El objetivo del comunismo internacional en Colombia siempre ha sido el imponer la dictadura del partido, para lo cual usó la estrategia de la subversión guerrillera desde los sesenta hasta mediados de los noventa, cuando pasó a la estrategia de simulación, ganar el poder a través de la vía electoral, para desde el poder realizar la destrucción de la democracia y entronizar la dictadura.
Este cambio de estrategia fue planeado e implementado por Fidel y Lula, crearon el Foro de Sao Paulo y establecieron la cartilla del Foro, en donde se indicaba paso a paso la estrategia a seguir, la cual fue inaugurada con Chávez, y exportada desde allí a casi toda América Latina. La honrosa excepción a este éxito comunista era Colombia, en donde Álvaro Uribe sirvió de líder del muro a las pretensiones de Fidel y Lula.
Pero a finales del segundo período estos se valieron de un infiltrado Juan Manuel Santos para poder realizar su embestida contra la democracia, ya varios años antes el comandante de las FARC (de ese tiempo y de ahora) Iván Márquez había expresado por YouTube, que la nueva estrategia de las FARC sería el “discurso de la paz”, es decir embolatar al país en una atmósfera de respaldo incondicional a un acuerdo que les daría el poder.
Eso fue lo que hicieron con el acuerdo de entrega del país a los narcoterroristas de las FARC, pero se les presentó una piedra en el camino: nada menos que la desaprobación del constituyente primario en el plebiscito del 2016. Se tenía que recurrir entonces a métodos “non sanctus” para imponer ese acuerdo, en democracia era imposible, luego se implantó la dictadura del Farcsantismo para imponer ese acuerdo anti patriótico al país.
La vía a la que se recurrió fue la de la aprobación del acuerdo rechazado por el pueblo en plebiscito mediante un recurso dictatorial pero disfrazado de democracia a través de un leguleyismo jurídico, para ello había que convencer a los parlamentarios de los partidos tradicionales de aprobar por “fast track” ese acuerdo como reforma constitucional, matando el pájaro de dos tiros: se aprobaba contra el dictamen popular (y por lo tanto de forma dictatorial) el acuerdo y se instalaba la dictadura así implantada en el hilo constitucional.
El artífice de la implantación de la dictadura del Farcsantismo fue el ministro del Interior de Santos, Juan Fernando Cristo. El establishment en su totalidad (político, empresarial, sindical, académico, comunicacional) se rindió ante esa dictadura, al punto de que Duque, elegido para reformar los aspectos más viles del acuerdo: impunidad de los narcoterroristas, continuación de sus crímenes de lesa humanidad, elección de parlamentarios de las FARC sin pagar pena previa, no lo hizo traicionando su mandato.
Pero el comunismo no se conformó con ese acuerdo, iba por más y así se hizo la estrategia de la “protesta social” hecha por el Foro de Sao Paulo en Chile y Perú, para establecer regímenes afectos al socialismo del siglo XXI, que consistió en una “insurrección urbana”, terroristas de sus grupos de choque prácticamente destruyeron el transporte público de las capitales, incendiaron vivos policías y demás actos contra la dignidad humana, para asegurarse que el liderazgo democrático se ablandaría y permitiría la llegada de presidentes afectos al comunismo.
Así llegó Petro, a terminar la tarea iniciada por Santos, la entrega total del país, la dictadura del Farcsantismo le entregó al narcoterrorismo el poder territorial, económico y social, pero preservó la institucionalidad y sobre todo el régimen económico liberal. Ahora Petro va por todas, a eliminar la democracia totalmente, haciendo lo que le faltó a Santos: acabar con la separación de poderes y con la economía de mercado, es decir pasar de una dictadura de cogobierno entre las fuerzas democráticas y el narcoterrorismo (el Farcsantismo) a una dictadura de totalitarismo comunista (la del socialismo del siglo XXI, en su versión colombiana de PetroELNismo).
Para ello se necesita derogar completamente la Constitución actual, es decir, una constituyente, y para hacer ese cometido, vuelve a llamar al Ministerio del Interior, a Juan Fernando Cristo. Siempre he señalado que el comunismo internacional quería “perfeccionar” la dictadura del socialismo del siglo XXI, y que para eso establecería un puente de oro entre el Farcsantismo y la nueva camarilla del poder, eso lo logró con el apoyo del Farcsantismo a Petro, los hombres de confianza del traidor a la patria Santos (Barreras, Benedetti, Cristo, Prada, Rivera, etcétera) serían los operadores políticos de Petro para pasar del cogobierno con el narcoterrorismo al poder total en manos de este, de la dictadura del Farcsantismo a la del PetroELNismo, el artífice de la aprobación del acuerdo Santos-Timochenko de manera anticonstitucional por el congreso, lo que equivale a la instauración de la dictadura del Farcsantismo, la cual preservó las formas democráticas y sobre todo la economía liberal, Juan Fernando Cristo, será de resultar triunfador en esta nueva embestida contra la democracia, el artífice de la destrucción total de la democracia, estableciendo el poder constituyente de Negri, es decir la dictadura del PetroELNismo.
La estrategia para esto ya está aprobada en la mesa de diálogo con el ELN realizada en México, en donde se aprobó un mecanismo de “participación política” cuyas conclusiones serán vinculantes, con el objeto de “reformar el modelo económico y político” de Colombia. El papel de Cristo será hacer aprobar por el congreso esta reforma de modelo, es decir la instauración de la dictadura del socialismo del siglo XXI. Para realizar esa labor contará con sus habituales habilidades políticas, pero sobre todo con mucha más mermelada que la vez anterior, proveniente de los recursos de la salud y las pensiones, que estarán a su entera disposición por efecto de las reformas a este sistema realizadas este año y que estarán en acción el próximo.
Soy muy pesimista respecto a la voluntad política que tenga el liderazgo democrático y el establishment del país a enfrentarse a esta camarada de comunistas y sus compañeros de camino del santismo para enfrentarse a este nuevo intento de destrucción de la democracia, ya apoyaron la “paz” de Santos y no se han rebelado contra la “paz total” de Petro, no creo se opongan a las maromas de Cristo para acabar definitivamente la democracia, esto se realizaría por la vía del “ consenso de la mermelada” o por la de la del “poder constituyente” de Negri. queda la esperanza puesta en que nuestras Fuerzas Armadas cumplan su deber constitucional de defensa de la institucionalidad democrática.