La Tercera Toma de Lima fue el crisol para exponer no solo la agenda política de todas las izquierdas —que insisten en recuperar el poder tras la caída de Pedro Castillo—, sino para evidenciar también su pobrísima convocatoria, lo cual es un golpe rotundo a su máximo argumento: las encuestas. En esta ocasión, las fuerzas policiales pulieron su estrategia para no caer en la trampa de los manifestantes, entre los que estaban esos típicos elementos que buscaban fricción como sea a tal punto que uno le lanzó una bomba molotov a los agentes. Todo esto venía siendo avalado por los grandes derrotados de la jornada: esos políticos que quisieron instrumentalizar una vez más el derecho a la protesta, direccionándolo a su favor pese a la divergencia de demandas, y que ahora vienen siendo enarbolados por sus operadores periodísticos, cuando los hechos dicen todo lo contrario.
Falsas expectativas
Por ejemplo, la cuenta de La Encerrona, cuyo director Marco Sifuentes vive en España, celebró la asistencia no comprobada de 21.000 personas en la marcha. Resulta incongruente la celebración de este supuesto resultado, teniendo en cuenta que en su canal de Youtube tiene más de 700.000 suscriptores. No convocó ni al 3% de sus espectadores. Esta cifra, por supuesto, viene siendo oficializada por otros medios con los que juegan en pared como La República.
No es la primera vez que juega con los dígitos para tratar de manejar las convicciones de los que no palparon la verdadera escena. Durante las protestas procastillistas —incluso en las que se dieron durante el régimen cuando ya había acumulado varias denuncias— también aseguraban que miles se movilizaron por la capital. Y la realidad era otra. Maximizaban un número falso y minimizaban la violencia que se ejercía. Un tópico en este sector que repiten y seguirán repitiendo.
Al respecto, nuestro director Santiago Carranza-Vélez, quien fue entrevistado en el programa Mundos Paralelos de Canal N este último jueves 20 de julio, dijo irónicamente, y con justa razon, que hubo más gente en el partido entre Universitario y Corinthians que en la Tercera Toma de Lima.
Oportunistas en acción
Varios miembros del sector caviar también le pidieron a sus seguidores que asistan a las marchas, aunque se contradijeron cuando ya in situ trataron de distanciarse del bloque de izquierda más radical. Ahí tenemos al Partido Morado, por ejemplo. Previamente ya se sabía que un grueso de bloques iba a estar presente exigiendo la liberación y reposición de Pedro Castillo. Pero no les importó mezclarse. Ya en el perímetro, sabiendo que nadie iba a volver a su casa, trataron de cortar palitos. Es decir, se ensamblaron solo para ensanchar la marcha. Una muestra más de su doble rasero.
Otro que se también convocó fue Martín Vizcarra. El expresidente anunció varias veces que “marcharía de manera pacífica contra la dictadura congresal”. Sin embargo, nunca llegó. El objetivo claro es seguir obteniendo más rédito, creyendo todavía que anularán la inhabilitación para que trabaje en el sector público.
Por otro lado, la periodista Rosa María Palacios, quien remarcó su distanciamiento de la agenda más radical de izquierda, invocó en un inicio a marchar de forma pacífica. Sorpresivamente, horas después se viralizó un video en redes sociales donde se le puede ver azuzando a los asistentes para que se dirijan al Congreso.
El incendiario Aníbal Torres, quien aseguró encontrarse delicado de salud por un problema de próstata, también asistió a la marcha. Así como también Alfonso López-Chau, el rector de la UNI que buscó obtener simpatía política al albergar a estudiantes que iban a participar en las marchas contra Dina Boluarte en enero.
Este último ha llamado la atención durante los últimos meses en sus apariciones en prensa, pues, aunque no forma parte de partido político alguno, ha dejado entrever sus intenciones de postularse a la presidencia de la República. ¿Tendrá oportunidad?
Pero posiblemente uno de los personajes que más llamó la atención fue la congresista Ruth Luque, quien fue intervenida el día de la marcha en el auto en el que se transportaba. Con una actitud prepotente, le pidió explicaciones al efectivo de la PNP, quien solo le pidió su documento de identidad. La legisladora, creyendo que su puesto de poder la exonera de su papel como ciudadana, dijo que denunciará al efectivo.
Análisis post marcha
El análisis político no podía faltar. Así que Omar Coronel, sociólogo frecuentemente consultado por La República, trató, al igual que otras figuras, de maquillar el fracaso de la “Tercera toma de Lima”. En su cuenta de Twitter cuestionó la manera en cómo se había abordado la noticia de la marcha, pues varios diarios destacaron la poca asistencia a las marchas en sus portadas. Sin escatimar en calificativos cliché, arremetió contra estos que calificó como “trolls de ultraderecha” y “oficialistas”. Coronel también sostuvo que el actuar de estos reflejaba la “ansiedad por ya no poder tapar la realidad”.
Pero, ¿realmente se busca tapar la realidad? Los números están ahí. El fracaso es evidente, las marchas no tuvieron convocatoria y el vandalismo fue controlado por la policía de manera acertada.
Una vez pasada la tensión con la “Tercera toma de Lima”, el congresista de Fuerza Popular Héctor Ventura criticó el uso político que se hace con aquellos sectores menos favorecidos que piden reformas. «Los caviares se están aprovechando de estas personas que marchan con justa razón en algunos momentos. Lo están usando para favorecerse políticamente y están llamando a levantarse a todos los peruanos, principalmente a los hermanos del sur», declaró para Willax.
Durante una conferencia de prensa, el ministro de Economía, Alex Contreras, destacó que no se generaron considerables pérdidas económicas tras esta manifestación. “Hubo algún impacto económico, pero moderado. (…) Todos queremos seguir trabajando, creo que el mensaje de la presidenta ha sido claro, que se respete el derecho de los ciudadanos a manifestarse, pero también el derecho constitucional de los ciudadanos a trabajar”, sostuvo. Este es otro desaire significativo para aquellos que buscaban “golpear donde más duele” a la gente de la capital: la economía.
La Tercera toma de Lima resultó ser un bluff. Pero sirvió para poner en evidencia a las personas que realmente están interesadas en crear falsas expectativas y alterar la realidad.
Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú