Con todo el respeto que me merecen las majestades de los cargos públicos que ostentan los líderes del partido próximamente en revisión interna, quizá renovación de sus autoridades, que es lo mínimo esperable, luego de una derrota tan apabullante como la que se llevó el pobre gallito Claudio, debo pedirles que no nos griten. Si les sorprendió la paliza electoral que se llevaron, porque se la llevaron en conjunto, no sólo Claudito, tómense un clonazepam y duerman; la falta de sueño no es buena consejera. Tómense unos whiskys caros, de los buenos, como diría “el derribado” hombre de bronce. No nos griten más, no los queremos escuchar ni oír, porque simplemente nos cansamos de sus tonterías, inventos, ridiculeces, subestimaciones, manipulaciones, y demás.
Lo que toca es pelar por “el chuto”, citando de nuevo al “derribado” hombre de bronce. Entreguen las actas y reconozcan con gallardía (palabra relacionada con el valor, con la valentía, con gracia, con donaire, no con pelea ni galleras) que Venezuela quiere volver a la democracia. Gallito, te lo dije muchas veces, la gente ya no quiere oírte, no quiere tu mandato; algo perfectamente normal luego del desastre y del desgaste de tantos años gobernando. No pasa nada, tus cacareos seguirás haciéndolos, sólo que lejos de nuestros cansados oídos.
Por favor, no sigas sembrando odio, cizaña, incertidumbre y miedo en el país. Los venezolanos hemos sido profundamente democráticos, y a pesar de que nos mataste de hambre, mengua, miseria y desolación, esperamos años, para poner nuestro voto por “quienfuera” que no fueras tú. Te lo dije hace poco más de dos años en el artículo “El mejor candidato contra Maduro”, que te podía ganar cualquiera, y que iba a privar la economía del voto. Para tu consuelo, en este caso, no te ganó cualquiera, sino cualquiera que tú dejaste inscribir. Pero ese “cualquiera” resultó ser un gran hombre, un señor decente, bueno (no débil) porque hay que ver que lo has estado provocando para llevarlo a tu charquero y no ha caído. Un hombre sereno. Un hombre que, por encima se le ve, siente una gran ternura por Venezuela. Recuerdo el video con su vianda, para evitar perjudicar a alguien por comer en su negocio. De tal manera, que te topaste con un hombre experimentado, decente y fuerte. No ha necesitado a veces ni hablar para hacerse sentir ¡Y claro! Te lo tengo que decir, MaCo. (te lo dijo Albito Andrade, luego de las primarias). Íbamos a recuperar de su mano, amparados en su heroísmo “el reino de fantasía”. Y es que la utopía ocurrió.
Así mismo, mi querido emplumado supervillano, no nos merecemos los venezolanos, ser apabullados, controlados, ni amenazados por grupos paramilitares peligrosísimos. Y es que si lo que se dice es cierto, ojalá que no, aquí están el Grupo Wagner, las avispas cubanas y pare uno de contar. Para qué están aquí, de ser el caso ¿para combatir a nuestros muchachos, tildados por ti de drogadictos? Condeno los actos violentos, vengan de donde vengan, pero te pregunto ¿si el pueblo reclama, se convierte en drogadicto? Ha sido, según entiendo, una reacción espontánea de las barriadas indignadas de la Caracas de Bolívar. Ese que les gusta citar, sin saber si él estaría de acuerdo con ustedes, porque, al fin y al cabo, no tiene cómo defenderse.
La gallardía no está en gritar, amenazar, vilipendiar. Son más bien síntomas de debilidad. Y se entiende, nunca te sentiste tan débil. En todo caso, la gallardía está es en reconocer la realidad y respetar la voluntad del país. No subestimes más a los venezolanos. Somos gente buena, pero no somos tontos, ¿ganaste? Demuéstralo, así como se demuestra en cualquier elección, hasta de junta de condominio, hasta de reina de carnaval. El Tribunal Supremo, por mucho que quiera, no puede investirte de legitimidad. Es como ir a una farmacia a comprar cigarrillos, y de paso el whisky que te recomendé tomarte. Esa no es la vía que debes tomar.
Muestra las actas y acepta la realidad. Te lo digo con la mano en el corazón. Esas muertes no son culpa del candidato electo, ganador de las elecciones, ni de la Atreyu que lo acompaña, ni de su cofrade, la valiente Delsa. Tampoco de Enrique Márquez, ni mucho menos de tus expanitas Juan Barreto y Oscar Figuera. Éste último, para el que va mi saludo. Lo recuerdo, muerto de risa, cuando fui a hablar con él para que supiera de primera mano, la situación desgraciada de Industrias Diana, y el talante poco democrático de aquellos que, en ese entonces, formaban la administración saliente. ¡Oh sorpresa, no querían entregar los cargos y querían sembrar violencia, agrediéndome a mí y a mi equipo de trabajo (cuatro valientes damas, entonces unas muchachas, para las que mando mi agradecimiento)! ¿Será casualidad? El abanderado de la difícil situación fue el inefable exministro de Educación César Trómpiz, que organizó emboscadas de todo tipo contra nosotros. “Provocaste que te agredieran como jugada política”, me dijo “el camarada” Figuera. No hermano, no fue así. Aprovecho para aclarártelo poco más de una década después. Me bañaron de aceite y no del aromático, sino del que coje candela, pudieron crear una tragedia.
Vuelvo al punto. Es tan burdo lo que estás haciendo gallito, que el Centro Carter se fue espantado, horrorizado. Porque trampa sabían que ibas a hacer, pero leer unas cifras que parecen escritas por el par de encuestadores esos que tienes en la nómina, fue mucho para sus “hamburguesados” estómagos. No pudieron con tanto condimento. Y con respecto a las matemáticas que implican: a tomar clases de matemática de bachillerato. Pague un curso, porque esas cifras no eran “irreversibles”. En eso “la Tiby” era más técnica, más profesional. Y “el Elvis”, no tengo palabras para él. Lo nombro porque no se puede dejar de nombrar; pero ¿qué puede uno decirle? En las caricaturas basadas en el doctor Frankenstein, dicho personaje siempre es acompañado por un Igor. Bueno… ni siquiera se familiarizó con las cifras que le pasaron. Un desastre leyendo aquel adefesio. Una comedia.
Remato: yo sé que eres un hombre terco, lo has demostrado innumerables veces y te gusta salirte con la tuya a pesar del costo, así que lo más probable es que no escuches. Posdata: ¿viste que tu campaña fue malísima? Te lo dije. Otro consuelo: aunque hubiera sido la campaña del siglo, el resultado hubiera sido el mismo, Venezuela cambió. Ahora esa Venezuela espera que en lugar de que nos ofrezcas un cambio, cambies tú. Nada de estar desviando la atención tirándotela de machote porque Elon Musk mandó un mensaje por X. Nada de esas bufonadas. Deja el “show” y entrega las actas y reconoce. Y por favor, te lo repito con respeto, dejen la gritadera.
¡Gloria al vencedor: Edmundo González Urrutia!
¡Honor al vencido: Nicolás Maduro Moros!
Y al PSUV. A renovarse y a prepararse para ser oposición. La democracia es más importante que un gobierno circunstancial.
Maduro, El Aissami si puede, Alex Saab que está en la buena, el resto de Maduro & Co, y por supuesto Delsa, Barreto, “el camarada” Figuera, Enrique Márquez, Edmundo “para todo el mundo” y la Atreyu de la partida que aún no termina, MaCo, no se pierdan la caricatura “Súper Mostacho” por lapatilla.com. Pueden adquirir los capítulos en forma de NFT a través del siguiente enlace:
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