En Venezuela no hay nadie que venga con el cuento de que esto no estaba planificado. La destrucción de los partidos políticos comenzó desde el instante mismo que la constituyente de Chávez, (porque fue enteramente de él), decidió hasta despojarlos de su nombre y naturaleza. Organización o asociación con fines políticos, ¡vaya eufemismo! Veamos, ¿hay partidos realmente en Venezuela? De ellos, solamente quedan sombras, porque los hay orondos con sus franelas y logotipos, pero carecen de ¡dirigentes! Así mismo: casi no hay dirigentes, sino en la medida que alguna ayudita pague el activismo. ¿Alguien pagó la lucha opositora a Pérez Jiménez en los cincuenta?
Decía José Lázaro, años atrás, en un texto para El País de España que los partidos son una mezcla de empresa, ejército e iglesia. Si de mercadeo se trata, no lo hace nadie, excepto que tengas unos buenos reales para unas medio encuestas y medio focus- groups. ¿El activismo se paga? Ya no hay la disciplina del soldado, porque cada quien hace lo que pueda y cuando pueda. Esto ocurre porque sabemos que quien se dedica solo a la política a duras penas tendrá para comer. ¿Diputado y concejal para 2025? ¿Quién lo dijo y para qué? Será para ganarse un sueldo que no alcanza ni para subsistir y mucho menos para proselitismo político. La realidad es que, en casi todos los sectores, la profesionalización la han llevado a la mendicidad. No hay carrera política posible en Venezuela mientras este régimen dure; eso lo deberíamos tener todos claro.
Y ya nadie cree en nadie. Ni doctrina, ni historia, ni ideología. El partido opositor promedio se parece a un tarantín, una parada de autobús, un chancecito para ver si nos colamos. Ni siquiera tiene oportunidad de formar el relevo. No existen escuelas de capacitación política. Y la mayoría de jóvenes está en la búsqueda de mejorar su situación personal, ya sea dentro o fuera del país. Esto sin mencionar el entorno. Los jóvenes ven los partidos, o lo que queda de ellos, como unas pasantías para ver si hay alguna posibilidad de mejorar o buscar la conexión para irse del país. Porque adentro es poco lo que queda y la situación se le pone más precaria, sea para formación o trabajo.
Esta destrucción planificada es parte del modelo político que hemos heredado, no puede haber pensamientos distintos al del supremo partido de gobierno, y si los hay deben ser controlados o llevados a su mínima expresión, pues así, hasta siendo la minoría, mantienen el control. Además, simulan que estamos en una democracia plena con todos los derechos, pero en el fondo o en la realidad cada día se cercena el derecho a participar. Buscan cualquier motivo para ejercer el control, inhabilitan, judicializan los partidos y desacreditan a todo aquel que tenga algún chance porque esta gente ha actuado deliberadamente para destruir el sistema de partidos.
Tarde o temprano es lo que debemos cambiar en el país. Tenemos que reinstitucionalizar los partidos políticos para retomar la democracia, ya que con individualidades es poco lo que se podría hacer para recuperarla. Debemos rescatar el derecho del ciudadano y el respeto a las normas de convivencia. La reinstitucionalización del país a través de los partidos políticos es el elemento principal para generar el cambio. Cambio en la forma de dirigir y administrar cualquier partido, en todos sus aspectos; para ello es necesario la modificación en la estructura social, la independencia de los poderes estatales, sus reglas principales, el respeto a los valores y los principios, solo así nos encaminaremos a la reconstrucción de nuestra amada Venezuela. Recordemos que el camino es insistir, resistir y persistir sin importar el tipo de ataque que el régimen lance con el objetivo de lograr la destrucción física, moral, intelectual o espiritual del país. No olvidemos que los partidos han jugado y juegan un papel esencial en la construcción y el mantenimiento de la democracia.
@freddyamarcano