Pedro Sánchez y Carles Puigdemont / Foto Archivo

El martes el rey hizo lo que debía hacer. A pesar de los muchos artículos publicados y muchas opiniones vertidas en las Brigadas Internacionales Mediáticas, Don Felipe sólo podía encargar la presentación de su candidatura a quien más apoyos le probó: Alberto Núñez Feijóo.

Sánchez no pudo demostrar al rey el respaldo de ERC, Junts o Bildu. No toca ahora discutir si el rey podrá y deberá en su momento encargar Gobierno tras el previsible fracaso de Feijóo a un Sánchez apoyado por quienes quieren violar la Constitución. Eso no toca ahora porque hoy por hoy no han ido a Zarzuela a respaldarlo. El rey demostró el martes un respaldo impecable a nuestra carta magna al encargar formar gobierno a la lista más votada el 23 de julio de acuerdo con el artículo 99 de la Constitución y sin descalificar en el comunicado oficial que los apoyos que le debió comunicar Sánchez en la audiencia eran palabras no demostradas por incomparecencia de los supuestos sostenedores, presentes o futuros, de su candidatura.

A partir del momento en que se supo el encargo, han sido muchas las personas que me han preguntado si creo que Feijóo tiene alguna posibilidad de lograr la Presidencia del Gobierno con el apoyo de Vox y los dos diputados regionales más algún otro llegado a última hora. Decaiga toda esperanza. Creo que no hay la más mínima oportunidad.

Ayer por la tarde conocíamos que Sumar, la marca blanca del comunismo aliado con el gobierno, anunciaba la cesión de dos diputados a Esquerra Republicana de Cataluña para poder tener grupo parlamentario propio, al no cumplir hasta ahora los requisitos para poder formarlo. Como vivimos en un nuevo mundo político en que el internacionalismo igualitario de la izquierda proletaria se ha convertido en un izquierdismo nacionalista, nada tiene de raro que los comunistas ahora ayuden a la ruptura del Estado unitario y prefieran aliarse con los independentistas. Más sorprendente fue conocer que el propio PSOE va a ayudar a Junts a formar su propio grupo parlamentario cediéndole otros dos diputados. Aquí termina todo: si el PSOE pacta con Puigdemont cederle los diputados que necesita para que sus representantes puedan formar grupo parlamentario ¿cómo no va a votar el grupo de Puigdemont a favor de que Sánchez sea presidente del Gobierno? No hay nada más que hacer. Está todo el pescado vendido. La alianza con Junts es la más difícil de vender para el PSOE en un momento en que su líder, Carles Puigdemont, el más aclamado el domingo pasado en Codalet, Francia, en la Universidad Catalana de Verano, donde estaban Pujol, Aragonès, Torra, Montilla y el abad de Montserrat, ya tiene el parabién del pacto tras recibir el recado de los dos diputados adscritos. (La foto domingo era verdaderamente memorable. La acumulación de procesamientos y condenas era difícilmente superable con menos personas. Y los pecados del abad quedan reservados a su confesor –esperemos que nunca deban salir de ese ámbito).

En estos días recuerdo La Divina Comedia de Dante Alighieri y más en concreto su Canto Tercero, el del Infierno, en cuyo primer párrafo se dice: «¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza! Vi escritas estas palabras con caracteres negros en el dintel de una puerta». Era la puerta del infierno. En esa situación estamos. La de abandonar toda esperanza.

Artículo publicado en el diario El Debate de España


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