En estos momentos ha estallado la guerra entre Israel y Hamás, provocando víctimas en ambos bandos. El resto del pueblo palestino está sufriendo el mayor sufrimiento derivado de dicho conflicto que parece no tener solución.
Sin embargo, la solución de dicho conflicto está al alcance de la mano, por mucho que pudiera parecer imposible.
Los judíos sufrieron varias diásporas a lo largo de su historia, y, sin embargo, mantuvieron su identidad a lo largo de los años.
Los palestinos tienen dos opciones, luchar por su tierra o migrar ante el feroz ataque de Israel. Es por ello que en este conflicto la mayor parte de la culpa recae en Egipto, que, a pesar de decirse defensor de la causa árabe, impide la salida de los palestinos de su ratonera.
Por supuesto, será decisión de cada uno de los palestinos si huir ante una muerte segura o escapar y seguir su vida en otros países que puedan acogerles.
La decisión de Israel de atacar Gaza no parece estar fundamentada en exterminar a los palestinos, si no que, legítima o ilegítimamente, buscan recuperar un territorio que supuestamente en el pasado les perteneció.
La lucha por el territorio es vieja en la historia humana. Roma y Cartago pelearon con todas sus fuerzas y finalmente Roma se impuso y Cartago desapareció.
Los palestinos deben tener la opción de luchar o huir, según la conciencia de cada uno. Pero Egipto les impide poder tomar esta decisión, impidiendo su paso a otro territorio.
Es vergonzosa la actitud de Egipto, repito. Inhumana y vil. Haciéndose el abanderado de la causa árabe simplemente está siendo cómplice de la masacre de los palestinos de Gaza.
Dios juzgará las acciones de Israel, pero de momento los palestinos deben tener derecho a elegir entre la lucha y una posible muerte o vivir en Pazar, en un territorio alejado de su tierra natal.