OPINIÓN

Derrota política y militar del chavismo en el Esequibo

por Humberto González Briceño Humberto González Briceño

Aprovechando la grave crisis institucional por la que atraviesa Venezuela, Guyana ha lanzado una nueva ofensiva para apropiarse del Esequibo. Venezuela es un país que se cae a pedazos, con una economía destrozada, con una población que opera en modo de supervivencia permanente y unas fuerzas militares desarticuladas y desprofesionalizadas, incapaces de defender las fronteras y que solo actúan como la policía política del régimen. Como consecuencia del desmantelamiento material de la República más de 10 millones de venezolanos han emigrado y otros tantos están en los preparativos para hacerlo.

A esto habría que agregar que la situación geopolítica en este momento es dramáticamente desfavorable para Venezuela, donde se han unido los más variados intereses para apoyar abierta o tácitamente la causa depredadora de Guyana. Tomemos por ejemplo el caso de países como Cuba, China y Rusia que han venido apoyando al régimen chavista de Nicolás Maduro pero que en el asunto del Esequibo están con Guyana. Estados Unidos ya anunció su apoyo a Guyana en una jugada que seguramente será seguida por los países europeos con Inglaterra a la cabeza.

¿Por qué es grave e importante este realineamiento internacional? Porque, contrario a quienes sustantivan el mito del Derecho Internacional, es la geopolítica la que va a prevalecer y no los títulos jurídicos, históricos y políticos que tiene Venezuela sobre el Esequibo al momento en que la Corte Internacional de Justicia anuncie su sentencia, por supuesto, desfavorable para Venezuela.

No se puede olvidar y hay que insistir en recordar y repetir que la inercia en la que se encontraba  el asunto del Esequibo hasta el año 2004 fue rota por la declaraciones de Hugo Chávez reconociendo a Guyana derechos sobre el Esequibo y proponiendo dejar a un lado el diferendo para explotar  conjuntamente los recursos de la zona, como pueblos hermanos. Esta es una declaración de la cual el chavismo en general y Nicolás maduro en particular jamás se podrán librar. A Maduro, entonces canciller de Chávez y hoy presidente del Estado chavista, le correspondió armar el tinglado para regalarle petróleo a los países del Caricom, aliados  de Guyana, ejecutando al pie de la letra la voluntad traidora de Hugo Chávez.

Es posible que algunos sectores del chavismo, civiles y militares, y hasta el propio Maduro con conocimientos que nunca fueron más allá de la escuela primaria, hayan reparado en el grave error, pero ninguno se atrevió a decírselo a Chávez El resultado es que Guyana hasta ahora no ha hecho nada distinto a lo que Hugo Chávez les pidió.

Una decisión de la Corte Internacional de Justicia mutilando el Esequibo de la plataforma territorial de Venezuela es inminente en los próximos meses porque esa decisión reflejará la realidad geopolítica y la dialéctica de imperios en la que está inmersa Venezuela más no la validez de los títulos jurídicos. Aquí tenemos que salirle al paso a otra novedosa variedad de vendepatrias que tras un velo aparente de nacionalismo y neutralidad nos piden a los venezolanos unidad y que cerremos filas con el régimen traidor en el tema del Esequibo. Dicen que no hacerlo sería una muestra debilidad ante Guyana y audazmente nos acusan de jugar a la pérdida del Esequibo para sacarle provecho político.

Independientemente del trabajo de divulgación histórica que estas organizaciones e individualidades hayan podido realizar por la defensa del Esequibo su visión maniquea, ingenua e infantil de la realidad política los lleva a convertirse en aliados precisamente del régimen que pasara a la historia de Venezuela como el culpable de haber entregado el Esequibo. A estos seudonacionalistas hay que recordarles que el Esequibo está a punto de perderse no porque nosotros lo digamos o lo deseemos sino porque el chavismo, al cual ellos sirven y justifican, creó las condiciones materiales para que eso ocurriera.

Los operadores del régimen saben que la decisión desfavorable por parte de la CIJ es inevitable y discuten con la macolla (Maduro, hermanos Rodríguez y Padrino López) qué hacer. En principio no hacerse parte del juicio en la CIJ es técnicamente correcto si y sólo si Venezuela tuviera los medios para establecer una indubitable presencia política y militar en la zona, pero ese no es el caso y los chavistas lo saben. De manera que no reconocer la competencia de la CIJ, como una de las tantas medidas aisladas que ha tomado el chavismo en cuanto al Esequibo, de muy poco servirá.

El régimen chavista ha hecho un balance y entiende que la correlación de fuerzas es ampliamente desfavorable para Venezuela. Esto es lo que los llevaría a actuar en modo de control de daños para que la inminente pérdida del Esequibo no se convierta en el detonante de una crisis dentro de las Fuerzas Armadas chavistas que finalmente termine en la implosión del régimen.

Para sobrevivir a esta crisis, que podría ser terminal, el chavismo va a intentar varias formas para tratar de unir a los venezolanos en torno al gobierno usando al Esequibo como cebo. Una de ellas es la convocatoria a un referéndum consultivo para que la población apoye la posición del gobierno. Esta es una jugada arriesgada porque ni siquiera en el seno del régimen hay acuerdo en que tipo de preguntas se deberían formular. Además ?qué pasaría si los votantes se pronuncian en contra de la tesis del gobierno o si la inmensa mayoría de los venezolanos se abstiene de votar? El resultado de ese referéndum podría debilitar la posición del régimen chavista más aún de lo que hoy está.

Una derrota política en ese referéndum podría arrastrar al régimen chavista a otra jugada aún más improvisada y riesgosa que consistiría en movilizar a sus fuerzas militares para tratar de establecer alguna presencia militar en la zona en un intento que solo serviría para constatar ante los ojos de todos el deplorable estado de esas fuerzas armadas, incapaces de cumplir el objetivo militar en forma exitosa.

El régimen chavista atraviesa en este momento una de sus peores crisis, es dramáticamente débil pero se mantiene en el poder y se beneficia de una oposición colaboracionista. Pero una derrota política (en el referéndum) y una derrota militar (con una operación fracasada) se combinarían como un poderoso detonante para dinamitar a las fuerzas armadas chavistas y conducir, muy posiblemente, a la implosión del régimen.

@humbertotweets