«Espero cualquier cosa de esta noche, hay como una atmósfera de fin del mundo«(JULIO CORTÁZAR)
No debe de faltar mucho para el fin del mundo. Si uno lee las noticias en la prensa parece evidente que esto se va al carajo. Ojo, pero las señales no solo se encuentran en Europa (la guerra de Ucrania), sino también en América, África, Asia y Oceanía.
Llegó un primer aviso desde Wuhan (China) el mes de diciembre de 2019, la «neumonía de Wuhan». Estábamos tranquilos, creíamos que todo estaba controlado hasta que el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró que se trataba de una pandemia, la pandemia del coronavirus. No sabíamos nada. Murió mucha gente. Por entonces no había ninguna vacuna para combatir el mal.
Hoy, dos años y medio después, los supervivientes nos vamos recuperando del miedo. La vida sigue. Pero seguimos tropezando en las mismas piedras.
Los españoles hemos pasado de los incendios en verano hace dos años, en realidad todos los años, al volcán de Cumbre Vieja en La Palma (Islas Canarias), más fuegos provocados o accidentales en los bosques de la Península Ibérica, sequía (nos quedamos sin reservas de agua), granizada descomunal el pasado 31 de agosto en La Bisbal en Cataluña que hiere y mata a una niña de casi dos años por el impacto de una bola en la cabeza. En el aspecto político, no nos entendemos del todo porque dialogamos poco o hablamos de más.
La sociedad ve con extrañeza el desamparo de las víctimas de violencia de género. Es inaudito que se mate a una mujer porque te ha dejado de querer. Siguen dándose casos de acoso entre menores, abusones, grupos de violentos en la calle. Un caso más del caos que vivimos en nuestro país se refleja en el trasiego de leyes educativas que se renuevan anualmente dejando al profesorado -que es quien realmente sabe lo que sucede en las escuelas- con la impresión de que la nave navega a la deriva.
Fuera de Europa, en América vimos ayer en los informativos de televisión cómo un tipo acercaba una pistola a la cabeza de la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner para asesinarla. Por fortuna la bala no salió del arma. Recordemos que en julio de este año, ya en Asia, otro sujeto atentaba en un mítin en la ciudad de Nara en la isla de Honshu contra el ex primer ministro japonés Shinzo Abe, cumpliendo el miserable su miserable objetivo de quitarle la vida.
Aunque no sean conocidos o no aparezcan en los diarios, hay guerras, batallas y conflictos en otros lugares del mundo. Claro que no podemos abarcar todo lo que pasa ni todo son malas noticias. No obstante, el maltrato al que el hombre somete al planeta Tierra a través de la contaminación, las islas de plástico en los océanos, los misiles y los malnacidos no ayuda mucho.
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