El escándalo que se ha originado en España con la visita de la sancionada “vicepresidente” del régimen opresor madurista, Delcy Rodríguez -quien tiene prohibición de ingresar al territorio europeo-, para una entrevista clandestina en el aeropuerto de Barajas con el aún ministro de Transportes, José Luis Ábalos, proyecta que el presidente Pedro Sánchez, de continuar por esa ruta, terminará con la disolución anticipada de su gobierno.
Tratar de mantener el débil apoyo parlamentario que le brinda Podemos, cediendo ante presiones de quienes en su momento fueron ampliamente financiados por Venezuela desde tiempos de Hugo Chávez y en el comienzo de Nicolás Maduro, como Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, cabecillas ideológicos de la organización política mencionada, presagia que toda esa conflictividad convertirá el Palacio de La Moncloa en el averno de los “socialistas”.
Si ya la entrada de la susodicha funcionaria venezolana representa una clara violación de las normas y decisiones europeas, lo cual generó de parte del propio Ábalos la creación de una novela política al tratar en cada una de sus declaraciones de justificar sus palabras anteriores; más grave resulta que ahora exista la denuncia del ingreso de unas supuestas 40 maletas o bolsas, que habrían sido trasladadas desde el misterioso avión en el cual aterrizó Delcy Rodríguez hasta unos vehículos de la Embajada de Venezuela en España. Esto no solo termina de oscurecer la presunción de inocencia del ministro Ábalos y el gobierno del presidente Pedro Sánchez, sino que incluso Nicolás Maduro, tratando de burlarse del hecho, como si este fuera ajeno a un asunto de polémica internacional, ironiza en relación con su funcionaria diciendo: “Eso es secreto de Delcy, ella no me ha contado ese secreto, qué habló con Ábalos” (1).
Verbigracia, resulta que Maduro, quien se ufana en tediosas y constantes cadenas presidenciales en decir, palabras más, palabras menos, que él sabe y conoce hasta el último movimiento que realiza cualquier venezolano dentro y fuera del país, ahora resulta que además de ignorar lo que realiza su principal subordinada, esta decide tomar un avión privado, llenarlo de misteriosos equipajes y de paso atreverse a violar normas y disposiciones internacionales con el pleno conocimiento de un alto funcionario del gobierno español. En otras palabras, o Maduro se burla de los españoles, y en especial de su Parlamento, o piensa que en el país origen de nuestra lengua materna La Moncloa puede hacer con las leyes y las instituciones lo que su régimen neototalitario hace con la Constitución y el ordenamiento jurídico venezolano, o sea, pulverizarlas en su contexto de justicia y aplicarlas en beneficio político violando derechos humanos.
Delcy Rodríguez es una nefasta operadora diplomática del régimen de Maduro. De hecho, desde finales de 2014 hasta mediados de 2017 ejerció las funciones de ministra de Relaciones Exteriores, teniendo entre otros de sus actos de provocación política internacional aquel en el que intentó “meterse por la ventana” de la Casa Rosada en Argentina en una asamblea del Mercado Común del Sur (Mercosur), razón por la cual no es casualidad que ante el desconocimiento internacional que recibió la ilegal e ilegítima “constituyente” madurista, haya sido sustituida de la presidencia en ese pueril organismo que fue creado para socavar la legitimidad de la Asamblea Nacional electa en 2015, y preferir designarla en sus actuales «funciones» que destruyen la democracia y libertad en Venezuela.
En consecuencia, han resultado tan inorgánicas las justificaciones del ministro Ábalos en relación con el recibimiento “secreto” que dispensó a Delcy Rodríguez en Barajas, que la canciller Arancha González Laya tuvo que reconocer que el gobierno del presidente Pedro Sánchez sí estaba en conocimiento del viaje de la funcionaria madurista a Madrid, al igual que estaban al tanto de la ilegalidad por las sanciones impuestas de la Unión Europea.
Así tenemos que Ábalos ha sido relevado en sus declaraciones por la ministra de Relaciones Exteriores sobre este asunto, por lo que asumimos que Pedro Sánchez no quiere más contradicciones cuando comiencen a indagar sobre los contenidos de las supuestas 40 maletas que habrían sido bajadas del sospechoso avión. Y para mayor disfuncionalidad política, la aeronave también habría atravesado el espacio aéreo de Portugal, sin la autorización de este país (2). Todo esto ocurre cuando el madurismo acaba de sancionar a una de sus principales aerolíneas, luego de que Juan Guaidó regresó a Venezuela por esa empresa aérea y esta terminó siendo acusada de permitir el traslado de explosivos y hasta droga, lo que ha motivado inicialmente la suspensión de 90 días entre las conexiones de ambos países en su ruta comercial.
Delcy y sus 40 maletas. ¿Será acaso que 36 de ellas iban para los parlamentarios de Podemos y las restantes serían para la “autonomía política” del ministro Ábalos? La novela apenas comienza. ¿Cómo será su final?