Luis Vicente León afirmó en un video que el «tigre no es como lo pintan». En cristiano quiere decir que no es tanto el hándicap que le lleva la oposición a Maduro. En algo pudiese tener razón. Me voy a explicar porque muchos pudiesen estar en desacuerdo conmigo. Pero luego de que lean mi “intención” podrán oponerse o coincidir con suficientes razones a esa tal desventurada información; tal vez cambien de opinión. Para comenzar quisiera ante la pretendida equiparación de la intención del voto entre gobierno y oposición de un 50/50 expresado por el director de Datanálisis. Les informo.
Él no dijo eso.
Solo hizo pública una afirmación que todos conocemos y es que en el pasado quizás eran más masivas las movilizaciones que en el presente. Eso es cierto. Todos estuvimos en mejores condiciones económicas. Pero que la intención del voto sea 50/50, nunca lo mencionó. Es decir, que la respuesta de Luis Vicente León ante la pregunta hipotética sobre que el gobierno se mantendría, fue tan clara y concisa como la famosa frase que nunca dijo CAP.
“Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contario”.
Quien sí habló muy claro fue Héctor Alonso López en su visita a la tierra del Centauro de los Llanos. Él expresó: “El liderazgo en formación de las canteras juveniles en todos los pilares que soportan la democracia como son los partidos políticos, así como su adecuada promoción y seguimiento, han podido evitar los tropiezos que nos han llevado hasta este borde del abismo”.
Tanto me impactó esa frase, como su gradual exposición histórica sobre el auge y la decadencia del liderazgo social y político, que insistí en conversar con él personalmente. Tenemos que conocer la historia para no repetir los fracasos. Es nuestro deber reeditar el futuro, con humildad, con sabiduría, con el conocimiento y la experiencia de tantos años. Con el deseo de recobrar una democracia perdida por la arrogancia de una dirigencia sorda y negada a los cambios. Esos episodios deben quedar en el pasado.
El rostro humano de la política. La formación educacional y política democrática. Venezuela 2.000. La renovación del liderazgo, la esencia y representación de la nobleza del venezolano bueno, y la página que nunca se escribió en la democratización de los partidos, recorre el país con un anhelo, como un acuerdo necesario e indispensable, como el sueño que inspiró al padre de la democracia para legarnos los principios y los valores democráticos por los cuales aún, mi nuevo amigo, con avanzada edad, con ganas, sin futuro y con un pasado orgulloso y digno me reseño.
Puede que extraer esas frases del discurso, me motivó a conversar con él. Lo hice. A los 76 años el líder más icónico de la juventud del AD bueno se ganó mi respeto y admiración como un político que interpreta la realidad social actual, tal como antes lo hicieron los líderes de ese pasado que lograron instaurar la democracia civil por varios lustros.
El mundo cambió, el país cambió. Ya no es la misma realidad social y económica, la del pasado y del presente. No puede aplicarse la misma solución metodológica porque la realidad no es la misma. No podemos insistir en cometer los mismos errores porque las circunstancias no son iguales.
Los partidos ya no tienen una base programática, carecen de idealismo y no se debe insistir en volver a ese pasado de épicas victoriosas.
Lamentablemente los partidos actuales se irán diluyendo en el tiempo.
Menos del 1% me indica que la curva de Gaus de la vida de las organizaciones políticas desaparecerá. Para sobrevivir o surgir como el ave fénix la nueva dirigencia político social, debe reinventarse, renovarse, cambiar, no tener exclusivas ideologías, ser más dúctiles en sus discursos y con su disciplina dogmática.
El país no tiene identidad. Nada nos identifica. Hugo Rafael logró fragmentar las organizaciones sociales que le daban fortaleza a la democracia. Los partidos políticos, los sindicatos, los gremios. Somos unos ciudadanos sin liderazgo, unos pendejos con opinión pero sin formación. Un pueblo amorfo, inútil, solitario y sin la más mínima intención de unirnos para hacernos fuerte en función a algo. Quienes nos gobiernan tienen un aglomerante que los une. La codicia. Virus que ha infectado a muchos jefes opositores.
No podemos, no tenemos y definitivamente no debemos cometer los mismos errores que nunca han dejado desarrollarnos, como es apartarnos de la ruta por la democracia del liderazgo civil. Hombres y mujeres preparados, estudiados, cultos y con el único deseo de forjar y formar una gran nación.
¿Cómo lo lograremos? Esa es la gran interrogante. Seamos cautos y sabios. No podemos fracasar. Podríamos llegar del triunfalismo al abismo.
@carluchoOJEDA
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