La deuda pública interna ha sido uno de los mayores desafíos económicos que ha enfrentado Venezuela en los últimos años. Esta deuda, que se refiere a los préstamos que el gobierno ha obtenido de fuentes nacionales, ha alcanzado niveles alarmantes y ha tenido un impacto significativo en la estabilidad económica del país.
Según datos del Banco Central de Venezuela, al cierre del año 2022, la deuda pública interna ascendió a 33,7 billones de bolívares, cifra que representa 30 veces más si la comparamos con la deuda interna que teníamos hace apenas 5 años atrás de 1,3 billones de bolívares.
El aumento desmesurado de la deuda interna se debe principalmente a la práctica recurrente del gobierno de emitir títulos de deuda para financiar su gasto público y cubrir el déficit fiscal. Esta estrategia ha sido utilizada como una válvula de escape ante la falta de ingresos genuinos, derivados de una economía productiva y diversificada.
Los efectos de esta deuda interna son devastadores para nuestra economía. En primer lugar, ha contribuido a la aceleración de la inflación, ya que el gobierno ha recurrido a la emisión monetaria para pagar los intereses y el capital de esta deuda. Según el Observatorio Venezolano de Finanzas Públicas (OVF), la tasa de inflación en Venezuela para el 2023 alcanzó 193%, cifra que coincide con el BCV (189,8%).
Además, la carga de la deuda interna ha drenado recursos que podrían haber sido destinados a inversiones productivas y al desarrollo de sectores clave de la economía. Vale la pena recordar que la economía venezolana sufrió una contracción prolongada, con una caída del producto interno bruto (PIB) de alrededor del 80% entre 2013 y 2020, y aunque en los últimos 3 años ha tenido un leve crecimiento, apenas hemos logrado llegar a los niveles que teníamos hace 25 años.
Otro aspecto preocupante es el riesgo de impago de esta deuda interna. Dado que el gobierno ha utilizado recursos extraordinarios, como los ingresos petroleros y las reservas internacionales, para hacer frente a los pagos de esta deuda, existe la posibilidad de que en algún momento no pueda cumplir con sus obligaciones, lo que podría desencadenar una crisis financiera aún más profunda.
La deuda pública interna en Venezuela ha alcanzado niveles insostenibles y ha sido un factor determinante en la crisis económica que atraviesa el país. Es fundamental que el gobierno implemente políticas responsables para controlar el endeudamiento interno, fomente la inversión productiva y diversifique la economía para reducir su dependencia de los ingresos petroleros. Solo así podrá Venezuela comenzar a reconstruir su estabilidad económica y sentar las bases para un crecimiento sostenible en el futuro.
Desde Unidad Visión Venezuela seguiremos abordando el tema económico, de manera objetiva, clara y responsable, desde esa perspectiva de la que nadie quiere hablar, sin ningún tipo de demagogia, ni populismo. La deuda interna no es un asunto menor, porque pone en riesgo nuestra economía del día a día y representa una especie de balón, que de reventar nos devolvería a momentos hiperinflacionarios que no queremos volver a vivir. Tenemos que demostrar que hemos aprendido.
Para finalizar, entendemos que abordar la crítica situación de la deuda interna, debe convertirse en un compromiso conjunto para todos aquellos que aspiran a liderar el país. Este compromiso incluye -entre otras acciones-, la implementación de reformas de mercado, medidas contra la corrupción y negociaciones de reestructuración de la deuda con los prestamistas. Solamente mediante políticas fiscales responsables, el respeto a los derechos de propiedad y la restauración del acceso a los mercados financieros internacionales, Venezuela podría aspirar a superar los desafíos generados por su elevado endeudamiento.
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