La usurpación ha tratado de solucionar la crisis de combustible en el país con la adquisición de gasolina proveniente de Irán, empeñando aún más el presente y el futuro de los venezolanos. Sin embargo, las medidas han causado mayor malestar y problemas a los conductores del país.
La llegada de la gasolina iraní significó la democratización de las colas. Sí, anteriormente quienes tenía el «placer» de hacer colas kilométricas, pasar hambre, soportar humillaciones y sufrir los embates del sol, eran los «privilegiados» que podían tener acceso a tickets y por ende, al combustible.
Ahora, todos los conductores pueden pararse en la madrugada, exponer sus vidas en las filas, pasar hambre, sed y recibir los insultos de policías y guardias nacionales, lo que ha ocasionado que hayan colas más grandes y mayor número de filas en todo el país.
Si antes habían unas pocas estaciones de servicio disponibles para los sectores presuntamente priorizados, ahora se «democratizó el caos» con todas las bombas abiertas y filas estrambóticas por todas partes, haciendo que los venezolanos sigan sufriendo por combustible en un país con las reservas de petróleo más grandes del mundo.
Para algunos el remedio fue peor que la enfermedad; ahora vemos cómo la usurpación hace negocios con las surtidoras de carburante en divisas, a las cuales jamás le hace falta combustible. El régimen mediante este método está recapitalizándose a través del circulante en dólares que existe en el país, es decir, está aprovechándose de las remesas para abultar nuevamente sus alicaídas arcas.
Además, los problemas en los llenaderos de gasolina persisten y se agudizan. Hemos observado la demora que se registra para cargar a las gandolas que luego distribuirán el nafta a los centros dispensadores finales. Y mientras más tardan, más desespero, más incomodidad y más molestia causan entre los venezolanos que amanecen en las colas.
Por allí, uno de los ministros usurpadores anunció que las estaciones de servicio estarán abiertas las 24 horas. Veremos si es verdad o es otra burla, como las que están acostumbrados a hacer para crear falsas ilusiones en millones de venezolanos e intentar calmar los ánimos sociales cuando estos empiezan a alterarse.
En conclusión, ningún envío de combustible ya sea de Irán, Rusia, Arabia Saudita o cualquier otro país podrá solventar la difícil situación de la gasolina en Venezuela. La única forma de hacerlo es a través de la reactivación real y efectiva de las plantas refinadoras del crudo, de lo contrario esta crisis se extenderá por mucho más tiempo.
Además, aún no será suficiente al poner en funcionamiento las plantas petroleras venezolanas, necesitamos imperiosamente cambiar de dirección, conducción, visión y de liderazgos nacional. O de lo contrario seguiremos por esta misma senda de fracasos y miseria.
Para que Pdvsa vuelva a ser productiva a lo interno y externo, para que volvamos a ver la normalidad en el suministro de combustible, para que los venezolanos no tengamos que estar desesperados cuando la aguja de la gasolina se desplome en el tablero de nuestros carros, entonces debemos lograr que Maduro salga del poder y enrumbar a Venezuela hacia un porvenir liberal y, por ende, mejor.