Este artículo de hoy lo escribí antes de la reunión del lunes de los candidatos a la elección primaria prevista para el mes de octubre. Excelente avance para la comprensión y la unidad opositora; por lo tanto me apodero de una nota de Henrique Capriles que yo utilizo como prefacio, y dejo mi nota original, sin reforma alguna. “La primaria es un proceso abierto para elegir el candidato que enfrentará al régimen en las elecciones presidenciales 2024. El ganador debe contar con el apoyo de todos para que así salga fortalecido. Las inhabilitaciones políticas son inconstitucionales y antidemocráticas. Debemos seguir luchando contra ellas en el marco constitucional y electoral”, HCR.

No quise calificarla de subterránea sino de cuasisubterránea, para ajustarme lo más posible a la milimétrica definición de los movimientos que provienen de algunos de los partidos políticos que están ubicados y calificados como de oposición; pero que desde hace tiempo, mucho tiempo, dejaron de actuar como auténticos factores de luchas para hacer la fuerza necesaria y echar a andar, definitivamente, por los caminos democráticos. Es decir, en esta  ocasión se busca a través del mecanismo del voto desplazar al régimen que por casi un cuarto de siglo ha  regido el destino de los venezolanos de manera errática. De allí la razón por la cual un poco más allá del ochenta por ciento de nuestros compatriotas lo rechaza según estudios recientes de Prospectiva Venezuela 2023-Semestre II. El apoyo a Nicolás Maduro, que por cierto tiempo se mantuvo con pequeñas variaciones en el orden del 26%,  ese respaldo cayó a tan solo 11%. Es con eso  con lo que cuenta hoy día el actual mandatario, pero con una tendencia que  indica que no tocará piso por los momentos y seguirá su descenso. En resumidas palabras, el régimen de Nicolás Maduro (NM) no tiene ninguna posibilidad, ninguna, de ganar unas elecciones  medianamente límpidas: sin inhabilitaciones, con veedores internacionales y con un CNE equitativo, etc.

Mientras tanto, la candidatura de María Corina Machado, de estar ubicada seis meses atrás en porcentajes muy bajos, hoy entre unas y otras empresas encuestadoras la colocan un poco más de 40%; incluso, hay encuestadoras que la sitúan sobre el 50%. Además, la presentan como la candidata con el menor número de rechazo. A la inversa de (NM). La tendencia es que seguirá en ascenso, aún no ha tocado techo.

De manera que aquellos partidos políticos que proceden con dudosa lealtad y buscan una fórmula interesada para brincar el escollo de las  inhabilitaciones, deben actuar con suprema prudencia, hacer un supremo esfuerzo de decencia. Por si no están enterados y pecan por ignorancia, los venezolanos los tienen a todos muy bien medidos. Saben exactamente, conocen a la perfección el paso de cada uno de ellos. Qué hacen y qué dejan de hacer, que no hacen lo que deben. Como consecuencia, aquellos partidos y dirigentes políticos que participen en esos oscuros grupos se achicharrarán inevitablemente, no tengan dudas de eso.

En último lugar, considero como un hecho positivo el debate, la discusión, la presentación, o como prefieran llamarlo  —eso no es el epicentro del temblor de estos días— efectuado el día 12 de este mes de julio entre los ocho de los candidatos que aspiran a ser el preferido en la elección primaria convenida el mes de octubre. Un reencuentro positivo, respetuoso, de altura, sin descalificaciones de ningún lado. Un mensaje a todos los venezolanos, y al mismo régimen, de que sí es posible en un momento dado sentarse a conversar. Muchos analistas dejaron pasar las palabras del candidato Andrés Caleca cuando en una de sus intervenciones dejó caer que ellos, los candidatos, antes de salir al escenario se reunieron y allí acordaron un próximo encuentro donde tratarán temas de mucha importancia; algo más o menos así…

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