OPINIÓN

Democracia: auge y caída

por Jorge Francisco Sambrano Jorge Francisco Sambrano

Hace un tiempo, una imagen en WhatsApp llamó poderosamente mi atención; era la de unos legionarios romanos atravesando los Alpes, y acompaña a la viñeta la leyenda: “Épocas difíciles crean hombres duros”; luego “hombres duros crean épocas buenas”; seguido de “épocas buenas crean hombres débiles” y para cerrar “hombres débiles crean épocas difíciles”. Se señala así cómo el final de un ciclo vuelve a dar paso al principio de otro. Sin embargo, la imaginación hizo que usara estas frases para dibujar y poner en contexto lo que ha ocurrido a Venezuela y a los venezolanos a partir del siglo XX hasta la fecha.

Para darle profundidad, citaré a Manuel Caballero, Individuo de Número de la Academia de Historia de Venezuela, con una cronología básica: la primera frase «épocas difíciles crean hombres duros» me atrevo a ponerla a partir de la conocida Generación del 28 formada esencialmente por estudiantes que reaccionaron de manera valiente contra la acérrima tiranía absolutista de Juan Vicente Gómez; el 14 de febrero de 1936 el pueblo se lanza a la calle en protesta contra las medidas decretadas por el gobierno lopecista y contra figuras gomeras incluidas en el alto gobierno.

La segunda frase “hombres duros crean épocas buenas” pudiera empezar el 18 de octubre de 1945, cuando la alianza de una logia militar y de algunos altos dirigentes del partido Acción Democrática realiza un golpe de Estado contra el presidente general Isaías Medina Angarita. Este golpe se convierte en “revolución” cuando se establece el sufragio universal directo y secreto. Se incorporan a la vida pública nacional las mujeres y los analfabetas. Se trata de una apertura a la participación política que cierra la etapa oligárquica del Estado venezolano. Con esto medianamente se completa «la época buena» de la nación venezolana.

No obstante, a partir del 24 de noviembre de 1948 se retrocede a una nueva dictadura. Sin embargo, la voluntad democrática del pueblo venezolano se demuestra cuando sabotea las elecciones de 1952 y el plebiscito de 1957: la de Pérez Jiménez es la dictadura más corta que había padecido Venezuela desde la muerte de Gómez. A partir de 1958 se establece un régimen político que ha durado más que las hegemonías caudillezcas o las dictaduras. Al fin se establece la «época buena» con la democracia representativa, la cual muestra logros como la masificación educativa, la industrialización, la reforma agraria, etc.

Sin embargo, la tercera frase “épocas buenas crean hombres débiles” no tarda en llegar al no romper el rentismo petrolero ni el populismo, al desconectarse gobierno-pueblo y viceversa, al derroche y los excesos, a agigantar al Estado a niveles insostenibles, no lograr construir una economía completamente moderna, eficaz y competitiva. Al agotarse el modelo económico establecido en 1958 volvió la pobreza. Dos fechas claves del colapso de la democracia representativa son el 18 de febrero de 1983, el famoso “viernes negro”, donde se evidencia la crisis económica; y el 4 de febrero de 1992, cuando quedó claro que el apoyo de las fuerzas armadas al régimen democrático no era unánime, lo que puso además en evidencia el desgaste del bipartidismo como soporte del sistema político democrático y allí terminamos el ciclo con “hombres débiles crean épocas difíciles”.

Hasta la fecha, hemos perdido y mucho, y con esto no quiero encasillar dicha perdida exclusivamente al ámbito electoral, sino al daño que los jefes pretorianos estratégicamente le propiciaron al Estado y a la sociedad bajo un modelo castrense de obediencia ciega y culto a un supuesto mesías hacedor de milagros, combinado con un patriotismo de escuela primaria exacerbado y bochornoso.

A nuestra generación le ha tocado sobrevivir en una época dura y difícil, la peor en nuestra historia republicana se pudiera decir. Reconstruir la Nación desde sus cimientos más profundos será una tarea titánica, y por eso los venezolanos estamos llamados irrestrictamente a unificar criterios por la causa común, a asumir sin complejos y con sensatez los errores cometidos, a elevar el estado de conciencia ciudadana, a fortalecer los puentes que nos unen y dinamitar las murallas que por tantos años de distorsión y disparate ideológico nos han separado. Cómo dijo Upton Sinclair: “Nuestras libertades se ganaron con sufrimiento, y pueden perderse a través de nuestra cobardía”.

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion