Debo comenzar esta columna, expresando a todos ustedes mis disculpas por no haber estado aquí la semana pasada, pero un imprevisto me lo impidió.
Hace aproximadamente dos semanas, el jefe de la zona educativa de Mérida ordenó la suspensión de actividades escolares los días viernes 23 y lunes 25 de noviembre, a raíz de la intoxicación de una treintena de alumnos del Liceo Ejido, estado Mérida, al parecer por la inhalación de gases tóxicos, inducidos por un reto difundido en la plataforma TikTok. Posteriormente, se convocó a clases el lunes 25 y al mismo tiempo a una asamblea de padres y representantes, para abordar tan grave problemática. Iniciada la referida asamblea, escuchamos al licenciado Jeison Ramírez de Protección Civil, quien alertó sobre los riesgos que se corren al inhalar este tipo de sustancias, pero no afirmó ni negó que las intoxicaciones fueran inducidas por los retos de TikTok. También nos enteramos de que el general comandante de la ZODI y el gobernador quisieron entrar al lugar y él cumpliendo con los protocolos les impidió el paso, por supuesto con el temor de ser cambiado a un lugar alejado de la capital, lo que le ocurre a quienes no comulgan con el gobierno o se niegan a acatar órdenes ilegales o violatorias de los derechos humanos. Luego, escuchamos una exposición de la ingeniera Verity González sobre las redes sociales y el papel de los padres. Mientras escuchaba ambas exposiciones, pensaba que, en este país, nos ocupamos más de las formas que del fondo y preguntaba por qué el gobierno no denuncia que mientras en China la plataforma de TikTok constituye una herramienta de difusión para la educación de sus ciudadanos, en este hemisferio esa plataforma se libera para darle cabida a los más bajos instintos e intereses, cuyo único propósito es destruir nuestra sociedad, cambiando nuestros valores y principios; son muchos los ejemplos, uno de ellos los retos más diversos que atentan contra la unión de las familias y la vida de niños y adolescentes, por eso estamos obligados a estar vigilantes de lo que nuestros hijos o nietos ven en las distintas redes, quienes forman parte de los grupos a los que pertenecen, como es su interacción y muy importante los horarios y el tiempo que dedican a tal actividad. Y sobre todo vigilar los retos que se publican en las redes sociales, pero fundamentalmente en TikTok, para orientar a nuestros chamos, pero, al mismo tiempo, en mi fuero íntimo decía: que lamentable que no nos preocupa nuestro futuro como sociedad, como país, como nación, como ciudadanos. Pues la Constitución vigente nos convocó a un gran reto el 28 de julio pasado para que mediante el ejercicio del sufragio expresáramos si estábamos de acuerdo con la permanencia del gobierno en la persona de Nicolás Maduro, o por el contrario exigiéramos la instalación de un nuevo gobierno en la figura de Edmundo González Urrutia con el decisivo respaldo de María Corina Machado. Dentro y fuera de Venezuela, se sabe hasta la saciedad que se produjo la más aplastante derrota de gobierno alguno y la más apoteósica victoria de una plataforma convertida en real opción de poder. La angustia de muchos compatriotas es que los retos de TikTok han causado la muerte de unos cuantos jóvenes, y en el caso de Venezuela una joven de 12 años falleció aceptando y cumpliendo el reto junto a otros dos compañeros de estudio, lo que lamentamos sinceramente. Pregunto: ¿nos hemos percatado de que el haber cumplido con el reto estipulado en nuestra Constitución Bolivariana, a pesar de haberlo logrado con inusitado éxito, nos está conduciendo a la muerte de nuestra democracia, es decir, de más de 7 millones de venezolanos, a los que debemos sumarles por lo menos 4 millones que están fuera de nuestras fronteras? Estamos corriendo ese riesgo, fallecer como ciudadanos y convertirnos en parte de las estadísticas. Nos conforta que, de aquí al 10 de enero de 2025, todavía nos quedan 41 días para que se nos reconozca que ganamos el reto y por lo tanto se nos entregue el poder como lo consagra el artículo 5 de nuestra Constitución. Mi formación absolutamente democrática me ordena que los gobiernos deben ser cambiados a través del voto, es decir, se impone la voluntad popular, consagrando el principio de alternabilidad. Pero, desgraciadamente cuando un régimen se burla, desconoce, modifica la expresión suprema del pueblo, para mantenerse en el poder, se corre el riesgo de que muchas personas piensen que para producir su salida cualquier vía es válida; ojalá que quienes saben que recibieron una paliza monumental sean conquistados por la sensatez y la cordura y se evite cualquier aventura. ¿Qué será más criminal, los retos de TikTok o el reto de desconocer la voluntad popular y por lo tanto sepultar nuestra Constitución?
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