Cualquiera que haya leído antes a quien suscribe dirá que la tengo agarrada con Henrique. Pero es que, en serio, hay cosas que dice y hace el eterno candidato que a uno lo ponen a pensar.

Lo peor para él son las asociaciones inconvenientes. Resulta que la semana pasada Maduro y Capriles se enfrascaron en un extraño contrapunteo, justo horas antes del encuentro de los aspirantes a la elección primaria en el evento Hablan los Candidatos, celebrado el 12 de julio, en los predios de la Universidad Católica Andrés Bello. Maduro le reiteró al de Primero Justicia que él era un fantasma que daba más risa que miedo, en respuesta a lo que el otro le había dicho, un día antes, respecto a que el único fantasma que conocían los venezolanos eran las promesas incumplidas del gobierno.

Total, que, más allá de las descalificaciones mutuas, lo que realmente llamó la atención fue la beligerancia, por decirlo de alguna manera, que el señor Maduro quiso otorgar a su antiguo contrincante en las elecciones de 2013; algo así como atribuirle una sospechosa mayor importancia a Henrique, en momentos en que todavía se cuestiona la írrita medida administrativa de la Contraloría chavista inhabilitando a María Corina Machado, a conciencia de su indiscutible arrastre y preferencias en las encuestas.

Obvio es que parte de la estrategia comunicacional de Nicolás Maduro apunta a exacerbar las divisiones en el mundo opositor venezolano. Que haya cierta complicidad o tonta utilidad del lado de Capriles, es algo que solo la historia lo determinará. Es cierto, suena muy maquiavélico y temerario decirlo, pero uno nunca sabe. Porque es que esto también nos transporta a un episodio unos meses atrás cuando el teniente Cricri, en su programa Con el mazo dando, dijo muy categóricamente que el candidato de la oposición para la elección presidencial de 2024 sería o Capriles o Rosales. Resulta difícil pensar que el teniente no era consciente en ese instante de la ya rancia inhabilitación del candidato de Primero Justicia.

Y, a su vez, lo anterior nos lleva forzosamente a los rumores que han venido circulando acerca de un posible entendimiento entre el régimen y miembros de la Plataforma Unitaria que desembocaría en la habilitación selectiva de algunos candidatos (¿Henrique tal vez?), lo que pudiera entenderse fácilmente como otra trama más para perjudicar a la candidata de Vente Venezuela, María Corina Machado.

Pero, tranquilos, porque Henrique niega todo eso. ¿cómo fue que le dijo a Vladimir Villegas? “O todos en la cama o todos en el piso”. Según dijo, el país puede estar seguro de que él sería el último que se prestaría a un jueguito de esos, y que el que creía ese rumorcito era porque no conocía su posición y su lucha de 24 años, ya que, eso sí, él jamás ha estado con esta revolución. Esto último es algo así como auto señalarse sin que alguien le hubiese preguntado.

Lo cierto es que Henrique no se apareció el día del debate en la Universidad Católica Andrés Bello. Su tesis descansa en que en vez de estar debatiendo unos contra otros, los candidatos opositores deberían juntarse para construir una estrategia unitaria que enfrente las arbitrariedades del régimen que, con inhabilitaciones y otros trucos más, quiere implosionar las primarias.

Ya, esta semana, poniéndose él como ejemplo, Henrique hizo saber a todos que, si él ganaba las primarias, con gusto cedería su puesto a cualquiera que no sea susceptible de inhabilitación. Y uno se hace la misma pregunta de nuevo: ¿Acaso Maduro y su régimen no son capaces de inhabilitar al candidato que les dé la gana, aplicando el método Ortega? Por allí algunos dirían que es muy fácil para Henrique mostrar tal bondad a sabiendas de que la realidad política y electoral no le favorecen en estos momentos.

Capriles asegura que ceder no es claudicar, que es sólo estar conscientes de que nos enfrentamos a una dictadura que impone las reglas, y que la experiencia histórica de las transiciones hacia la democracia nos debe alentar. Ante la pregunta de un periodista del porqué se postuló entonces, con el fardo de la inhabilitación a cuestas desde hacía un tiempo, simplemente replicó que esto había sido una decisión del partido, y que él se había inscrito en las primarias por su fe en la vía electoral y en la esperanza de recobrar sus derechos políticos. ¿Y, entonces?

Cierto es que Henrique no está solo en su aproximación respecto al escenario electoral. De hecho, otros candidatos a la primaria han manifestado el parecer de trabajar más enfocados en una “estrategia unitaria” que implique “el establecimiento de un orden de sucesión en caso de que el ganador de las internas sea alguno de los inhabilitados para ejercer cargos de elección popular”.

Pero, lo que están planteando Capriles y otros candidatos a la elección primaria de octubre es la simple resignación a una abstracta candidatura, cuyo rostro sólo lo habrá de decidir a conveniencia Nicolás Maduro para salvaguardar sus intereses continuistas. Con ello, ciertos factores democráticos y el régimen estarían remando juntos hacia la misma orilla; es decir, estarían haciendo llave para socavar la candidatura con mejor opción para vencer en las presidenciales de 2024.

María Corina Machado es la única figura política – y esto ha sido corroborado en sus incansables recorridos por Venezuela -, que ha sido capaz de despertar de nuevo la esperanza en el venezolano y renovar su interés por la causa democrática. La gente ya no confía en los partidos políticos, necesita de ese nuevo liderazgo y vector que la remueva de ese estado inercial de la anti política que el régimen se ha encargado de construir hábilmente durante los últimos años.

Maduro y sus secuaces – conscientes de la fuerza incuestionable que ha venido acumulando MCM – siguen apostando a la implosión definitiva de la elección primaria. Su objetivo: crear un escenario en 2024 con una oposición inconvenientemente atomizada. Ya algunos alacranes y otras especies como José Brito, Antonio Ecarri, El Conde del Guácharo y otros más, están haciendo la cola en la taquilla de los cooperantes con Maduro.

Por si fuera poco, a la vuelta de la esquina debe estar el pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia anunciando la improcedencia de la primaria. En ese eventual escenario, y a juzgar por las pistas que ha asomado el teniente CriCri, el régimen ya debe estar barajando el nombre del candidato de la oposición que mejor se ajuste a su planificada trampa electoral.

El tiempo nos dirá en qué lugar de la historia habrá de ubicarse Henrique Capriles, así como tal vez también, la segunda carta bajo la manga del régimen: Manuel Rosales.

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