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Desconocimiento de la voluntad ciudadana

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Foto: Gabriela Oraa / AFP

El mandato popular es un pilar fundamental en la democracia. Representa la voz de la ciudadanía, expresada a través de procesos electorales y otros mecanismos participativos. Sin embargo, en más ocasiones de lo deseable es desconocida o ignorada, socavando así el principio democrático y erosionando la confianza en las instituciones.

El significado se refiere al consenso o mayoría de la ciudadanía con relación a decisiones políticas y sociales. Es un concepto que subyace en la legitimidad de los gobiernos democráticos, pues estos se basan en la representación de los intereses y deseos del pueblo. La expresión más directa se da en las elecciones, donde los ciudadanos eligen a sus representantes y deciden sobre políticas específicas mediante referendos y plebiscitos.

Existen formas en que la voluntad popular puede ser desconocida. Mediante un fraude electoral, manipulación de resultados para favorecer a candidatos o partidos. Represión de la participación, restricciones al derecho de elegir y ser elegido, intimidación a los votantes, inhabilitaciones injustas y encarcelamientos ilegales, y manejo arbitrario de las circunscripciones electorales. Corrupción y clientelismo, el uso de recursos del Estado para cooptar votantes y perpetuar el poder de las élites políticas. Censura, desinformación mediática en el control y distorsión de la información para influir en la opinión pública y las decisiones electorales.

Las razones detrás del desconocimiento son multifacéticas e incluyen: concentración de poder, líderes, dirigentes y partidos que buscan perpetuarse, centralizando decisiones y marginando a los opositores. Carencia de independencia y fortaleza de las instituciones encargadas de supervisar los procesos electorales y garantizar transparencia. Grupos de poder económico y finuras dañinas para la salud que influyen en la política para proteger sus intereses, siempre en detrimento del bien común. Y, la cultura, en sociedades con bajos niveles de educación cívica y participación política, tienden a ser susceptibles a prácticas antidemocráticas.

Las consecuencias son profundas y duraderas. Erosión de la confianza institucional, percepción de fraude y artimañas que empequeñece la legitimidad del gobierno y las instituciones democráticas, propiciando inestabilidad por frustración y descontento pudiendo conducir a protestas, disturbios y, en casos extremos, a conflictos sociales y violentos. La falta de representatividad y legalidad afecta la implementación de políticas públicas eficaces y justas, obstaculizando el progreso económico y social. La represión y violación de los Derechos Humanos, civiles y políticos se intensifican en contextos donde la voluntad popular es incierta.

Sin embargo, para restaurar y proteger la voluntad popular se requieren esfuerzos integrales y sostenidos como: reformas institucionales en general, y en particular, fortalecer los institutos electorales y judiciales para garantizar su autonomía y capacidad de supervisión. Implementar mecanismos robustos de transparencia y exigir rendición de cuentas a los actores políticos. Fomentar una cultura participativa y educar a la ciudadanía sobre derechos y responsabilidades. Promover y facilitar la participación activa de los ciudadanos en los procesos políticos y toma de decisiones.

Desconocer la voluntad popular, además de un grave error, es un atentado contra los fundamentos de la democracia. Es crucial reconocer las múltiples formas en que esto puede ocurrir y entender sus profundas implicaciones para la estabilidad, el desarrollo socioeconómico y los Derechos Humanos. Solo a través de un compromiso renovado con la democracia e implementación de reformas estructurales, se garantiza que la voz del pueblo sea escuchada, respetada y protegida.

@ArmandoMartini

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