disfrute sensual.
La AN legítima designada en el año 2015 por votación universal, directa y secreta, dada la situación de inopia vivida: en cuenta de que Nicolás Maduro con anterioridad electo mediante el ejercicio del sufragio presidente de la República. Sin respeto a la Constitución; con arbitrariedad de mando, convertida la continuidad presidencial en una enmienda a satisfacción de la casta militar del chavismo, que le favorece. Contando también con un grupo de oficiales, en servicio activo para ocupar sin preparación las altas funciones de la administración pública, que con eficiencia y capacidad profesional venían ejerciendo los civiles, execrados.
Maduro transforma el TSJ en órgano deliberante, les impone legislar sobre la designación de una ANC, que convirtió en instancia consulta para darle marco legal a la inconstitucionalidad de su reelección. Acuna arbitrariedad. Exacerba la preparación bélica de la Fuerza Armada. Conquista un grupo de diputados pertenecientes a partidos de la oposición, los transforma en conversos; les suministra dádivas; les cede los medios de comunicación oficiales; a la vez, fragua unas elecciones para el 21 de noviembre destinadas a la designación de autoridades regionales; que de realizarse le sumarían puntos para gobernar a perpetuidad.
La situación calamitosa y de ruptura del hilo constitucional que confronta la nación no ha variado: el pueblo, con una abstención electoral de 80%, rechazó la AN constituida en comodín para las trampas con las que el presidente usurpador quiere perpetuarse: le permitió al presidente Juan Guaidó conformar con criterio independiente y manifiesto la llamada “Plataforma Unitaria”, lo que, si en verdad como agrupación adversa al régimen se supone apartada del incordio predominante de grupos: no ha podido hacerlo con voluntad disciplinada, carece de la cohesión requerida en la toma de decisiones eficientes; por cuanto es obvio que por lo reciente de su conformación no ha acoplado una línea de mando congruente. De decisión política que la haga tomar la calle en forma decidida.
¿Por qué tan tedioso relato sobre una situación que hemos combatido, en busca de una salida constitucional? No obedece esta preocupación a cuestiones semánticas. Se fundamenta en que en México se instauró una reunión, con partes bilaterales para la solución del conflicto que nos permea, entendiendo que si la misma encuadrada dentro de la decisión pacífica, no puede ser desvirtuada forjando un diálogo inducido a exponer puntos de vista, sin pagar precio político alguno. Debe fundamentarse en una negociación que represente el criterio internacional y nacional con base en subsanar las violaciones constitucionales; que unido a la violación de los derechos humanos obliga a los demócratas y sectores afines a imponer el respeto a los principios vulnerados, para que adquiera fuerza vinculante-
El 15 de agosto se aprobó con sede en la ciudad de México una hoja de intención con valor de entendimiento, así lo entendemos, sin ser para la fecha constitutiva de acuerdos entre el régimen de facto de Nicolás Maduro y el gobierno legítimo que ejerce el diputado Guaidó, cuyo contenido ha sido rechazado con lógica justificación por la ciudadanía.
¿Cuáles son los hechos que llevan a cuestionar la agenda acordada? Son varios y graves: en razón de que los delegados plenipotenciarios de la oposición no tomaron en cuenta la propuesta negociadora del presidente encargado. Tuvieron comportamiento, no lúcido y válido de críticas.
En el memorándum votado por Jorge Rodríguez como ley en la AN, publicado en la Gaceta Oficial para su vigencia en el tiempo y en el espacio Se dan por reconocidas situaciones que la AN legítima demandó como usurpadas. Se le reconoce a Maduro la jefatura de Estado. Se reconoce la vigencia del Estado de Derecho. Se ignora la condición de Juan Guaidó como presidente. A la Plataforma Unitaria se le tiene como oposición, no se le da trato de representante de gobierno; lo que es más, se excluye de su consideración en el debate a la elección presidencial. Jorge Rodríguez impone el veto a Carlos Vecchio.
Lo que se evidencia también como la propuesta Guaidó ha sido objeto de deprecio por algunos que aprobaron la resolución que le nombró presidente. Que idos del país sin ejecución de exilio, que ocuparon cargos, en el exterior nombrados por el gobierno interino, regresan por el aeropuerto de Maiquetía sin que autoridad alguna se los impida ¿Para qué? Nada más ni nada menos, que la de participar en las elecciones convocadas por Maduro, diciéndose formar parte de una oposición contraria a la opositora que hoy conversa, con apoyo internacional por insinuación del Reino de Noruega. Toda una capitulación.