Para el latinoamericano promedio puede ser difícil comprender cómo es que en un país con una tasa de pobreza por encima de 90% se pueden observar a personas haciendo turismo interno, vehículos del año, y ciertos negocios floreciendo; esto ha llevado a que distintos medios internacionales realicen un cubrimiento engañoso o tendencioso sobre la situación política del país.
Por ejemplo, el 7 de febrero de 2020 un artículo de Bloomberg se titulaba de la siguiente manera: “Maduro abraza el capitalismo y los emigrantes están regresando”; otro artículo de Bloomberg, pero este de marzo del 2021 se titulaba: “El capitalismo al estilo de Maduro llega a las gasolineras de Venezuela”. En otro artículo The New York Times titulaba: “La capital de Venezuela está en auge. ¿Es el fin de la revolución?”, y así podemos encontrar diversos artículos y comentarios en redes sociales que pretenden reflejar la realidad de una pequeña burbuja venezolana que —en parte— se ha favorecido por hacer negocios con el régimen de Maduro.
De hecho, recientemente surgió una controversia en el país debido a que unos empresarios inauguraron un local de Starbucks en Caracas. La llegada de una nueva franquicia internacional sorprendió a los venezolanos dentro y fuera del país, por lo que rápidamente surgieron comentarios en redes sociales, y tras investigaciones se descubrió que la franquicia realmente no era oficial, y que había sido tan solo un fraude de apropiación de marca por parte de los “empresarios”.
La aparición del Starbucks llevó a ciertas personas a bridarle una nueva connotación al régimen de Maduro, ya no era socialismo, según algunos tampoco simple capitalismo, sino anarcocapitalismo, y así mediante algunos artículos de la prensa internacional y los comentarios (bien o malintencionados) de algunas personas ha aparecido el supuesto nuevo “Maduro de derecha”.
¿Realmente Venezuela está mejor?
Si analizamos fríamente los números económicos del país, ciertamente hay una mejoría en comparación con los datos de años anteriores. En 2021 por primera vez desde que Maduro asumió el poder en 2013 la economía presenta una contracción no tan pronunciada, puesto que desde hace 8 años las políticas socialistas han ocasionado que el país pierda 80% de su PIB, no obstante, en el último ciclo la contracción será de aproximadamente 1,5%, es decir, seguirá teniendo un récord negativo, pero no tan devastador como en años anteriores.
En el año 2019 la inflación acumulada de Venezuela cerró en 7.374%, mientras que en noviembre de 2021 el mismo dato registraba 616%, es decir, siguen siendo datos desastrosos en lo económico, pero ciertamente mejores que los de años anteriores.
Aun así, en 2021 la pobreza extrema en el país alcanzó el 76,6% —es decir, 3 de cada 4 venezolanos vive con menos de 1,2 dólares al día—, y la pobreza generalizada llega a la estratosférica cifra del 94,5%. Y sí, hay negocios nuevos en el país, inyección de capitales, y una muy pequeña parte de la población dándose una vida de lujo, pero esta no es la realidad de gran parte de la población.
La realidad es que los números económicos del presente año en Venezuela serían una catástrofe para cualquier nación, y pese a que algunos titulares tendenciosos de la prensa internacional y ciertos videos en redes sociales muestren “un país mejor”, la población venezolana continúa sumida en la pobreza y la desesperanza, mientras los allegados al régimen de Maduro disfrutan del dinero que han saqueado de la economía nacional.
¿Hay algún cambio de postura ideológica por parte del régimen de Maduro?
Es errado argumentar que en Venezuela exista un nuevo régimen anarcocapitalista, o que el libre mercado ha imperado en el país. El socialismo sigue siendo la doctrina ideológica implementada por Maduro y sus socios, quienes tienen un dominio absoluto de la economía nacional y manipulan la moneda local a su antojo.
Pero lo que sí es cierto es que el chavismo ha dejado en cierta medida de acosar a los empresarios para permitir que se comercie en dólares y otras divisas. Pese a que todavía existen regulaciones y prohibiciones para efectuar operaciones comerciales con otra divisa que no sea el bolívar, en las calles de Venezuela los ciudadanos cambian bienes y servicios a través de dólares, pesos colombianos, bitcoin, y otras criptomonedas, esto ha brindado un cierto alivio a los empresarios locales y emprendedores, quienes ahora pueden sostener sus negocios sin los temores de que la hiperinflación se devore sus ganancias.
La realidad es que las regulaciones en materia económica por parte del chavismo siguen siendo abusivas, Venezuela se encuentra en el puesto 188 en el ranking de “Hacer negocios” del Banco Mundial. La nación socialista está en los últimos lugares en todo lo concerniente a procesos para iniciar un negocio, conseguir permisos de construcción, registrar propiedad, conseguir créditos o pagar impuestos.
En definitiva, el régimen venezolano no ha cambiado su filosofía política y los ciudadanos tampoco están mucho mejor, los que sí están más cómodos son los miembros del chavismo, quienes finalmente encontraron alivio ante una comunidad internacional que no los reprocha, una Administración de Estados Unidos que no les amenaza, y una población que parece haberse resignado a que para sobrevivir tienen que seguir las reglas de Maduro.
@EmmaRincon