La premisa fundamental para concretar el desmantelamiento del fraude imperante por 25 años, bajo el dominio de una cruel dictadura, es el respeto de la voluntad popular. Constituye la mejor garantía para alcanzar y disponer de una efectiva democracia, con separación de poderes y justicia independiente, con reglas claras para la inversión y el progreso de todos.
La realidad de hoy muestra un registro electoral manipulado, con 4 millones de electores que no han podido inscribirse, lo que es una violación de sus derechos humanos.
El sistema electrónico en manos de la corporación criminal es vulnerable. Otra aberración es la presión, permitida, de los colectivos hacia los testigos y votantes. Con un plan república del PSUV. Y la judicialización express, directa e impune, grosera, abierta y a la carta, para desterrar cualquier elemento garantistico del Estado de Derecho. Hete aquí farsa electoral redivida.
Acabamos de describir un entorno diabólico con total ausencia de transparencia que provoca la desconfianza ciudadana. Agreguemos a los esquiroles de la opolaboración, tipo Rosales, quien se acaba de hincar de hinojos frente a la barbarie de un CNE mil veces fraudulento, presidido ahora por la persona que se encargó de sacar del juego, sin un hálito de legalidad, a la contrincante que va a derrotar al régimen de todas todas; reeditando con esta conducta criminal a otra pareja perversa e impresentable: los Ortega- Murillo.
Otra adición que salta a la vista, corresponde al hecho de la visita a Cuba del segundo de a bordo que acudió, siniestramente, a recibir las últimas instrucciones para dinamitar, de una vez, la consulta electoral de 2024 y reventar la alternativa que tiene al pueblo entusiasmado.
Primero lo primero. La realidad de hoy indica a un ciudadano movilizado para- a través de unas primarias- elegir al líder que va a enfrentar y desterrar con nueva y eficaz estrategia a los mecanismos fraudulentos descritos.
Definitivamente la líder del coraje va a juntar la presión interna con la presión internacional. Esto sumará la fuerza contundente para poner en acción a la soberanía popular que conduzca a un nuevo amanecer democrático.
Hay que desmantelar el fraude que nos viene arrollando durante 25 años, jugando impunemente con ventajas y cartas marcadas, que tiene un nombre y se llama violencia brutal. Y de paso, iremos contra el malandro Foro de Sao Paulo cuyo único fin es poner en el poder a la corrupción.
Lo que viene determinado por el péndulo de la historia es un fin de ciclo que envuelve otra forma de relacionarnos con funcionarios y líderes políticos. Más que una lucha electoral es una lucha espiritual que involucra a toda la sociedad.
Sonó la hora de no hacer más concesiones en materia de principios, porque sabemos de sobra que esta ha sido la causa que ha provocado la desconfianza en la política.
¡Libertad para Javier Tarazona y Emilio Negrín! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!