Si quieren reducir el gasto público, aun a costa de incrementar la desigualdad, bajar los impuestos y hacer más ricos a los ricos, tienen una hoja de ruta aparentemente bien trazada por Musk y Ramaswamy en un artículo publicado en Wall Street Journal en estos días. Milei, en Argentina, lleva meses realizando acciones similares, cuyas consecuencias sociales empiezan a notarse entre las capas más desfavorecidas. Las tres ideas esenciales son supresión de normativas, reducción de trámites administrativos y ahorro de costes,
En efecto, planean eliminar regulaciones federales a diestro y siniestro, porque según el criterio que defienden estos dos multimillonarios, dificultan el crecimiento y desarrollo económico y ponen trabas burocráticas al emprendimiento empresarial.
En principio, aun reconociendo la necesidad de reformas de la legislación existente, las normas establecidas suponen cauces para la realización de proyectos, respetando otros intereses ciudadanos o medioambientales, incluyendo la protección de distintos intereses empresariales. La supresión indiscriminada de trámites no nos acerca a un mayor desarrollo, probablemente nos aproxima y emparenta con la Edad Media. No parece descabellado este símil, teniendo en cuenta la ideología de algunos de los apoyos del recién elegido presidente.
La segunda de las grandes reformas propuestas puede ser positiva en términos generales, pues la existencia de trámites administrativos excesivos ya fue uno de los caballos de batalla de Al Gore, que llegó a bromear con la existencia de un impreso para pedir un vaso de agua. Cómo se señaló en su momento, las propuestas de Gore se construyen desde una perspectiva bottom-up que parte de las ideas de los propios empleados públicos (Kettl,1994). No parece que en este caso haya habido mucha relación con los empleados públicos inquiriéndoles sobre sus ideas sobre las carencias de los tramites administrativos. Los mayores expertos en reducción de trámites sueles ser los funcionarios encargados, por lo que debería contarse con ellos en todo caso.
De hecho, desde los años setenta del pasado siglo en Europa, existe un impulso constante por la simplificación y eliminación de trámites, habiéndose logrado importantes avances en algunos países, bajo el liderazgo de la Organización de Cooperación y Desarrollo (OCDE). Desde luego que queda mucho por hacer, pero debe recordarse que eliminar trámites es positivo si son innecesarios. A veces el mejor tramite es el que no existe, pero con frecuencia son imprescindibles. Es más realista trabajar en su simplificación, especialmente ahora que la tecnología y la inteligencia artificial pueden hacerlos más accesible a todas las edades y capas sociales.
La estrella del programa de nuestros dos protagonistas es recortar el número de funcionarios de forma agresiva. Desde luego que puede Musk copiarse a sí mismo por lo que ha hecho en Twitter. Musk despidió a tres de cada cuatro empleados tras comprar la red social más extendida, de la que se están dando de baja instituciones, medios de comunicación y ciudadanos.
Una larga lucha en los tribunales se anuncia, pues en numerosas Agencias Federales a las que se pretende eliminar, o disminuir drásticamente el número de funcionarios, existe fijeza en el empleo y derechos largamente adquiridos por los empleados federales. Argumentan que se está acometiendo una reducción de empleo generalizada y no despidos a modo de represalia política. El objetivo de estas protecciones es proteger a los empleados de las represalias políticas. Pero la ley permite ‘reducciones de plantilla’ que no afecten a empleados concretos, aseguran Musk y Ramaswamy.
Otro aspecto igualmente relevante del artículo es la referencia a que los autores no se integrarían en el Gobierno Federal, por lo que no se les aplicaría en régimen de incompatibilidades ni el de conflicto de intereses de los funcionarios. Se consideran empresarios, no políticos, voluntarios externos, no funcionarios ni empleados federales. Serían asesores externos del Departamento de Eficiencia Gubernamental, o DOGE, un Departamento que se creará para reducir el tamaño del Gobierno federal.
La sensación pues, es de que viviremos tiempos convulsos en las Agencias Federales norteamericanas, pero no será fácil desmantelarlas, ni conveniente para Estados Unidos, pues seguir a rajatabla lo propuesto por Musk y Ramaswamy puede derivar en una captura del Estado en defensa de los intereses particulares frente a los generales (Estefanía, 2024).
No obstante, cuando los movimientos políticos, morales y administrativos se inician en Estados Unidos, sólo hay que dejar pasar algunas semanas antes de que circulen con fuerza en Europa y América Latina. Puede recordarse en este sentido la época Reagan-Thatcher que removió profundamente la concepción y la actuación de las instituciones públicas.
El anuncio de Musk y Ramaswamy no se cumplirá en su totalidad, pues la capacidad de las administraciones públicas, y la norteamericana no es una excepción, de convivir con planteamientos reformistas absurdos y de brocha gorda, es alta, pero una vez más estamos condenados en las administraciones públicas al eterno ejercicio de Sísifo subir para tener que bajar, bajar para tener que subir… (Padura, 1998).
@fjvelazquez. bsky. social
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