¡Qué cara de arrechera reflejaba Carla Angola ante la presencia del joven Carlos Prosperi!
Todos los adecos del mundo.
La licenciada Carla Angola, al igual que muchos periodistas venezolanos, decidió apostar a otras geografías en busca de esa estabilidad económica, social y hasta emocional que no podría haber tenido en su país. Un detalle no divulgado la identifica. A Carla Angola el gobierno nunca la tomó en cuenta en el pasado, para que se sintiese perseguida. Ella emigró hacia el imperio porque quiso. ¡Quizás por sus propios intereses!
En una reciente entrevista de Carlos Prosperi con la susodicha (me encanta este idioma, tiene un tan florido lenguaje y gramática, como para calificar de forma tan exacta a cualquier sujeto, tal como uno lo quiere hacer), él fue conminado públicamente a responder entre algunas preguntas, cito.
-Ud. ante un exhorto, ¿le da curso…?
Aparte de la vulgar edición y montaje del video, muchos periodistas de dudosa ética siguen confundiendo la objetividad de la profesión con la percepción de su realidad sociopolítica del país.
Quizás nunca haya escuchado esta frase Están más perdidos que el hijo de Lindbergh. La ignorancia es opcional… ¿sabías?
Carla, en el país que queremos (al menos la gente decente), el presidente de la República no recibe ni oficios, ni órdenes de captura, ni exhortos de ningún juez de la Corte Penal Internacional. Lo hacen los organismos jurisdiccionales nacionales, según lo establecido en los acuerdos internacionales suscritos. Lamento calificarte. Eres ignorante en esa materia.
Lamento ser ofensivo. Es mi opinión.
Carla, en una República donde se respeten las leyes y dirigida por ciudadanos civiles, la división de poderes tiene y debe ser el norte. Jamás podría el candidato del partido que luchó por la democracia, por execrar el caudillismo y el militarismo de la historia de Venezuela, y por lo cual entregaron la vida tres secretarios generales (Carnevali, Ruiz Pineda y Pinto Salinas), confirmarte que al ser electo presidente irrespetaría la autonomía de los otros poderes. Justo por eso estamos luchando.
Carla, no estoy influenciado por lo publicado en las redes. No me importa lo que dicen algunos de tus colegas.
«Soy la periodista que hasta ayer pensé que lo que hacías tenía origen en la poca densidad que siempre has demostrado en el oficio, pero hoy tengo claro que todo lo hiciste por negocio. Muy vergonzoso todo». Patricia Poleo
«Es una suicida enamorada del poder, capaz de enterrar su credibilidad, a cambio de fama, viajes, lujo y dinero… es una oportunista con intereses… La estupidez deviene de su ingenuidad, pero la corrupción nace de su oportunismo». Jovel Álvarez. Panampost
Jamás podría el hijo del laureado maestro con el premio nacional de periodismo, el hijo del Cronista e Hijo Ilustre de Portuguesa, creer en esas expresiones sin confirmar la fuente. Creo que eres una periodista valiente.
Te espero en Propatria, en el 23 de Enero, en La Vega, en Carapita o Guarataro. En Gramovén, Casalta o Antímano, para que con un sonido que alquilaré una vez que venda mi viejo Malibú gritemos por el micrófono:
«Maduro dictador. Maduro tirano».
También puedes gritar «Maduro… cónchale vale» (¿entiendes?).
Yo haré mutis. Suerte con tu valentía… desde Norteamérica.
Una cosa es estar en la candela política y otra es decir cómo se apaga. Rómulo Betancourt.
Carla y demás comunicadores sociales que aspiran a una nación con deberes, derechos y respeto a las leyes, si no han estudiado la antropología política universal y nacional, calladitos se ven más bonitos.
Las emociones no son buenas consejeras cuando se trata de restablecer nuestros derechos perdidos. Los discursos plenos de emoción que exaltaron las más viles reacciones, tenemos que resguardarlas entre los activos no recuperables. Primero recobremos nuestras libertades civiles. nuestras instituciones y nuestro futuro.
Por favor piensen por alguna vez en el país. En Venezuela.